61. ENSAYO Y ERROR

1917 Words
Noviembre —Sigue… Sigue… —aceleré las embestidas dándole a mayor profundidad—. Sí, bebé, h-hazlo duro, mételo todo… Enrollé su cabello en mi mano para un mejor agarre y lo metí por completo, los golpes en su trasero resonaban en el baño siendo sus gemidos más y más sonoros hasta que no pude más y la masturbé consiguiendo que se corriera antes que yo, así pude soltarme en un último esfuerzo derramándome por completo. —E-Eso fue… i-increíble —su voz temblaba tanto como sus piernas, en tanto el aire ingresaba laborioso en nosotros. —Sí, l-lo fue… —salí de ella lavando el condón y lo boté tras asegurarme de estar limpio. Mi padre, en una llamada, me había pedido que fuese cauteloso en la universidad, pues al ser alguien con un apellido de renombre, no faltaría alguna loca que quisiera aprovecharse de esto y después de pensarlo bien accedí a su no tan descabellada petición. —¿Quieres una cerveza? Podríamos relajarnos en otra parte. —Sí, la necesito con urgencia y también algo de comer. —Ni lo digas, yo estoy igual —en un beso terminamos de vestirnos y salimos a un restaurante. Si bien no tenía amigos cuando llegué, curiosamente después de tatuarme y por un loco impulso de Jeremy, terminé en algunas fiestas con él, Akshay y su novia, conociendo a su vez a Stefany y Camille llegando a ser un grupo cercano, y aunque dije que no quería amigos en mi solitario primer año, eso no implicaba que me volviese un santo y Stefany fue quien comenzó a pretenderme, por suerte no era fastidiosa, pero sí es extrovertida y le gustaba divertirse por lo alto, y como no pude tomar alcohol en estas dos semanas, debía pasarla bien de otras formas siendo ella mi desfogue principal. —No creí que sería tan divertido estar contigo —comentó al llegar nuestro pedido. —Gracias, también me la ha pasado muy bien contigo…, bueno, más allá del sexo —en una risa brindamos dándole otra mordida a la pizza. —Trav, no sé si lo sepas, pero han estado esparciendo algunos rumores sobre nosotros. —Sí, al parecer somos novios y según escuché en una ocasión, estamos prometidos —rio nerviosa sin saber cómo seguir, pero yo estaba a gusto después del encuentro que tuvimos en el baño de la discoteca—. Igual no prestes atención, pero si necesitas que aclare las cosas puedo hacerlo. —Gracias, pero… ¿y si fuera real? Hasta aquí me llegó la tranquilidad… —¿De qué hablas? —La verdad me gustas ¡y no digo que yo empecé los rumores porque no es así!, aclaro desde ya, pero sí me gustaría tener algo contigo. —No creo que… —Sé que todo empezó como un juego, pero podríamos intentarlo, igual dices que te diviertes conmigo y así callaríamos los rumores. —Tiff, no creo que sea el mejor candidato, sabes que medicina consume mucho tiempo y no sería justo contigo. —Lo sé, pero estoy dispuesta a intentarlo… a no ser que no te atraiga para nada más que no sea sexo. —Oye, no es así, no te veo como mi juguete, en verdad me agradas, pero nunca he tenido novias y no sé qué tal sea en la materia. —No tienes que ser nada, ya estás bien así, eres caballeroso, atento y muy inteligente, además de atractivo —de todo imaginé menos que terminaría en esta situación—. Si quieres piénsalo, no tienes que darme una respuesta de inmediato. El resto de la noche no dejé de pensar en su propuesta imaginando mi vida con ella. Tiff no es fea, al contrario, es una de las chicas populares en su carrera y está involucrada en varias actividades, pero no me veo en esa situación todavía, aunque en parte también es extraño que aun teniendo recién dieciocho años no haya tenido ni una novia. —Ojalá estuvieras aquí, Xun, me serviría demasiado un consejo de tu parte. Con el alba, decidí salir a correr intentando organizar mi cabeza, quizás volver al ejercicio me haría bien de vez en cuando. —¿Travis? —frené en seco al reconocer a Walken, quien bajó del taxi acercándose con maleta en mano. —¡Tío V!, disculpa que no te abrace, pero estoy sudado. —Ven acá —sin importarle nada, me envolvió fraternal en sus brazos—. ¿Cómo estás, hijo? No creí que te vería tan temprano. —Bien, ¿qué haces aquí? —Estaré unos días para una conferencia, aunque esperaba que nos reuniésemos en la noche. —Por mí encantado y llegaste en el mejor momento. —¿En qué problema se metió este Oz? —cuestionó divertido avergonzándome. Por sugerencia suya, me acompañó al campus para cambiarme y luego partimos a su hotel donde nos quedamos conversando en el restaurante, le conté lo bien que me ha estado yendo en la universidad, mi relación con Rag y mi padre, y también le hablé sobre la sugerencia de Tiff. —¿Y bien? —¿Esta chica tiene algo que no te guste o que te haga rechazar la oferta? —No hasta ahora, no digo que sea la mujer de mi vida, pero tampoco es una arpía. —Entonces inténtalo, prueba el noviazgo y si no te gusta lo finalizas, lo importante es ser sincero con ella, pero más contigo mismo. —¿Crees que sea buena idea? —Venga, Trav, solo es un noviazgo, y no te casarás con ella sin la aprobación de Livi, créeme. —Esa sería una prueba de fuego interesante de presenciar. —Ni lo digas. Ya imagino la cara que tendrá cuando se entere de que su niño adorado se ha vuelto un hombre con novia —imposible no reírnos con la escena. —Supongo que podría intentarlo, y como dices, puedo terminar si no me siento cómodo. —Ensayo y error, hijo, solo así descubrimos lo que queremos en la vida, aunque las relaciones son más complejas que las ciencias. —¿Algún consejo para mi primera vez? —Sí, no porque sea tu novia, significa que dejarás de usar condón, no querrás que tu padre te crucifique —de nuevo ese tema me martilló pese a no haber pensado en este desde hace mucho tiempo—. ¿Qué pasa? —Nada, solo me pregunto si él se arrepintió de tenerme, pero no cuando nací, sino antes, cuando recién supo la noticia, de lo contrario no sería tan estricto con eso. —¿Quieres mi opinión como profesional o como amigo de tu padre? —Las dos —irónicamente sacó una licorera sirviendo un trago en cada taza de café—. ¿Así de malo es? —No, pero estoy con un Oz y cuando de temas delicados se trata, es mejor tener alcohol en las venas —en un gesto le di la razón—. Según me contó Oz, fue una noticia impactante para él porque jamás quiso tener hijos, obvio no sabía si en verdad era tu padre ya que esta chica no era su novia ni nada parecido y fue solo una cogida en una fiesta. —¿Pero…? —señalé, al saber que, con él, siempre hay algo bueno para algo malo. —Pero también recuerdo la felicidad que relució cuando me contó como se deslumbró ante tu presencia en la primera revisión prenatal, por eso, y sin saber si eras o no su hijo, trabajó muy duro durante el embarazo para que no te faltara nada. —Dime la verdad, ¿él me habría abandonado de no ser su hijo? —su silencio me mortificó y más por el tic en su mano—. No me mientas, Walken, tú no —supliqué esperando lo peor. —Él sabía que estaba la adopción, no sé si lo habría hecho, pero dijo que aun de haberte entregado, seguiría en tu vida asegurándose de que hubieses dado con unos buenos padres que te hicieran feliz… —de pronto ladeó su rostro como recordando algo agradable. —¿Qué? —Una vez tu abuelo me contó que al parecer, antes de que nacieras, Oz estaba casi resuelto a quedarse contigo sin importar si eras o no su hijo. —¿Mi padre se lo dijo a mi abuelo? —No lo afirmó, pero sí le dio a entender que ya te habías apoderado de su corazón y al nacer solo le pusiste firma y sello. —Adivinaré, cuando confirmó que sí lo era. —No —contradijo firme acunando mi muñeca—, en el instante en que te vio salir, eras su hijo, la prueba de ADN solo la hizo porque sí, pero no le importó, y eso me lo dijo el mismo Oz, aunque también era un seguro para él ya que al ser tu padre biológico podría luchar legalmente por ti. El calor en mi pecho era imposible de ignorar al darme esa noticia tan importante, puesto que, al analizarlo bien, tiene sentido la reacción de mi padre dadas las circunstancias y más porque siempre ha temido a su dichosa maldición, pero si decidió tenerme en su vida es porque me quería de verdad a pesar de lo que implicaba ser un padre tan joven. —Gracias, Walken, quizás con esto deje de martillarme un poco la cabeza. —Eso espero, porque tu padre no duda del cariño que te tiene y daría su vida por ti, literalmente. —No exageres. —No exagero —su adusto semblante me inquietó—, Oz no daría su vida por cualquiera, pero al conocerlo, supe que tú eras y sigues siendo su talón de Aquiles, ese hombre vive por ti, Trav. Para el mediodía debimos despedirnos al ir a su conferencia, pero yo estaba satisfecho con la charla que tuvimos y más porque nos quedamos hablando sobre cómo sería yo de padre siendo una imagen bastante interesante, pero no la quería todavía en mi vida, aun así, no debía temer a tener un noviazgo, así que busqué a Tiff en la facultad pidiéndole salir unos minutos. —Trav, si me pasé con lo que te dije, discúlpame, yo no… —Acepto —en una palabra, la detuve en seco—, solo recuerda que este es mi primer noviazgo y soy novato en el tema, pero no por eso dejaré de ser quien soy. —¿De verdad quieres que seamos novios? —Sí, si tú todavía quieres. —¡Sí! —se lanzó a mis brazos besándome risueña, casi caemos de no ser porque logré sostenernos, aunque tampoco pesaba al ser tan delgada—. ¿Qué te parece una cita en la noche para celebrar? Quiero darle una sorpresa muy especial a mi novio. —Me encantaría. ¿Paso a recogerte a las siete? —Mejor ocho, así adelanto el trabajo con mis amigas. —Espero que sea buena la sorpresa para hacerme esperar una hora más. —Te encantará —nos fundimos en otro apasionado beso y luego salió corriendo devuelta a su aula. Ojalá resulten bien las cosas, no quisiera que el final fuese dramático para nosotros, aunque no sé si el sentirme tan vacío (por no decir que en realidad no sentí nada cuando me besó) sea una buena señal, pero ya estoy en este barco y no puedo echarme atrás sin hacer al menos un viaje.
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