60. MARCA ALADA

2074 Words
Birmingham, Inglaterra – días después Travis No hay manera de explicar la felicidad que me trajo este increíble viaje que hicimos Rag y yo, pero anhelo repetirlo mínimo una vez al año, aunque me esforzaré por visitarla tanto como sea posible. —No era necesario que me acompañaras, pero te lo agradezco. —No importa, igual le dije a Marcus que nos viéramos en Londres para comenzar a trabajar, necesito desocupar mi agenda para el otoño. —¿Algo en especial? —Sí, Oz y yo viajaremos al norte, pero tomaremos un desvío en tu cumpleaños para visitarte. —No hace falta, cae un día de semana y justo son exámenes, así que no tendré tiempo de nada, mejor si pueden lleguen en diciembre. —Está bien… —extrañamente, divagó en lo que debía hacer al perder la vista en mí. ¿Será que se sentía triste al igual que yo por tener que despedirnos? —Chiquita… —me hinqué acunando su rostro—, me habría encantado pasar más tiempo contigo, pero cuando nos veamos te compraré los postres que quieras y haremos más recuerdos juntos. ¿Te parece? —asintió mordiendo su labio—. ¿Estás bien? —Sí, solo quería darte esto —sacó un sobre que no tardé en abrir encontrando varias fotografías del viaje que hicimos, siendo las últimas una de los petirrojos del desierto y otra del rabijunco etéreo que vimos la mañana siguiente a nuestra caminata nocturna—. Trav, ¿en qué me parezco a esa ave? —No sé si decírtelo, quizás sea muy loco para ti —comenté divertido al recordar su actitud en Canarias que al día de hoy sigue enamorándome. —Dímelo, no importa que sea descabellado. —Los colores. En ti hay mucha bondad y cariño —dije señalando el blanco—, pero también vuelas con tu oscuridad, una que está marcada en tu mirar —repasé las líneas negras en los ojos del ave y parte del plumaje en las alas—, pero escogí al rabijunco etéreo y el colirrojo porque ese mismo color caracteriza la pasión y locura que desbordas, quizás pude encontrar otra más fácil como una guacamaya, pero esta fue la que más se asemejó en el momento. —Eres un tonto petirrojo —murmuró tímida mordiendo su labio. Si algo me enseñó este viaje es que no solo incrementó mi cariño por ella, sino que también aprendí que Rag me llamaba así cuando se sentía avergonzada, todavía no es consciente de ello, pero como dijo mi padre, debo darle el tiempo de aprender sus emociones a su ritmo, aunque, mientras tanto, puedo disfrutar de ello tanto como me plazca de la misma forma en que ella se aprovecha de mí con su astucia, encanto y maldad. —Señorita Jhonson, su padre ha llegado a Londres —informó José (su mano derecha) terminando con nuestra despedida. —Nos veremos en unos meses. —Los estaré esperando —y como un necesitado, la abracé aferrándome de cada partícula de su ser para que se mantenga conmigo hasta su regreso—. Cuídate mucho, mi pequeña Phae, gracias por estos días tan especiales —susurré en secreto en su oído y sus uñas rasguñaron mi nuca lastimándome, pero no dolía la herida, sino su partida. —¿Travis? —¿Sí? —sin que lo esperase, besó mi mejilla abrazándome más fuerte. —Eres mío, Pyro, y un día el cuervo y yo te marcaremos para que no olvides a quién le perteneces —rayos… ¿Cómo es posible que a mí me haya tomado tantos años aprender magia y ella lo consiguiera con un susurrante truco? Lo peor es que ahora no podré quitarme este sonrojo en un buen tiempo—. Adiós, Trav. —Adiós, chiquita. Y así como nos unimos, así nos alejamos, pero al mismo tiempo estamos muy cerca al querernos como solo nosotros sabemos hacerlo, o bueno, como estamos aprendiendo, porque esto es un paso a paso. (…) Octubre Mi mente estaba a punto de colapsar con todos los exámenes de esta semana, cada año es más difícil y algunos docentes esperan demasiado de mí al ser hijo el famosísimo doctor Oz, pero esto es engorroso al no querer que me comparen con él y más porque mi especialidad es muy diferente a la suya. Aun así, intento no desanimarme y menos al haber mejorado la relación con Rag y mi padre, ya que en las llamadas que he tenido con ella he podido aprender algunas cosas de él. Sin embargo, hoy al ser mi cumpleaños quisiera tenerlos conmigo… Quizás debí aceptar su oferta y permitirles venir… —¡Oz, correo! —avisó el encargado de los dormitorios al verme llegar. Se me hizo extraño recibir correspondencia y más un paquete, pues mamá ya había enviado mi regalo días atrás, pero la sonrisa que salió desde lo más profundo de mi corazón esparció la ansiedad al encontrar el nombre de Rag y una carta sobre la caja. Trav, esto lo escogimos Oz y yo en Islandia y Noruega, esperamos que te guste. Feliz cumpleaños de parte de tu padre y mía. Rag. P.D. Gracias por acompañarnos en Noruega, tu cantar fue maravilloso cada mañana junto al ruiseñor. Me aparté hasta el sofá abriendo la caja donde saqué el empaque que tenía el sello de un cuervo dentro de una luna creciente, encontrando un reloj muy elegante cuyo mecánico interior era visible dándole un diseño particular y junto a este una nota: Espero que lo uses todos los días de ser posible, así recordarás que sin importar el tiempo ni el espacio, este viejo cuervo sigue pensando en ti anhelando verte volar muy alto y muy lejos del pantano, solo no olvides disfrutar de los pequeños detalles de la vida y descubrir sus secretos para que te maravilles como solo tú sabes hacerlo, mi pequeño petirrojo. Con cariño, tu padre. P.D. Hay una grabación escondida debajo del reloj, sé que la disfrutarás tanto como yo disfruté ese momento, ese es tu verdadero regalo. Mi curiosidad incrementó, pero intenté contenerla para abrir el obsequio de ella que despertó mi interés al encontrar un empaque con el sello de una luna creciente, pero en esta había un rabijunco etéreo con cola roja. Sin embargo, cuando creí que la mejor sorpresa sería ese sello, me topé con un hermoso álbum artesanal hecho en cuero y grabado con la letra de ella en la portada titulado: Familia Oz. Al abrirlo, encontré varias fotografías de cuando era un niño, mostrando mi crecimiento con el pasar del tiempo, otras de mi familia y en las últimas estaban las de su viaje en lugares tan maravillosos como utópicos, pues parecían sacados de un libro para niños lleno de magia y fantasía, entonces, con la última fotografía, encontré una nota y muchas hojas más en blanco. Nunca olvides de dónde vienes porque es parte de la base de quién eres, pero tú escoges quién quieres ser, así que sé el mejor mago para que un día puedas crear algo tan maravilloso como esto, siendo las páginas en blanco donde quedarán plasmadas las pruebas de tus hazañas, así, un día tus hijos sabrán de dónde vienen y el camino que han hecho los Oz. Un abrazo, Rag. P.D. Ve al final del álbum, hay otro pequeño obsequio para ti que recolecté en Noruega. Esta vez la intriga me capturó por completo y decidí ir a mi recámara teniendo la fortuna de estar solo, y en lo que buscaba la cámara para reproducir la cinta, fui al final del álbum quedando sorprendido al encontrar una colección de plumas de diversos colores vibrantes, tamaños y diseños, quedando en la última página una pluma negra, otra negra con blanco y rojo, y la última era roja con la punta negra, esto, junto a un pie de página que decía: Creo que sabrás quién es cada uno. Entusiasmado, coloqué la cinta rápidamente y los audífonos, era una grabación en una especie de aldea vikinga donde había mucha gente reunida alrededor de mi padre y Rag, pero ella estaba sobre una gallina, parecía ofuscada, murmuraba sin saber qué hacer y más al tener un enorme cuchillo que, según entiendo, era para sacrificar al animal, pero al final no pudo hacerlo y arrojó el arma alejándose de todos, aunque lo más gracioso era que la gallina se había ido con ella. Después había otra grabación, era de noche y la habitación estaba iluminada por la chimenea, lo más simpático fue cuando mi padre grabó a Rag durmiendo con la gallina. —Lo creas o no, planea llevársela, ha sido lo más loco que le he visto hacer y quería compartirlo contigo, solo no le digas que sabes este secreto, guárdalo para un día de lluvia —las susurrantes palabras de mi padre me cautivaron en tan particular petición, pero la felicidad que ambos me dieron no tenía límites. Repetí la grabación algunas veces más riéndome en cada una, así como también divisé las plumas recordando que mi padre suele decirle a Norah: “mi azulejo”, pero jamás le escuché decirle de alguna forma a Jade, o al menos no relacionada con un ave ya que a ella le decía “gatica”. De pronto me olvidé del cansancio y partí a la biblioteca buscando aves verdes y también azulejos, sacando adicional una lista de nombres que llamaron mi atención, entonces, una loquísima idea apareció en cuanto ingresó Jeremy Wilson, un compañero de carrera que estudia conmigo desde principios de año. —¡Jeremy! —¡Trav! ¿Cómo estás? ¿Preparándote para el próximo examen? —No, ya terminé por hoy, pero quisiera pedirte algo. —Claro, dime. —Enséñame tu brazo —extrañado, o quizás intrigado, levantó la manga permitiéndome ver a detalle los tatuajes—. ¿Cuánto tardan en sanar? —Dos semanas o menos, depende del tamaño y el cuidado. ¿Te interesa? Justo voy a hacerme otro en una hora. —Sí, aunque no sé haya tiempo para el mío. —Tranquilo, mi diseño no tardará mucho y Ami es un buen amigo mío, solo déjame buscar unos libros y salimos, así te daré tiempo de arrepentirte. —No creo que me arrepienta y quizás con la ansiedad que traigo pueda soportar el dolor de las agujas. —Sí, es probable que sí, aunque si pides a color dolerá más. —Como dice mi padre: Si el resultado lo vale, se soporta cada minuto. —¡Coincido con tu padre! En el camino pensé los posibles diseños al no saber si se podía plasmar lo que quería, por suerte el amigo de él supo comprenderme y me dio algunas ideas que mejoró el diseño. —¿Listo, Oz? Solo recuerda que esto será para toda la vida. —Cuento con ello, Wilson. Las horas fueron eternas al querer ver el resultado, también hubo dolor en ocasiones, sobre todo al final al tener la piel tan lastimada, pero lo que vi en el espejo me dejó sin palabras pues ahora tenía plasmada en mi espalda cinco plumas con unos nombres especiales que le había dado. La negra del cuervo tenía el nombre de Corvus, estaba en la base como sosteniendo a las demás que estaban intercaladas de lado y lado. A la derecha estaba la roja con un sombreado negruzco en la punta, titulándola Pyro, y encima estaba la azul (que decidí hacerlo degradado) titulándolo Cyan, siendo esta en nombre de Norah. A la izquierda quedó una muy particular cuyo borde era n***o, se degradaba con el rojo y en el centro era blanco con un suave sombreado grisáceo, titulándolo Phae, y encima quedó una verde muy hermosa con un particular diseño platinado en el centro por los ojos de Jade, titulándolo Chlo. Así, a partir de hoy, tendría a mis chicas conmigo siendo protegidos por el cuervo. —De seguro a mi abuelo le gustaría —murmuré fascinado sin creer que había hecho esta locura. —No sé si le guste, pero es claro que a ti sí y es todo lo que importa —comentó el tatuador cubriendo la zona. —¿Podrías sacarme otra cita? Quisiera hacer uno en nombre de mi madre y mi abuelo. —¡Claro! ¿Serán otras plumas? —No, pero tendré tiempo para pensar en algo, quiero que también sea especial.
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