25. TÉRMINOS DEL ACUERDO

1667 Words
Llevaba diez minutos en el suelo con la mirada perdida en el techo intentando procesar lo ocurrido con Mik, quien estaba a mi lado en la misma posición. No me atreví a darle la cara tras caer y ella a mí tampoco, solo silencio y… esto… —¿Seguirás sin decir nada? —No sé qué decir. —¿Tan mal estuvo? —preguntó preocupada y en un lento giro la observé con una cara de… de… —¡¿Eso es lo que te preocupa?! —¡No creí que serías tan difícil y tuve que usar otras formas! —refutó casi desesperada. —¿Otras formas?… ¿¡Otras formas!? ¡Tú eres la prueba viviente de que “hacerlo en reversa” sí es posible! —¿Debo tomar eso como un cumplido o como una ofensa? —cuestionó confundida mientras yo seguía sin creerme nada de lo que decía ni mucho menos lo que hizo en cuanto me amenazó, porque eso no es de Dios, o al menos no el católico. —Cuando volví a Londres creí que hablaríamos tranquilos de lo ocurrido, ¡no que terminarías violándome en la fotocopiadora! —¡No te violé! —chilló indignada apoyándose sobre los codos y yo hice lo mismo. —¡Aún! ¡No me violas AÚN!… Pero reconozco que estuvo increíble, ni siquiera en Ámsterdam me hicieron eso y lo irónico es que era una prostituta con experiencia. —¿Prostituta? Creí que eras virgen igual que yo. —Lo soy, pero Ámsterdam fue un regalo de mi padre cuando cumplí catorce, él, mis tíos y Walken fueron conmigo. —¿Catorce? ¿Y por qué no lo hiciste? —Por el mismo motivo que no lo hice días antes de eso con una chica mayor en Washington, porque no quiero entregarme a cualquiera. —¿Esperas a la indicada? Qué romántico. —Ja, ja, ja, qué chistosa —solté sarcástico riendo igual que ella—. No espero a la chica de mi vida, solo a alguien que me dé confianza, una con la que sepa que nuestra intimidad es más grande que la calentura y nos complementemos bien. —¿Y cuándo tendrás una novia para eso? —Nunca dije que tenía que ser una novia, además, si soy exigente para mi primera vez en la cama, imagínate para tener novia. —Más exigente que tu padre… Supongo que es propio en los Oz. —Bastante, por eso quería proponértelo. Aunque ella se echó a reír a carcajadas, mantuve la seriedad en mi propuesta hasta que finalmente fue silenciando comprendiendo de a poco lo que pasaba quedando sorprendida. —¿Lo dices en serio? —Sí, nadie me dio la seguridad que tú me diste y no es solo un cuerpo divino lo que me prende, sino la intimidad que comparto con alguien, eso lo tengo contigo. —N-No sé si… Es que tú… —No te sientas obligada, igual conozco los riesgos y solo lo haré si tú quieres. Pero que quede constancia de que quiero hacerlo contigo desde antes que ocurriera esto. —¿Cuándo lo decidiste? —Después del beso en casa de tus padres. —Trav… —se acercó quedando a centímetros de mis labios—, necesito que seas honesto conmigo y respondas con sinceridad. —Claro. —¿Eres gay? —No. —¿Seguro? —Bastante. —¿Y no sentías nada por mí antes de que supieras que era mujer? —No, solo aprecio y amistad, lo que sigo sintiendo, pero no me atraen los hombres —mordió su labio detallando cada facción de mi rostro—. Solo te advierto que no haré nada sin condón y eso no está en discusión, así como también quiero que te hagas exámenes, que obvio también me haré para que los veas y quedemos tranquilos el uno con el otro. —Un poco tarde para lo último, ¿no crees? —Lo sé, pero no hay excepciones ni negociaré en ello, por lo demás puedes tener tantos novios, novias o amantes como quieras, no me afectará siempre que te cuides con ellos y me lo digas sin tapujos. —¿Eres consciente de que esto podría salir muy mal si nos enamoramos? —Soy consciente de las consecuencias, pero siendo tú la persona que escogí no tengo por qué intimidarme por afrontarlas. Ella quedó pensativa en lo que yo seguía con un semblante neutro, seguro, pero por dentro moría de nervios al no saber qué respondería o si me rechazaría llegando a cambiar nuestra relación por completo, entonces pareció relajarse como teniendo la respuesta en la punta de su lengua. —De acuerdo, pero no lo haremos aquí. —¡Obvio no!, no dejaré que seamos el entretenimiento de Reinold —sus cálidos labios tocaron castos los míos—. Dejaré que tú escojas el día y si no te sientes preparada seguiré esperando. —¿Y si encuentras a alguien mejor o más bonita? —me sorprendió un poco su inseguridad, así que acuné su mejilla poniéndome más firme… en actitud. —Escúchame bien, si digo que quiero que seas la primera, es porque serás la primera y esperaré lo que deba esperar hasta que estés preparada, pero si para el día del grado seguimos sin hacer nada, tendremos una charla muy seria. —La mujer que se case contigo será muy afortunada —comentó sincera conmoviéndome. —Tanto como el hombre que conquiste tu corazón. De pronto fuimos interrumpidos por la alarma de la fotocopiadora, así que nos vestimos y organizamos las copias como si nada hubiese pasado, pero al salir nos encontramos sorpresivamente con Xun quien tenía ese jodido semblante inquisitivo poniéndonos nerviosos. —¿Se divirtieron? —Es la escuela y sacamos copias, ¿cómo podría ser divertido? —contesté indiferente, mas él chasqueó su lengua varias veces mientras negaba con su cabeza ensanchando perverso los labios. —Están metidos en un gran problema, caballeros, así que mejor vuelvan a entrar —colocó un letrero antes de adentrarnos a la fuerza y aseguró la puerta—. Por lo general soy un buen sujeto, pero si algo tiene este trabajo es que te encuentras cosas muy interesantes en los pasillos a cualquier hora del día. —No sé a qué viene esto, pero debemos volver a clase. —¿Nada por decir, joven Lawless? Está muy callado hoy. —Sí, gracias ayudarme, ahora debemos regresar al salón o estaremos en problemas. —Al contrario, ya tienen su primera falta y mejor agradezcan que fui yo quien los encontró o de lo contrario sí tendrían problemas —respiró profundo poniéndonos peor—. Este lugar apesta a sexo —enseguida Mik y yo alegamos por la acusación, mas él nos indicó callarnos con su índice en los labios—. Me importa un carajo si quieren clavársela entre sí, no es mi problema lo que se metan en el culo, pero sí son un dolor en mi culo si hacen estas cosas en cualquier lugar. —Xun, por favor no digas nada —supliqué aun cuando sabía de lo que podían señalarme. —Primera falta, Oz, y esto les costará más que unos cigarrillos. —Pero… —Por ahora vayan a clase y quédense tranquilos, no diré nada a nadie, pero el día que los necesite espero que recuerden lo piadoso que fui. —X-Xun… —levantó su mano silenciando a Mik. —Salgan de aquí que debo quitar el olor a sexo y no olviden limpiarse antes de ir a clase. (…) 8:30 p. m. Durante y después de clases mantuvimos el enfoque en otras cosas, pero no podía dejar de pensar en lo ocurrido, en especial al ser descubiertos por Xun y sé que es alguien de confianza, solo que me afecta el perder a una buena amiga, así como tampoco quería causarle problemas ni perjudicar su futuro. —Será mejor que nos controlemos en público —comenté cabizbajo. —¿Te arrepientes? —No, pero no quiero que salgas de Harrow —ella se sentó en mi cama observando el panorama nocturno igual que yo y apoyó su mentón en mi rodilla al haberla recogido hacia mi pecho. —¿Por qué? ¿Me extrañarías? Mik se veía tan tierna que me recordaba a mis hermanas, aunque también despertó mi deseo por vislumbrar esa casta imagen con la pequeña pervertida. —Demasiado —respondí con el mismo tono vacío que ella—, eres mi amiga, significas mucho para mí y no quiero perderte también. —Tienes un gran problema con la soledad y las pérdidas considerando que tienes una familia que te adora. —Demasiado… —sonreí melancólico viendo la nieve caer en lo que ella apoyó su cabeza en mi pecho y la abracé—. Si nos diremos adiós, al menos asegurémonos de graduarnos juntos, así te tendré año y medio más. —Será un año y medio muy loco. —Entonces, como diría mi padre: Hagámoslo divertido. —Solo será divertido si lo hacemos al estilo Oz que, por cierto, y hablando de estilos, nunca me dijiste si te gustó lo que te hice —y en un segundo pasé de la melancolía a la perversión. —No lo sé, ¿qué te parece si me refrescas la memoria después de que yo pueda hacerte algo digno? —ella bajó el cierre de su buso demostrándome la falta de ropa bajo esta. —¿Quién dice que no fue digno? De no ser así no te habría hecho “eso”. —¿Ah sí? —asintió maquiavélica—. Entonces tendré que esforzarme más para descubrir tus otras cartas hasta que decidas mostrarme la partida completa. —Veamos qué tiene bajo la manga, joven Oz. Sorpréndeme. Creo que este sería un excelente momento para hablar con mi padre y pedirle consejo como el buen dios de la lujuria y el pecado que es…
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