Wailani Mi mirada perdida se abstrae más allá del gran ventanal del centro hospitalario donde he comenzado a recibir mis primeras quimioterapias; ver la forma en que las personas caminan por las aceras riendo, corriendo, viajando en bicicleta… concentrarme en todo eso me hacía olvidar del tratamiento que estaba siendo inyectado directamente a mi vena, tratamiento que comenzaba a darme muchas náuseas e incluso me quitaba las ganas de comer. — Por ahí he escuchado, que cuando morimos, volvemos en el cuerpo de un animal — menciono sin dejar de ver hacia la ventana — si me dejaran escoger, volvería en guepardo — digo con seguridad al cerrar mis ojos. — ¿Y eso por qué sería? — Gabriel me pregunta con curiosidad, mientras que mi prima Mérida deja salir un lento suspiro. — Es el mamífero más