Erick Me despierto sintiendo la suavidad de sus piernas mezclándose con mi piel mientras y sus dedos tatúan tribales secretos en la superficie de mi pecho desnudo, lo que provoca que una placida sonrisa se forme en mis labios. Me doy vuelta para encontrarme con sus hermosos ojos que me miran y me sonríen, la apretujo contra mi pecho con el único objetivo de confirmar si todavía estamos sumergidos en ese hibrido de fantasía y realidad que conjuramos con nuestros candentes cuerpos, y felizmente confirmo que el sortilegio sigue vigente. — Buenos días. Me tomo el tiempo suficiente de poder apreciar su piel morena, el contorno de sus ojos castaños y lo perfilado de su rostro, además de lo enmarañado que lleva su abundante cabello como una innegable prueba de los actos del amor. Justo