2. Ben

2485 Words
La luz tenue en la habitación da el toque justo, la pared roja, el respaldo de la cama donde dos argollas doradas pequeñas descansa entre la tela de terciopelo también roja, desde lejos no se ve, solo queda como un adorno, todo en esta pared se camufla, la pared, el respaldo. Las demás paredes son blancas y los muebles negros, la cama estaba diseñada para no moverse, no quería quejas del vecino de abajo, no necesitaba que todos supieran que hacía en mi tiempo libre o por las noches. Observo como mis sábanas negras hacen contraste su piel lechosa, su cabello rojo se encuentran suelto y cayendo hacía un costado, en su cuello un collar n***o con una correa que ahora descansa en el colchón. Sus manos se encuentran esposadas en su espalda, dejando su pecho sobre el colchón y su increíble trasero levantado, dándome la mejor vista del mundo, está ansiosa, lo sé por cómo se remueve mientras espera que haga algo. Tomo mi fusta de cuero negra y pasó la punta cuadrada por su columna despacio, su cuerpo se sacude de nuevo, la despegó de su piel blanca y la azotó en su costilla derecha, se queja un poco y vuelve a estar quieta, su dermis se enrojece y mi polla se endurece en el acto, vuelvo a empezar. La fusta vuelve a su nuca, rozando su cuello con cuidado y ella suspira, comienzo a bajar despacio hasta llegar a sus caderas, sus manos se aprietan, sabe lo que viene o al menos lo intuye. La punta baja por su hendidura produciendo un gemido de su boca, la separó de nuevo y azotó su nalga izquierda, su cuerpo se arquea y jadea, me muevo un poco hacia atrás observando como la zona se enrojece y azotó la otra un poco más fuerte, Barbie gime con fuerza y agradezco que la música opaque el sonido de su voz, sigo con los azotes, izquierda, derecha, centro, sus gemidos de placer, hacen que mi polla apriete fuerte contra el jean que todavía tengo puesto. - Ben - jadea y la golpeó más fuerte. - Creo que tengo que recordarte las reglas - mi voz es ronca gracias a la excitación. - Mierda - la fusta se estrella contra su costilla con fuerza produciendo un quejido. - ¿Qué dijimos de las palabrotas Barbie? - toma aire y aprieta sus manos. - Que no se dicen amo - entre cierra los ojos y me mira con aquellos faroles cargados de enojo. - Sigues sin seguir las reglas - golpeó de nuevo su espalda y ella mira para delante. - Lo siento, amo - sonrío aun cuando sé que me está matando en sus pensamientos. - Creo que tendremos que castigarte igual - llevo mi mano hasta su clítoris - Creo que dijiste que necesitabas un orgasmo - comencé a mover mis dedos en la zona. Barbie podía pensar lo que quisiera de mí, pero siempre venía cuando las cosas no funcionaban y necesitaba algún tipo de descarga, tenía cierto morbo con eso de ser domesticada, le gustaban los castigos a pesar de que se quejara después, la excitaba, su cuerpo lo decía, la humedad en sus bragas y la forma en que gemía en cada azote. Seguí jugando con su clítoris mientras dos de mis dedos invaden su cavidad, sus gemidos aumentan de forma descontrolada y puedo sentir como me aprieta dentro de ella, sé que está cerca, así que saco mis manos de la zona y llevó los dedos a mi boca para chuparlos, sabe exquisita. - Hijo de… - balbucea y yo sonrió, aunque no me vea. - Nena, todavía no aprendes - mi mano se estrella contra su nalga con fuerza y se arqueó gimiendo. - Creo que hoy me voy a encargar de este pequeño - mi dedos fueron a su ano. Barbie suspiro y coloco la cabeza en la cama mientras mi boca se dirige a la zona para lamer despacio, vuelve a gemir y se arquea, mi boca no deja de humectar el lugar mientras mis dedos viajan a su clítoris, sus gemidos aumentan y sé que quiere tener un orgasmo, pero eso será cuando yo quiera. Vuelvo a alejarme y jadea, espero que se queje, pero no lo hace, aprende rápido, aunque se olvida de eso apenas pasa la puerta, tomo el lubricante y busco el objeto plateado y lo introduzco despacio en su cola, se tensa un poco, pero comienzo a estimular su punto G, su cuerpo comienza a relajarse y termino, sé que no le gusta mucho por ahí, pero los castigos son castigos y nada es peor para ella que hacer algo que no le gusta. Llevo mi pene a su v****a y la penetre con fuerza, sus manos se movieron, tome la correa y la enrede en mi mano, su pecho se despegó, su cabeza se elevó al techo mientras la penetraba con fuerza, podía sentirla jadear y gemir, mi polla palpitaba dentro de su cavidad, pero no quería terminar ahora, necesitaba que entendiera. Saque el dilatador anal y lleve mis manos a su pecho, su respiración agitada, como mi m*****o presionaba contra su ano entrando un poco, solté la correa para que volviera contra el colchón y me incline mientras la invadía despacio, mi mano fue al centro de su pecho hasta tocar la cadena que colgaba entre ellos, tire de ella rápido y termine de penetrarla. Gruñí y ella gimió mientras tiraba la pinza para pezones a un lado, volví a tomar la correa y comencé a moverme con fuerza, jadeos y gemidos inundaron mi habitación, el choque de mi cuerpo contra sus glúteos era la puta gloria, tenerla así, atada y a mi merced era la puta gloria, mi otra mano recorrió su v****a con un vibrador, sus piernas se tensaron. - No tienes permitido acabar todavía - siguió gimiendo y tire de la correa haciendo que su espalda se pegue a mi pecho - ¿Has entendido? - Sí, amo - la solté y cayó sobre el colchón. Prendí el vibrador y volví con mi tarea, Barbie se removía inquieta, pero no se dejaba caer, seguí embistiendo con fuerza, gruñí por lo bajo y le di la orden, sus piernas temblaron con fuerza mientras yo seguía un poco más, mis huevos se tensaron y mi pene palpitó, golpee dos veces más y lo saque para derramar todo mi semen en su espalda. Mis manos fueron a las esposas para desprenderlas, tome la toalla húmeda que descansaba en la mesa donde tenía mis juguetes y limpie la zona con cuidado. Barbie se recostó boca abajo y dejó que la limpiara como tantas otras veces, acaricie sus muñecas y masajee un poco sus hombros mientras ella suspiraba. Me recosté a su lado y abrió uno de sus ojos, ella era la única que podía quedarse luego de follar, nuestra relación era otra, me miró por un momento antes de que sus ojos se vuelvan a cerrar, tomé la sábana y el cobertor, la tapé, su boca se curvó en una sonrisa, luego de eso no volvió a moverse, yo tampoco lo hice, solo me recosté ahí y me dormí. Abrí los ojos cuando algo de luz entró por la ventana, el brazo de Barbie rodeaba mi cintura y su pierna descansaba con la mía, sonreí de lado y salí despacio directo al baño, me bañe lo más rápido que pude, tenía clases hoy y no podía faltar, más bien no quería falta, restregué mi cuerpo y salí segundo después, me observe en el espejo, acomode mi cabello y me afeite, antes de salir con la toalla envuelta en mi cintura. Barbie me miró y se levantó directo al baño, observé su cola desnuda contonearse hasta este y reí por lo bajo, no tendríamos sexo ahora, no porque no quisiera, necesitaba llegar a la universidad. Fui directo a la cocina con mis libros, puse café y prepare todo las cosas para llegar, Barbie apareció minutos después vestida y con el cabello mojado, le pase una taza y prepare una de sus tostadas, queso, dulce y se la pase para que comiera, ella sonrió de la lado y prepare la mía mientras tomaba aire. - Me vas a decir que ocurrió - no era raro que follaramos, pero lo de anoche me extraño. - Estaba con otra - tomó su café - Literalmente tenía su lengua en la cavidad bucal de aquella muchacha - suspiró - Lo peor de todo es que… - calló. - ¿Es, qué? - seguí con el desayuno. - Es bellísima, deberías verla, parece una maldita flor en medio del puto desierto - enarque una ceja - No estamos en la cama, puedo insultar - niego divertido - Además no eres mi amo - tenía que darle la razón en eso. - Primero - me observo - Eres bellísima Barbie, no dudes de eso, debes ser una de las mujeres más ardientes de la universidad - me sonrió - Segundo - continúe - No es ni la primera, ni la última mujer sobre la tierra, encontrarás alguien que quiera estar contigo - sorbió su nariz - ¿Estás llorando? - me levanté preocupado. - Me enamoré de ella - rompió en llanto y la envolví con mis brazos - Como una completa idiota caí a sus pies y ella saliendo con otras, porque no sé lo que quiero - me separo. - ¿Cómo? - se limpia las mejillas. - Eso dijo, que no me pueden gustar los hombres y las mujeres, o es uno u otro, ella necesita seguridad, que mejor seguridad que los sentimientos, por una mierda, le dije que la amaba - vuelve a llorar y la atrapo en mi pecho. - Ella se lo pierde, eres increíble, nadie tiene que decirte como vivir tu vida o que tiene que gustarte - bese su frente - No estes mal, volverá arrepentida y tú le dirás, tengo alguien que me folla como los dioses - comienza a reír. - El ego de los Pride Hamilton resurgiendo desde las tinieblas - nos miramos divertidos - ¿Qué pasó con Charlotte? - me siento. - Cuando me llamaste llorando, le dije que se fuera - enarca una ceja - Bueno, lo dejamos ahí, ella quería más, es divina, pero… - miré la mesa. - Insoportable, no sé cómo aguantaste esa voz chillona por tres semanas - aprieto los labios conteniendo la risa - Ben, nene, ¿vamos a pasear? Di que sí - se me colgó del brazo mientras imitaba su voz - Sí dices que sí, esta noche podemos hacer uno de esos juegos que tanto te gusta - no aguante más y comencé a reír. - Llegaremos tarde, vamos - me levanto y me sigue. - Gracias por lo de anoche - le guiño un ojo y cierro. La realidad es que me sorprendió verla en casa, cuando el timbre sonó con insistencia pensé que era alguno de mis amigos que venía para irnos de fiesta, Barbie solo había llamado y preguntado si Sam estaba conmigo, cuando le dije qué no y le consulté porque lloraba, solo colgó el teléfono, me quedé mirando el aparato por unos minutos debatiéndome si llamarla o no, pero opte por lo segundo, sabía cómo era ella y no quería salir baleado en ese drama, fue por eso que verla del otro lado de la puerta me dejó en cero, no me movía, no hablaba, solo reaccione cuando se abalanzó sobre mí rodeando con sus brazos mi cuello. No paraba de llorar y no sabía qué pasaba, así que la abracé y cerré la puerta mientras nos quedamos así, sin decir nada, después solo se alejó, me beso, ella simplemente tomó mi boca a su antojo, quise frenar, no estaba en condiciones para que me aprovechara, puede que me guste follar, pero no me aprovecho de las situaciones, pero ella no me dejo, solo dijo “lo necesito”, luego un “amo” y todo lo demás dejó de importar, entonces terminamos en todo esto. Ahora íbamos a la universidad juntos, las únicas chicas con las que me podían ver a diario era Sam y Barbie, con ellas podía moverme sin ser el comentillo de todo, las demás decían que habían pasado por mi cama, hablaban de mi m*****o o algo más, por ejemplo, de lo idiota que era, pero ellas no eran mis sumisas, solo sexo casual al cual le ponía un poco de sazón hasta encontrar a la indicada, a aquella con la cual confiar. - Esa chica no es para lo que tú quieres - habla por primera vez en todo el viaje y junto mis cejas antes de mirarla por un segundo y volver a mirar la calle. - ¿Qué chica? ¿De qué hablas? - rodó los ojos. - La compañera nueva, que miras como si fuera coca en el desierto, esa chica, no tiene rasgos de sumisa y al menos que quieras una relación vainilla - enarco una ceja - Cosa que dudo, será mejor que mires a otro lado. - ¿Relación vainilla? ¿Qué es esto? ¿Cincuentas sombras de Grey? - soltó una carcajada. - Siempre me causa gracias que sepas de esa película - sí ella supiera el por qué lo sé - ¿Te gusta? - entró en el campus. - ¿La chica? - golpea mi nuca y baja los pies de la guantera. - La película - niego. - Las chicas siempre buscan cursilerías, solo la uso para poder jugar, ya sabes, ella la ven, quieren algo así, yo me ofrezco amablemente - abrió su boca y carcajea. - Eres terrible Ben, simplemente terrible - estaciono y me mira - ¿Quieres que te bese para qué todos nos vean? - ladeo el rostro. - No se te ocurra - bajo y ella también. - Vamos tus amigos saben que follamos - la miro para que se callé - Lo dije en voz baja, pero en serio, ellos saben, no les asombrará, pero claro te arruinaría la casería con la chica - la miró de reojo - Mierda, de verdad te importa. - niego. - Solo quiero ver si podemos llegar a algo - negó. - Estás entrando en terreno peligroso, se lo que te digo - llegamos a nuestra clase y la observó sentada donde siempre, su codo golpea mi costilla - Ve con ella, si no te acercas, jamás llegaras a nada - dejo un beso en su mejilla y ella abanica su rostro como si estuviera acalorada. - Eres insoportable - niego divertido mientras ella me sigue - ¿Qué haces? - Ser insoportable - se sienta del otro lado de la chica - Hola ¿eres nueva? - la mató, salgo de acá y la mató, o la follo hasta que no pueda caminar.
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