3. Ben

2449 Words
- Hola, ¿Eres nueva? - el rostro de la chica giró para encontrarse con Barbie. - Hola - sonrió - Vaya eres mucho más linda en persona - la pelirroja sonrió. - Gracias, necesitaba que alguien me dijera eso hoy - enarque una ceja, le dije eso hace unas horas - Mí novia me acaba de engañar con otra - la observó - Tú eres hermosa también, ¿te gustan las mujeres? - la chica se rio un poco. - No, lo siento - Barbie suspiro - Bueno, al menos lo intenté - no lo podía creer, ella quería ganarme la chica. - ¿A mí no me saludas? - consultó y me miró automáticamente. - Tú nunca me saludaste - una sonrisa engreída aparece por su rostro - No sabía que Ben Pride era tan mal aprendido - sonreí mostrando mis dientes. - Hola - me devolvió el gesto. - Hola. El profesor de mercado entró y todos nos quedamos callados, el auditorio de tamaño mediano, una gran cantidad de filas llenas de bancos y largas mesas de madera se disponía en forma de semicírculo rodeando la parte baja dónde se encontraba un estrado y detrás de este una gran pizarra. No tenía idea de cómo se llamaba el profesor, dijo su nombre la primera clase, pero yo no presté atención, solo quedé en shock al ver a la chica que está ahora a mí lado, se suponía que ella no debía estar aquí sino un año más adelantado, pero aun así estaba, debía averiguar el por qué. El profesor comenzó a escribir y preste atención, el hombre era alguien imponente, por sus facciones no debía superar los cincuenta años, pero si era mayor de cuarenta, un metro setenta, cabello n***o, ojos marrones, llevaba barba de dos días y siempre venía de traje, trabajaba en una empresa de la zona y era el encargado de su área, lo sé, porque la primera clase nos comentó un poco de su vida, luego hablo con la mayoría de los alumnos. Yo participé poco y nada, todos sabían de las empresas de nuestra familia, solo respondí que sabía de esta área, afirmó y siguió con lo suyo. Ahora explicaba las cosas básicas de la área, manejo de la materia prima, su valor, costos, el sujeto no para, solo habla y habla mientras algunos tratan de tomar apuntes, otros escuchan, Barbie mira sus uñas y yo, trato de tomar apuntes como puedo de lo que puedo, pero al final cuando veo la hoja mis notas parecen malditos garabatos, giro para ver a mí compañera de fila y abro los ojos, sus apuntes son impecables, letra legible con algunas palabras que parecen claves. Me quedo perdido un poco en su perfil, nariz perfilada y algo redondeada, pecas en su rostro, apenas llevaba un poco de maquillaje, posiblemente algo de corrector y rímel en su ojos y labial rosa en su boca carnosa. Desvío mí mirada a Barbie que levanta y baja las cejas varias veces haciéndome rodar mis ojos y volver mí atención al frente, es insoportable, pero así la quiero, no de manera romántica, más bien fraternal. Vuelvo a prestar atención a la clase, el sujeto sigue hablando, pero yo me desconecto, trato de prestar la mayor atención posible, pero me es imposible cuando la tengo tan cerca y su perfume llega. Cuando la clase se da por finalizada, la chica toma sus notas y sale. Suspiro y me levanto, sé a dónde va, soy algo así como su maldito acosador, debo admitirlo, pero me canse de alejarme de ella y parece que la vida es jodida, porque llego para ponerla en mis clases, mi salón, como si fuera un chiste, algo que ella disfruta ver, seguramente se me ríe en la cara, yo sufriendo un colapso y ella pensando qué divertido es ver a Ben revolcarse por una mujer, algún día tenía que tocar. Salí despacio, quería hablar con ella, quiero hablar con ella y lo hare, pero le dejaré algo de ventaja, camine hasta el bufé y compre dos botellas de agua y unas barras de cereal, al final de cuentas no te dejaban comer en la biblioteca, no alimentos que manchen y esto no lo hace. Tomo las cosas, saludos a mis amigos que me miran curiosos, luego me llenaran de preguntas por ahora, los dejare con la duda. Harvard se caracterizaba por su prestigio, su campo amplio y las diferentes universidades, Sam se encontraba en derecho, uno de los edificios más antiguos, luego teníamos la escuela de medicina, educación, ingeniería, gobierno y mi lugar, negocios. También conocida como “HARVAR BUSINESS SCHOOL”, la fachada era de un marrón raro, al igual que las demás universidades, unos postes blancos muy griegos, adornaban la entrada compuesta de vidrios, muchos vidrios. Antes de llegar a ella un enorme parque de caminos de cemento, gran cantidad de árboles rodeaban la zona, árboles que ahora se encontraba sin hojas con gran cantidad de nieve, era casi época de fiestas, todo el mundo estaba terminando con sus obligaciones, frente a una de las entradas un círculo de baldosa roja y cemento, en su centro una campana dorada apoyada sobre una estructura cilíndrica con algo escrito en ella, no sé qué, jamás preste atención. Camino por los pasillos de baldosas con las botellas en la mano, algunas personas me saludan al pasar y tengo idea de quienes son la mayoría, pero bueno, las paredes blancas contienen fotos de algunos famosos empresarios que se recibieron aquí, incluso la de mí profesor, me detengo un momento. - Edgar White – enarco una ceja – Así se llama – murmuro y giro. Definitivamente debo prestar más atención, entro en la biblioteca, la chica morena de ojos cafés me observa y sonríe, sé que ocupa parte de su tiempo trabajando para la facultad, quizás es becada o algo así, es simpática, pero cuando estamos cerca siempre suspira, algo que me pone incomodo, no gusta, aun así, Maggi es guapa, en su cabello siempre lleva trenzas que bajan el volumen de su pelo afro, su piel es igual al chocolate y tiene un brillo increíble, ojos cafés y labios rosados. En algún punto me hacía acordar a la pequeña Emma, será por eso que no me atraía. Un olor a lavanda llega a mis fosas nasales, todo el piso de madera reluce con los focos del techo blanco, varias estanterías llenas de libros se encuentran en el fondo y haciendo pasillos donde descansan mesas rectangulares con sillas, luego una serie de mesas principales justo en frente de Maggi y el escritorio semicircular de ella. - Hola Maggi – me acerco y beso su mejilla – Hermosa como siempre, aunque quiero ver alguna vez ese pelo suelto – sonrió apenada y bajo la vista. - Hola Ben – murmuro – No lo sé, puedo asegurarte que no se me ve como a tu prima, por cierto ¿Cómo está ella? – sonrió. - Divina como siempre – sacó mi móvil – Mira – le muestro la última foto que mandaron. - Es hermosa – sonríe – No definitivamente no me queda así – niego. - Oh vamos, seguro te ves divina – busco con mi mirada a la chica y la encuentro sumergida en su libro – Haremos una fiesta pasado mañana, tienes que ir, invita a alguien – hizo una mueca – Estoy seguro que Mike te quiere ver allí – veo decepción en su rostro, pero es lo mejor, es muy buena, no puedo, además mi amigo gusta de ella. - Creo que iré – murmura y sigue mi mirada – Siempre que vienes la miras por horas y luego te vas antes de que se vaya – giro para mirarla – Creí que eras de esos que cazan sin problema – sonrió de lado. - Cuando los hombres cazan sin problema, es porque no les interesa más que para una noche, cuando te interesa algo más, te tomas tu tiempo – explico tranquilo. - ¿Hoy le vas a hablar? – afirmo. - Hoy es el día – palmeo la mesa – Deséame suerte – guiño un ojo y me alejo de ella. Camino despacio hacia ella, sus ojos no se despegan de los apuntes, pero frunce un poco su nariz, ladeo mi rostro divertido y tomo la silla para sentarme frente a ella, dejo una botella de su lado y abro la mía, suspira con fastidio y levanta la mirada encontrándose con la mía, sonrió simpático y ella rueda sus ojos molesta, no puedo evitar que me de risa su actitud. - ¿Qué ocurre Ben? ¿Tus gatos no están disponible el día de hoy? – enarco una ceja y ella toma la botella – Gracias – la lleva a su boca sin dejar de mirarme. - No ocurre nada – me tiro sobre la mesa con mis brazos cruzados acercándome más a ella – Pero me da curiosidad que te preocupe mi vida social – deja la botella y se acerca. - No me preocupa tu vida “social” – se encarga de hacer las comillas – Me preocupan las pobres ilusas que caen en tu trampa como moscas a la miel – chasqueo la lengua. - Nadie obliga a nadie a nada, ahora – ladeo mi rostro - ¿Por qué estas tan enterada de mi vida s****l Luna? – rueda los ojos. - No me interesa tu vida s****l, simplemente me asombra que vengas a hablarme – sube sus hombros – ¿Terminaste de coquetear con Maggi? – sonrió. - No conqueteo con Maggi, soy amigo de ella, aunque no lo creas tengo amigas mujeres – algunas, pocas. - ¿Cómo cuál? ¿Barbie? – sonrió – No me asombraría que a ella también te la follaras – esto está interesante. - Luna ¿Qué clase de obsesión tienes con mi vida s****l? – alza las cejas. - Ya te dije que ninguna, simplemente trato de entender, por qué después de un año, decides venir a hablar, cuando te has encargado de ignorarme desde tu pequeña obra de caridad – está molesta, se nota. - No hice obra de caridad, no me gusta la violencia sobre la mujer – la miro ofendido - ¿Crees que fue caridad? O es qué estabas acostumbrada a que te golpee – se tensa - ¿Cuántas veces te pego Luna? – lo mato, dios, lo veo y lo mato. - Mi vida es asunto mío Ben, tu sigue con la tuya – volvió al libro. - En realidad, me interesa tu vida, siempre te salude después de lo que paso – desde lejos, pero lo hice – No pensé que quisieras tener trato con alguien como yo, pero veo que soy tu hobby preferido, sabes toda mi vida – dejo de leer – Necesito saber dos cosas – enarco una ceja. - Te escucho y luego te largas – tiene carácter, me gusta. - Primero ¿Por qué cursas conmigo si vas un año más adelantada? – suspiro. - Perdí la materia por Patrick, preferí cursar este año a compartir con él – afirmo - ¿La segunda? - Puedes ayudarme, vi que tus apuntes y no sé cómo le haces – negó divertida. - Vere si tengo tiempo – movió la mano – Listo terminaste. - Aun me falta una – me mira. - Dijiste dos cosas – subí los hombros. - Conte mal – sonrió mientras se lleva la botella de agua a la boca - ¿Quieres salir a cenar conmigo? – se ahoga y tose salpicando toda la mesa – Ya sabes, plan cita. - Tú no tienes citas – murmura. - No, no tengo citas – es una realidad. - Entonces… - me mira raro, como si tuviera un ojo de más o baba en la cara, tendré baba en la cara, paso mi mano por mi boca y no siento nada. - Solo quiero salir contigo, creo que dejé un año en espera y al final nunca te agradecí los cuidados de aquella vez – es la escusa más pobre que podía haber inventado. - Yo tendría que agradecer lo de la otra vez – sigue mirándome con desconfianza. - Entonces, agradéceme aceptando la cita – lado su rostro. - ¿Qué estas tramando? – si ella supiera. - Conocerte – subí mis hombros – No sé, hacer algo distinto – negó. - No me voy a acostar contigo – sonreí. - No dije nada de acostarnos – entre cierra los ojos. - Lo estás pensando – me señala – Eres básicamente un promiscuo andante – relamo mis labios y sus ojos van a esa zona, bien eso es bueno. - Solo es una cita – levanto las manos – Y no soy promiscuo – bufa. - Eres promiscuo e imbécil – llevo la mano a mi pecho. - Has herido mis sentimientos – rodo los ojos. - Tú no tienes sentimientos – comenzó a recoger sus cosas. - ¿Quién lo dice? – enarco una ceja. - Charlotte, Abigail, Margaret, Lucia, Carla, Sofía, la chica de la cafetería – comenzó a contar con los dedos - ¿Sigo? - ¿Por qué sabes de mis ligues? ¿Me espías? – sigue guardando. - Que te vaya bien – tomo su brazo y me mira. - Vamos, es una cita, si sabes tanto de mí, sabes que no pido eso, solo les digo lo que quiero y ellas aceptan, no engaño Luna, soy sincero, lo único malo que hice con ellas es decirles que no quería una relación, no es mi culpa que esperaran más – mira nuestro agarre, luego a mí y la suelto. - ¿Cuándo? – sonrió. - Pasado mañana a las ocho – me mira confundida. - Es el día de la fiesta – lo sé. - Sí ¿Querías ir? – niega - ¿Salimos? - Pensé que… - negó – Okay, pasado mañana a las ocho – se está por ir. - Necesito tu dirección y tú número de teléfono – se vuelve y estira la mano. Le paso mi móvil, sus ojos se centran en la pantalla donde descansa una foto familiar, mis hermanos, mis padres, sonríe un poco y marca hasta hacer que su teléfono suene luego corta y me lo da, observo la pantalla como idiota al ver que puso “Luna” junto con un emoji de la misma y su apellido. Cuando levanté la vista ya no estaba, pero mi teléfono sonó mostrando un nuevo mensaje de ella, sonreí de lado y me senté. “Está noche te envió la ubicación, nos vemos promiscuo”
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