Thomas
La vida tiene sus momentos, yo tuve los míos y por ahora puedo decir que estaba en una situación que no me agradaba para nada, estaba enojado, furioso y en muchos aspectos me sentía hasta depresivo, una sensación que experimente luego de su muerte, pero no más que ese tiempo, ahora aquello cobraba mucha más intensidad, una intensidad casi agónica que me tenía de nuevo frente a esta puerta.
La placa dorada tenía garabateado su nombre que ahora tenía unos tintes marrones, la puerta marrón se encontraba cerrada, seguramente con alguien dentro contando sus miserias, lo mismo que iba a hacer yo, no es que estuviéramos muy alejados.
Suspire y mire a la secretaria, estaba sentada en su escritorio, con una sonrisa en el rostro y la mirada en el teléfono, tecleando mientras contenía las c
