La mañana se presentaba con un cielo despejado, como casi todos los días en Mendoza. En la casa el movimiento era más agitado de lo habitual debido a la cercanía de la fiesta de cumpleaños del dueño de casa. En general la fiesta era ostentosa y asistían invitados desde distintos puntos del país, lo cual no solo hacía el ambiente más animado, sino que ayudaba también a contactarse con hombres de negocios de distintas ramas y los lazos favorables no eran algo a lo que Sofía se opusiera, por lo tanto participaba activamente en cada detalle de la fiesta, lo que la hacía parecer la típica señorita refinada de alta sociedad que en realidad era. Tantos arreglos por hacer no le permitían poner ni un pie cerca de los establos o de las viñas, mucho menos recorrer el camino hasta la bodega. Por lo t