Obedezco y me pongo de pie. En un instante, Alan me atrae hacia su cuerpo, nuestros labios se conectan con una pasión poco realista.
Mi pecho se presiona contra el suyo, el placer rodando por mi cuerpo en oleadas.
Su lengua invade mi boca que aún sabe a su semen. Él gime contra mis labios, robándome el aire de los pulmones.
Las manos de Alan sostienen mis nalgas, apretando con una fuerza magulladora. Mis manos se extienden hacia su cabeza, mis dedos se enroscan alrededor de su suave cabello, más y más duro por momentos.
Alan desconecta nuestros labios y me hace señas para que me siente en el sofá de la sala de estar. Lo sigo con mis piernas tambaleantes.
Me inclina sobre el brazo del sofá, mi estómago presiona ligeramente contra él. Respiro pesadamente, anticipando tenerlo enterrado p
