—Espera... ¿Dónde estamos? —me echo hacia atrás, tratando de mirar por encima de su hombro. Los ojos llenos de deseo de Alan se oscurecieron. Trago saliva y sostengo su camisa entre mis dedos. —Terminé de ser amable —respira, enviando escalofríos corriendo por mi columna. Liberando mi cuerpo de su agarre, retrocede. —Desnúdate y ponte de rodillas —murmura. Busco sus ojos. Mis mejillas se sonrojan. La electricidad pulsa a través de mis venas ante su repentina demanda. —E-Hablas como... ¿en serio? —murmuro. La intensa mirada de Alan me dice todo lo que necesito saber. —Ahora, amor —el se inclina, su enfoque desconcertante. El calor se dispara a mi centro, haciéndome apretar mis muslos. Manteniendo contacto visual con Alan, me quito la chaqueta de encima de mi cuerpo. Cae al suelo