Suspiro, mis hombros caídos.
—Llévatelas —yo susurro—. Zio.
—¡Natalia! —Ana sisea como advertencia.
—Estoy segura de que Alpha Alan..—mis ojos se desvían hacia el rostro cruel de Alan mientras pronuncio—, ha pensado en darles un lugar para quedarse. Lleva a mis das amigas allí.
—No entiendes —Ana resopla, cruzando los brazos sobre el pecho.
—Entiendo —Miro en su dirección—. Pero ahora es entre mi pareja y yo.
¡Te estoy salvando de su ira, idiota! No creo que pueda ver la mirada trastornada en los ojos de Alan en este momento. Es casi como si estuviera a punto de perder el control y romperle el cuello a Ana, no quiero eso y si las cosas se intensifican... ya no estoy segura de sí Alan me escuchará y le perdonará la vida.
—Vamos, señoras. Dejémoslos en paz —Zio se levanta, repicando c
