Inhalo lentamente y contengo la respiración para calmarme.
Alan me evalúa, esperando que estalle sobre él y derrame todo.
—Llévame a casa —pronuncio después de un tiempo.
No puedo arremeter contra él en el hospital cuando tantos miembros de su manada pueden oírnos pelear. Incluso si tengo ganas de matarlo, no me atrevo a dejar que los demás sepan que estamos peleando, que hay una ruptura entre su Alfa y Luna. Dañará su imagen y la mía también.
Alan entiende mi punto y comienza a salir de la habitación. Me levanto y lo sigo con pequeños pasos.
El mismo auto está estacionado afuera del pequeño edificio del hospital. Me dirijo al asiento del pasajero y me acomodo. Alan enciende el motor y aleja el auto del hospital en silencio.
—Amor —el llama a mí con el extraño apodo que me ha dado cu
