Deseo es entonces.

1010 Words
POV DE NATALIA. Mi boca se abre, me duele la mandíbula cuando veo al hombre, gritando en problemas, sentado justo sobre mi cama. Jadeando, entro y cierro la puerta antes de que alguien de mi familia capte su olor o escuche el aumento en mi ritmo cardíaco. —¡Qué carajo! —murmuro por lo bajo. —Tenemos que trabajar en ese colorido lenguaje —el tararea con voz profunda. Poniendo sus manos a ambos lados de su marco, estira sus músculos y se inclina hacia atrás. Tomo una respiración profunda y temblorosa. La incredulidad me congela en mi propio lugar. —T... T... Tú. ¿Qué? Quiero decir... h... h... ¿cómo? —estoy en una pérdida de palabras. —¿Cómo estoy aquí? —su ceja izquierda se dispara. Su voz ronca me hace cosas raras. El calor ataca mi cuerpo. Cuando estás cerca de tu pareja, te afecta la temporada de calor. Giana me dijo esto y creo... que no estaba equivocada. —¿Algo te molesta? —una fina sonrisa toca sus labios. —¡Tú! ¡Quédate ahí! —estrecho mis ojos, apoyándome en la pared detrás de mí. Este es un momento de mierda para que esta temporada de calor me afecte de nuevo. Se inclina más hacia atrás, sus ojos recorriendo mi cuerpo. —Te escapaste con mi camiseta —respira. —Tú- Necesito pensar en las palabras que quería decirle una vez que lo encontrara. Pero cada vez que abro la boca, me arriesgo a jadear o gemir debido a las olas de calor que se estrellan contra mi cuerpo. Necesidad s****l. Deseo. Tirón grave. Toda flota en el aire como una niebla invisible, obstaculizando mi vista, nublando mi juicio. En contra de mis palabras, se pone de pie y camina hacia mí. No sé si es que camina lento o si lo estoy percibiendo. Se me cae la boca. La sangre corre por mis venas, mi corazón late con fuerza en mi pecho y mi pulso late irregularmente. Mi cuerpo ya en llamas amenaza con estallar en llamas. —Tú... —me quedo atascada en la misma palabra e intento tragar saliva. Se detiene cerca de mi cuerpo. Instintivamente, presiono mi cuerpo contra la pared fría para alejarme del Dios sexy que invade mi espacio personal. —Te ves molesta y excitada al mismo tiempo, amor —dice lo obvio Fuerzo un suspiro de mi boca. Mis manos se aprietan a mis costados, con ganas de tocar esta estatua de perfección ante mí. —La pregunta es… —levanta la mano y pasa el dedo índice por mi nariz. Mis ojos se cierran solos. Un gemido se escapa de mis labios antes de que un escalofrío me recorra la columna. —¿Qué es más fuerte? ¿La ira o el deseo? —suena genuinamente curioso cuando pregunta esto. ¡Me marcaste sin mi consentimiento, monstruo! Quiero gritarle, pero mi boca está demasiado seca para permitir que alguna palabra salga de ella. El calor ondula a través de mi cuerpo, más poderoso que antes. Echo la cabeza hacia atrás, recordando cómo la perdí la última vez, justo cuando sucedió esto. Mis ojos se abren de golpe para encontrarlo más cerca que antes. Me da una sonrisa acalorada de sabelotodo antes de fijar su mirada en mis labios entreabiertos. Me acerco a él, sintiendo su aliento caliente abanicando mis labios y poniéndome más caliente de lo que ya estoy. —Deseo es entonces —murmura en un tono sexy. Mi cuerpo responde a sus palabras inmediatamente. Y antes de que pueda reaccionar por completo y tratar de recuperar mi mente perdida, conecta su boca con la mía. Aquí va nada, pienso y me entrego a él como si fuera mi naturaleza. Mis labios se abren para dejar escapar un gemido y él aprovecha esta oportunidad para lanzar su lengua dentro. Me consume un deseo tan intenso que me estremece hasta la médula. Me está sacudiendo y haciendo temblar mi mundo. El beso es caliente, posesivo, demandante. Su lengua explora mi boca con avidez. Interrumpe el beso el tiempo suficiente para dejarme respirar con fuerza. Me levanta en sus brazos y, como la última vez, siento que todo pasa zumbando a mi lado antes de que mi espalda golpee el suave colchón. No pierde mucho tiempo en desnudar mi cuerpo ardiente. Lo miro a los ojos, atraída por la intensidad, la picardía y la dureza subyacente. Lo quiero. Y por lo que parece, él me quiere tanto, si no más. Me ha marcado y soy todo suya para tomar. Pero para mí, es como si estuviera respondiendo a la extraña llamada de la temporada de calor. No me doy cuenta cuándo me arranca exactamente el vestido, luego el sostén y las bragas. Me acuesto desnuda debajo de él. El calor me afecta más entre las piernas: es un dolor tan abrumador que necesito que se satisfaga de inmediato. Observo mientras se aleja un paso de la cama y se quita la ropa. Tomo nota de los tatuajes que marcan su cuerpo antes de concentrarme en la dureza de sus músculos. Enderezándose, se quita los pantalones y los calzoncillos, tirándolos a la basura. Mi mirada cambia y va directamente a su región inferior. No lo había visto así antes, prestando toda su atención. Es duro, grueso, chorreando líquido preseminal. Trago el nudo en mi garganta y levanto mi mirada oscurecida hacia sus ojos oceánicos. Me prometí que yo... empiezo a recordar las cosas innecesarias, pero cuando dobla una rodilla sobre mi cama, pierdo mi memoria de mierda una vez más. En el momento en que se cierne sobre mí y captura mi boca, sé que estoy perdida. Su boca se siente más caliente que antes. Enciende cada célula de mi cuerpo con pasión prohibida. Gimo en su boca insoportable-mente exigente. Mi estómago se contrae cuando su mano desaparece en mi cabello y tira de ellos... con fuerza. Se aleja y me empuja más contra la cama con el peso de su cuerpo de piedra.
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