3| Lo más intrigante

1266 Words
El chofer detuvo el auto frente a la mansión que habitaba Michael, este descendió del vehículo y entró de inmediato para darse una ducha breve. Bajo el chorro de agua, Michael retiró cualquier residuo que hubiese quedado de esa visita al club, no solo en su cuerpo, también en su mente. Aquel lugar que Michael James frecuentaba desde hacía unos meses era un club al que solo ingresaban personajes importantes, solo aquellos con chequeras enormes podían costearlo; las mujeres que eran contratadas eran elegidas por su belleza, sometidas a exámenes clínicos constantes, para garantizar al cliente que no portaban enfermedades, además de firmar acuerdos de absoluta discreción. No obstante, Michael James también tenía encuentros ocasionales con otras mujeres pertenecientes a su círculo, aunque jamás se involucraba sentimentalmente con ninguna. . Michael abordó otro de sus lujosos autos y ordenó a su chofer que lo llevara hasta la mansión Blake, eran pasadas las ocho de la noche y la brisa helada comenzaba a hacerse presente. El mayordomo de la mansión lo hizo pasar y Michael esperó en el salón principal a que apareciera su socio y amigo. —Pensé que no vendrías —espetó Lucio ingresando al salón principal con una evidente sonrisa, estaba feliz de verlo y compartir con él un trago. Lucio guio a Michael hasta su despacho. La mirada de Michael se centró en cada espacio, en cada decoración, desfiló por el pasillo principal observando todo con detenimiento, a pesar del tiempo que llevaba de conocer a Lucio, esa era la segunda vez que visitaba su hogar, comúnmente ellos solían beber en bares o reuniones de negocios. Ambos caminaron hasta el despacho que se encontraba cruzando el salón principal. —Ponte cómodo —pidió Lucio a Michael una vez que ingresaron al despacho y este retiró la silla para sentarse. Lucio rodeó el escritorio, pero antes de tomar asiento, sirvió dos copas de whiskey y le entregó una a Michael. —Quieres hablar de tu sucesión ¿Cierto? —preguntó Michael a Lucio y este sonrió. —Tan perspicaz como siempre —dijo él, sin asombro, sabía que a su socio no se le escapaba nada—. Es correcto lo que dices, quiero hablarte de mí retiro. Michael bebió de su trago, esperó que la sensación del licor rapando su garganta cesara para decir algo más, aunque el que habló nuevamente fue Lucio. —No soy viejo, pero aun así quiero alejarme de la empresa —espetó el hombre tomando el vaso entre sus dedos, observando el licor de color marrón y llevándolo a su boca. Lucio era un hombre apuesto, bajo esos elegantes trajes ocultaba un cuerpo que cualquier veinteañero envidiaría y que cualquier mujer podría desear. No obstante, había dedicado veinticuatro años a esa empresa y era momento de parar. —. Sé que mi hija kristen aún es joven, pero ha aprendido mucho de la mano de Elías —agregó Lucio, Elías era un viejo amigo y reconocido empresario que manejaba un periódico, Kristen llevaba dos años como su asistente y había aprendido lo suficiente para ser la sucesora de Lucio. Aunque era su única hija, Kristen había querido abrirse camino por su cuenta, así que se ganó un lugar en aquel periódico y ahora estaba lista para tomar el lugar de su padre. —¿Ella está aquí? —preguntó Michael a Lucio y este negó en seguida. —Kristen pasará el fin de semana con su prometido —avisó Lucio. Kristen estaba comprometida en matrimonio con el heredero de una cadena de restaurantes. Lo cual tranquilizaba a Lucio, pues el prometido de su hija era un hombre respetable. —¿Cuándo será la boda? —preguntó Michael con curiosidad —En un año —respondió Lucio. —Falta bastante, aun así, espero que nos acompañes —agregó con genuina alegría y aunque no era del interés de Michael acudir a esa boda, asintió. —Ahí estaré —aseguró Michael a su amigo. —Kristen se presentará en la empresa a partir del lunes, pues es mi ultima semana y quiero entregarle todo con tiempo. Michael suspiró hondo, aunque jamás se aferraba a las personas, saber que esa sería la ultima semana de Lucio en la empresa, no era de su agrado. Michael pasó alrededor de una hora bebiendo con Lucio, para después despedirse y abordar su auto para ir a casa. —Llévame a casa— ordenó a su chofer y este comenzó a conducir de regreso a la mansión, sin embargo, Michael recibió una llamada, el numero era privado y la voz del otro lado era de un hombre al que él conocía perfectamente. Michael sonrió luego de colgar la llamada, el hombre que lo había llamado también era cliente del club que Michael había visitado unas horas atrás y lo estaba invitando a un nuevo sitio, uno que él había inaugurado y que prometía ser mucho más exclusivo. —Cambio de planes —Dijo Michael a su chofer haciéndolo cambiar de dirección, ordenándole que lo llevara a ese nuevo sitio. El auto pronto se alejó de la ciudad, entrando en una zona boscosa, Michael elevó la mirada cuando la grava crujió debajo de los neumáticos. Esa era una enorme mansión alejada de todo. Michael estaba intrigado de conocer el interior del lugar y por supuesto, quería conocer a las mujeres que también estaban ahí para disfrutar de una buena noche. Al ingresar pudo ver que todos los rostros eran desconocidos, claramente los millonarios en ese sitio viajaban desde otras ciudades y todo se volvía más interesante cuando presenció un espectáculo frente a sus ojos. En las salas, delante de todos, observó a una mujer siendo masturbada por su acompañante bajo la luz tenue que invadía por completo el sitio con un aura erótica. Todo el lugar desbordaba lasc¡via, erotismo y lo invitaba a quedarse y perderse en una noche candente. Entre tragos y cigarrillos, las parejas danzaban al ritmo de la suave música, misma que acallaba los gemidos intensos de quienes optaban por follar en presencia de quienes quisieran deleitar su vista. Michael siguió a uno de los meseros sin ápice de sorpresa ante lo que veían sus ojos y tomó asiento en una de las cómodas salas. Desabrochando su saco y colocando su tobillo sobre su otra pierna, Michael bebió el trago de cortesía. Michael no necesitaba preguntar como funcionaba el lugar, sabían perfectamente que había personas que iban en busca de una nueva experiencia, queriendo pasar una noche excitante con su pareja, o algún desconocido, hombres y mujeres podridos en dinero que lo único que querían era satisfacer sus necesidades carnales, ahí no había un catálogo de acompañantes, eso era mucho más tentador, cada persona en ese sitio era como Michael, adinerados con gustos peculiares. Nada de eso era nuevo para él, nada de lo que ocurría en el sitio podía sorprenderlo. Hasta que su vista se posó en las curvas de la mujer en el taburete frente a la barra, su cabello azabache, ojos grandes color verde y unos exquisitos labios carnosos, sin duda Michael se llevó una agradable sorpresa. —Interesante— dijo Michael al contemplar a la chica con piernas de infarto que de igual forma cruzó su mirada con la de él y la mantuvo fija. Elevó su trago y bebió deleitando su vista con lo más intrigante de la noche. —No creo que tu prometido se encuentre en este lugar, Kristen —musitó para si mismo al contemplar el rostro de la hija de Lucio en un sitio que quizá, no era un lugar para ella.
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