CAPÍTULO 20 Ruedo los ojos e intento evitar que vea mis mejillas seguramente sonrojadas, ¿Por qué tendría verguenza en conocer a sus padres? Después de todo, ni siquiera somos amigos, no sabría ni siquiera como clasificar nuestra inusual relación de amor y odio. —Alen —digo con reproche. —No están aquí, llegan más tarde —aclara y me abre completamente la puerta del auto. Salgo viendo la fachada de su hogar y debo admitir que es bastante linda. Cuando entro me dan ganas de llamar al diseñador y felicitarlo por su obra. La casa esta decorada con colores neutros y un gran sofá blanco en medio de la sala, Alen desconociendo mi rostro de incredulidad me jala la mano con suavidad y me hace subir las escaleras. Me muerdo el labio queriendo ver más el lugar pero lo sigo sin rechistar, al intr