Lucia
Abro mis ojos y al girarme me encuentro a Lucas durmiendo en mi cama – PERO QUE CARAJOS – Grite haciendo que Lucas saltara de la cama
- Tranquila Lucia, no sucedió nada, charlamos y nos quedamos dormido
– luego de eso nos mire y estábamos vestidos lo que me dejo bastante tranquila y la verdad que algunos recuerdos llegaban, Lucas me acompaño a casa tomamos unas copas mas y solo dormimos
- Gracias Lucas, si fueras otro podrías haberte aprovechado y la verdad no quiero mezclar
- Lucia seria incapaz, además estoy seguro que si intentara algo me matarías – Reí ya que tenía razón, aunque con alcohol en el cuerpo no lo sé.
- ¿desayunamos? – le dije a lo que asintió y nos dirigimos a la pequeña cocina de mi departamento a preparar el desayuno
La verdad que este momento estaba siendo muy lindo, Lucas creía que se iba a tornar un gran amigo, era hermoso, alto, musculoso, cabello corto rubio, unos ojos azules como el mar, de verdad era muy lindo pero no estoy en un momento que quiera intentar algo más. Claro que tengo mis momentos, no soy una santa y a cada tanto salgo a buscar alguna victima para mis garras – estos pensamientos me hicieron largar una carcajada mientras preparábamos unas pancakes y café a lo que Lucas me miro extrañado
- Eres así siempre o solo cuando estas de resaca – me miro bromeando
- Ja que divertido eres, me perdí en mis pensamientos, desayunemos – dije llevando las pancakes a la mesa
Transcurrió la mañana mientras desayunamos y charlabamos sobre cualquier asunto, la verdad aunque me gustaba la compañía de Lucas quería estar un poco sola. Y gracias Diosito por escucharme ya que Lucas decidió irse.
Luego de esto descanse el resto de la tarde y al atardecer me fui al gimnasio de unos amigos así poder asistir a una clase de karate cosa que me encantaba, siempre que podía iba pero últimamente por el trabajo no podía.
Al llegar vi varias caras nuevas y lo que me dejo con la boca en el piso fue ver a Daniel Esposito entre ellos, vestido con un Karategui/kimono con este algo abierto y dejando ver todo su pectoral – Lucia tranquila es tu jefe – Dios que hombre más hermoso – chu chu pensamientos pervertidos repetía para mis adentros
Cuando saludo a Fernanda y Carlos mi pareja de amigos dueños del gimnasio quienes también eran encargados de dar estas clases, logro ver como una mirada me observa a lo lejos y estoy segura que es el.
- Fernanda dime que hace este hombre acá – Fernanda es una gran amiga y podemos hablar de cualquier tema, aunque después que se caso con Carlos no he querido atormentarla tanto con mis problemas y la dejo que disfrute su momento de recién casada
- ¿Cuánto tiempo querida amiga, te extrañe mucho, yo también, como has estado? Bien, ¿tu nuevo trabajo? Ah me alegro – dijo sarcástica
- Ja ja perdón, se que nos debemos una charla pero por favor dime que hace este hombre acá, si te parece después de acá nos vamos a mi casa o la tuya y nos ponemos al día – dije casi implorando.
- Perfecto señorita desaparecida. Es nuevo alumno, como ves tiene cinturón azul, hacia un tiempo no practicaba afuera de casa y dice que ahora quiere hacerlo, es un gran empresario y… - la interrumpí –
- Ya lo se, es mi jefe, o algo de eso, lo cuido a el y tiene cinturón azul – dije sarcástica
- Y tu n***o Lucia – dijo alzando una ceja y luego guiñándome
- Si pero no viene al caso
- Bueno en fin, ¿que tiene de malo?
- No nada, empieza de una vez – dije apurándola
Me acerco a los demás alumnos terminando de poner mi karategui por arriba de mi calsa y top y atándome mi cinturón viendo como el señor Daniel no deja de verme y se me acerca… ay dios porque me haces esto
- Hola señorita Monfort – dijo mientras terminaba de atarse su cinturón y se posicionaba a mi lado.
- Buenas noches señor – respondo sin voltear a verlo
- Que sorpresa verla aquí
- Si, siempre que puedo asisto a estas clases
- Me alegra saber que quien se encarga de mi seguridad tenga un cinturón n***o en karate
- En judo también – dije algo burlona y al fin lo mire y nuestras miradas se cruzaron
- Me alegra señorita, de verdad, no voy a mentir que al principio me pareció algo descabellado cuando me dijeron que una mujer iba a hacer parte de mi equipo de guardaespaldas pero luego que vi algo de usted me alegre
- Si hay que empezar a desconstruirse
- Bueno chicos a correr – grito Carlos
- En marcha – me dijo mi jefecito y le guiñe mientras comenzaba a correr y el me observaba
Así transcurrió la clase, algunos ejercicios, práctica y más de lo mismo de nuestras clases, algo que me encantaba y me sacaba de mis pensamientos. Mientras me senté en una banca esperando que Carlos y Fernanda salieran para irme con ellos a su casa, si como una nena esperando a sus padres, se me acerca mi jefe
- Lucia, discúlpame por haber dudado en algún momento de tu competencia, pero es muy satisfactorio tenerte en el equipo, ahora después de esto no voy a permitir que vuelvas a estar en recepción, espero volver a verte por aquí, y discúlpame por ayer - ¿Por ayer? No entendía nada – Nos vemos, hasta el lunes
Y antes de que le respondiera algo, lo vi a los ojos y como en un flashback recordé que era el, esos ojos color miel, con quien me había cruzado en el bar, mi boca no podía abrirse mas de la sorpresa, mi protegido había intentado coquetearme
- Si no hay problema, nos vemos Señor – dije en un balbuceo
Y así fue y quede observando como se iba con mi boca abierta hasta el piso sin poder creer lo que había pasado ayer hasta que llegaron Fernanda y Carlos sacándome de mis pensamientos haciendo que brincara del susto
- Ay ni que fuéramos tan feos hijita – me dijo Carlos
- Bueno, algo si, pero estaba distraída
- Ja, claro cariño ¿no tendrá que ver con que no podían dejar de mirarse con Daniel?
- Que dices Carlos? Si no lo mire a ese, lo corregí un par de veces como a tus otros alumnos, cosa que deberías hacer tu señor, vengo yo una vez por mes a hacer tu trabajo
- Si claro hijita, lo que tu digas – dijo Carlos largando carcajadas
- No lo escuches Lu, sabes que siempre te hace la vida imposible
- Tienes razón Fer, no vale la pena, no se que le viste a ese
Dije mientras me subía a mi auto sin escuchar que me decía de vuelta Carlos, cada uno fue en su auto a la casa del matrimonio y allí pasamos la noche comiendo y bebiendo, por lo que decidí quedarme esa noche allí, si es como si fuera una hija de ellos.
Daniel
Claramente ella no me había reconocido y yo como un idiota fui a pedirle perdón. Pensé que era alguien parecida a ella, pero resulta que era ella. Cuando iba a pensar que ella iba a estar en el mismo bar que yo cuando existen tantos bares en la ciudad.
Vamos en la camioneta junto a algunos de mis guardaespaldas con destino a mi casa cuando Lucas uno de ellos me habla
- Es linda, ¿verdad?
- ¿Perdón? – le digo confundido
- Lucia, es linda, ayer vi cómo te le acercaste en el bar
- ¿Que? No sé qué dices, ¿Qué lucia? ¿Tu compañera? – dije fingiendo desconcierto.
- Claro jefe, veo que usted también bebió demasiado ayer.
- Nadie te lo pregunto Lucas – dije cortante, ya que conozco a Lucas y se puede poner muy insoportable.
- Pronto la tendrás cerquita – dijo dándose vuelta en su asiento y guiñándome
- Creo que quien está más feliz por eso eres tu Lucas, por eso tanta insistencia. Recuerda que trabajo y relacionamiento no funcionan. – dije dejándolo sin tener que responder. Cuando después me perdia en mis pensamientos ya que era cierto que la iba a tener mas cerca, pero que mas da, solamente es mi guardaespaldas.