Capítulo 04 | Bestia |

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Algo en mi interior se enciende, la adrenalina se dispara y mis piernas se dejan llevar por ella. Bajo con velocidad, dirigiéndome a las puertas de madera de la oficina. Cuando me encuentro con aquellas puertas abiertas de par en par, me dan la absoluta respuesta de que Lauren está adentro y que ha encontrado algo que no debía de ver. Cruzo el umbral de la oficina, observando a mi esposa, con un destornillador en la mano y el cajón del escritorio, abierto con los papeles desordenados y encima del escritorio. Sus ojos se encuentran instalados en las carpetas negras, llenas de información escandalosa. Que ha sido ocultada para su conocimiento. Doy unos pasos hacia adelante, como si de la presa se acercara a su opresor. ─Detente ahí─ me advierte, señalándome con el destornillador. ─Ni se te ocurra decirme que lo que estoy por leer no me incumbe. Porque sabes muy bien que cuando se trata de ti, se trata de mí y si lo tienes oculto… es porque no es algo bueno─ habla, sus ojos me miran con intensidad.  Levanto las manos, dándole a entender, que es responsabilidad de ella, saber lo que aparece en ellas. Sus ojos me analizan por un rato; baja la herramienta dejándola en el escritorio produciendo un sonido vacío en la amplia habitación.  Sus manos se posan en las carpetas oscuras abriendo primero una, para ojearla por encima.  Bajo mis manos y termino de dirigirme al frente del escritorio. Vislumbro más de cerca su expresión, que se torna oscura al pasar los segundo leyendo la información nada agradable. Termina de ojear la primera carpeta y prosigue con la otra, cuando lo hace, su semblante cambia, a uno de sorpresa. Tapa su boca con una de sus manos, sin poder creer lo que lee. Cierra de golpe la carpeta, sobresaltándome. Sus ojos saltan a los míos, dejándome ver los brillosos que se encuentran y los decepcionados que están.  ─Dime que esto es una mentira, y que lo que acabo de leer lo has inventado solo porque no lo soportas─ expresa, su voz se oye quebrada cosa que hace que algo en mi pecho duela. Mi voz no prolifera, se inmuta a  no salir. ─¡Dime!─ Insiste Lauren, explotando ante las muchas confusiones que pueden estar viajando en su mente en este momento. ─Nunca mentiría sobre eso, por más que odiara a ese imbécil─ digo finalmente. Sus ojos verduscos me destrozan. Una lágrima inundada de decepción se desliza por su mejilla, tratando de escapar de todos esos pensamientos aturdidos.  ─Todo… todo este tiempo…─ suelta, con la voz en hilo. Rodeo el escritorio, con la inercia que doma mi cuerpo. Llego hasta ella, envolviéndola en mis brazos, con fuerza. ─Todo este tiempo… ¿fue él? ¿Él fue el que mató a aquella chica? ¿Nos quiere hacer daño? ¡Dime!─ Sus preguntas salen con desespero. Mientras la sigo apretando a mi cuerpo. ─No… no lo sé, Lauren─ respondo con una duda que sigue en mi mente. ─Mierda…─ farfulla en mi pecho. Siento sus manos sostenerse de mi camisa de manera aferrada, como si de eso dependiera estar de pie. Separo su rostro de mi pecho, para observar cuán hermosa es. Sus ojos se encuentran un poco rojizos, y su maquillaje está estropeado. Aun así, parece la criatura más bella y sublime que mis ojos han tenido la dicha de observar sin tapujos y con deseo. Mis labios tentados viajan en dirección a los suyos, deteniéndose a un beso de distancia. Siento su respiración cálida palpar mis labios, dándoles la sensación de que ese es el camino correcto donde ellos deberían de permanecer. Acuno con mis manos su cabeza, enredando mis dedos en su cabello, para pegar mi frente de la suya. ─No pienses en nada, por favor─ le pido, cerrando mis ojos. ─¿Todo esto también tiene que ver con lo ocurrido hoy en la tienda?─ Suelta, llevándome a mirarla. ─Kilian, no soy tonta. Sé que me quieres ocultar todo y que tú lo resuelvas solo, para no estresarme a mí… pero tienes que confiar en mí, somos uno ¿recuerdas?─ Inquiere, sabiendo qué decir y cuándo decirlo.  ─Lo recuerdo y muy bien. Pero te conozco más de lo que piensas Lauren Cordova y sé que podrías ser demasiado impulsiva… ya te he visto hacer muchas cosas por mí, déjame hacer esto por ti─ expreso rozando mi labio inferior con el suyo.  ─No soy tan impulsiva…─ dice, frunciendo su ceño de manera aniñada. Mis comisuras se elevan con sutileza. ─Sí, claro. Y yo no soy egocéntrico. Mira que eso es mentira─ digo con gracia. Ella sonríe de una manera necesaria. Aliviando todo en mi interior.  ─Vamos, confía en mí y déjame resolverlo─ le insisto, en manera de súplica. Sus ojos me miran con determinación. ─Juntos o nada─ propone -más en modo de amenaza que de otra manera- en su rostro puedo observar transparencia. ─Joder, Lauren─ suelto la queja rodando mis ojos. Sus labios chocan con los míos, llevándome a olvidar todo y a ser fiel súbdito de lo que ella diga. ─Buena manera de ganar─ musito en sus labios. ─Y así, es como controlas a una bestia─ narra de manera divertida. Dejo salir una carcajada efusiva ante sus palabras. Aprieto mis labios, observándola sonreír. ─¿Estás bien?─ Le pregunto todavía preocupado. Lauren mueve su cabeza de manera afirmativa, atrapando con sus dientes su labio inferior. ─Ahora tendré que actuar con Estefan, hasta que lleguemos a la verdad de todo esto… pero ya no importa─ encoje sus brazos tratando de quitarle importancia a todo. Pero sé que en el fondo le ha dolido saber eso de una persona a quien le tenía confianza.   ─No necesito explicaciones a tu comportamiento, tus razones tendrás. Pero Estefan estuvo gran parte de mi vida mientras tú estabas ausente, sé que puede parecer extraña su presencia… pero, estoy viviendo mi felicidad, al formar una familia contigo, él puede estar presente si desea. Tienes que controlar tu carácter si quieres que sea feliz─ habla, sus palabras salen como tormentas indomables. Dejo salir un suspiro, derrotado. ─Quizás ya estoy alucinando más de la cuenta, quiero que entiendas que solo quiero protegerte… él no me causa buena espina. Lo siento, no pensé en cómo te sentirías con mi sobreprotección─ murmuro, bajando la mirada. Sintiéndome inútil por no darme cuenta de que la incomodaba con mi apabullante manera de amar.  Siento sus manos en mis mejillas, levantando mi rostro. Para encontrarme con sus hermosos luceros oscuros. Dejo salir un suspiro por tan hermosa escena. ─Amo la manera en que me amas, pero es importante que nuestras vidas sigan su curso, el miedo es el peor enemigo para nosotros─ menciona, cerca de mis labios. Mi corazón palpita con fuerza ante su inevitable dueño convertido en una tormenta delirante. ─Te amo… como sé hacerlo─ murmuro. ─Gracias por amarme, Kilian─ menciona para besar mis labios sintiendo el calor de su piel albergarme por completo y llevando una corriente desde la punta de mis pies hacia lo más recóndito de mi cuerpo. Siendo domado por la Tormenta.  ─Ve a hablar con Rubén, por ahora no quiero saber nada de nada─ me informa, llevándome con otra sorpresa… ella nunca se cansa de dármelas  ni yo de recibirlas. ─¿Segura?─ Le inquiero viendo cómo ella se aleja de mi cuerpo. ─Sí, luego debatiremos. Soy buena atando cabos sueltos ¿Aún lo dudas? Me necesitas, guapo, soy mujer… tengo una especie de don─ expresa de manera segura.  Mis comisuras siguen emocionadas. ─No tengo la menor duda, guapa─  digo, acompañándola a la puerta de la oficina. ─Prepararé algo de comida─ me informa, mientras sus manos acarician la mía. ─¿Cómo esposa y esposo?─ Inquiero irónico. ─Como esposa y esposo─ afirma, deteniéndose. Se posa en mi frente, mirándome con una expresión sublime. Levanta su mano libre, y acomoda un rulo de mi cabello. ─Te amo, Bestia─ dice, haciendo que mi corazón se acelere como el de un adolescente cuando le dicen por primera vez, que lo aman. ─Lo sé─ murmuro con gracia.  Ella me achina sus ojos arrugando su nariz, haciendo una especie de mofa hacia mí… preciosa. ─¡Vaya a trabajar, que tenemos que mantener esta casa!─ Exclama dándome una nalgada. Me saca la lengua y cruza el umbral caminando hacia la cocina. ─¡Estás loca, mujer!─ Le digo de vuelta. ─¡Lo sé, payaso!─ Dice,  haciéndome sonreír como un idiota enamorado. Me encuentro sentado a un lado de Rubén, quien me demuestra de manera atenta,  la experiencia que lleva en sus zapatos. Explicándome la investigación que ha hecho.  ─Podría decirse que el implicado, realmente quiere llegar a algo. Y está realmente cerca─ habla, pasando las hojas con imágenes estáticas de una cámara de seguridad, mostrándome a un sujeto de espalda con una capucha, siempre cerca de la ubicación donde se ha encontrado Lauren últimamente. 
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