Capítulo 3

1125 Kata
  "¿Qué estás haciendo?", preguntó fríamente la voz de un hombre justo detrás de ella; pues, de hecho, dado que Nan se fue tan rápido, él tenía miedo de que ella lastimara a Wanrou.   Al principio, Wanrou solo se quedó mirándola nerviosamente y con una expresión de fastidio en su rostro; pero, al ver repentinamente a Yanchuan detrás de la mujer, ella empezó a llorar desconsoladamente mientras se cubría la cara por el dolor.   Luego, con una voz completamente fingida, le respondió delicadamente: "Su Nan, la verdad es que me malinterpretaste. Yo realmente no hice nada".   A decir verdad, después de aquella bofetada, Wanrou pensó inmediatamente que Nan estaba loca; sobe todo, porque no entendía como se ella atrevía a golpearla frente a Yanchuan.   Sin embargo, como Nan tenía la seguridad de que la mujer le estaba mintiendo, ella sonrió de manera burlona y, le dijo: "Por favor, no finjas más. Sé perfectamente que eres tú".   Luego, con una mirada completamente escalofriante, Nan se acercó apresuradamente a Wanrou, sacó la foto impresa de Yanchuan que ella le había enviado a su celular y, la arrojó a frente ambas personas.   Al mirar la foto, Yanchuan se quedó muy conmocionado y confundido por aquella imagen; mientras que, el rostro de Wanrou se puso extremadamente pálido. De hecho, aquella foto era de la noche anterior, cuando se quedó ligeramente dormido d los ojos en su visita   En realidad, tras ver que la foto era de la noche anterior, Yanchuan supo rápidamente en qué momento se la habían tomado; pues, durante su visita a Wanrou, él se quedó ligeramente dormido debido a todo el cansancio que sentía.   Además, también llegó a sospechar quien se la pudo haber tomado; ya que, en ese momento, solo estaba Wanrou a su lado.   Por su parte, Wanrou sabía perfectamente quién había tomado esa foto, pues con ella quería el herir el corazón de Nan; sin embargo, no pensó que fuera tan difícil y, sobre todo, que fallaría su malévolo plan.   A decir verdad, en el pasado, Nan hubiera estado muy preocupada por su comportamiento frente la presencia de Yanchuan; sin embargo, ahora se sentía mucho más aliviada al no tener que hacerlo.   Inclusive, sin importarle en lo absoluto la presencia del hombre, Nan sonrió indiferentemente y, con un tono de voz realmente frío, le dijo: "Como dije, solo estoy aquí para saldar cuentas contigo. Wanrou, por si no lo sabes, la persona que rompe las familias de otras personas es la amante y, en este caso, esa mujer eres tú. Bueno, ahora que has conseguido lo que tanto deseabas, te deseo una gran prosperidad".   En realidad, por más tonto que fuese, Yanchuan entendía perfectamente cómo llegó esa foto a manos de Nan; sin embargo, aún no comprendía porque sentía ese extraño sentimiento en su corazón o, porque su expresión cambió instantáneamente.   Después de ello, con una mirada fría e impotente, Yanchuan miró fijamente el rostro pálido de Wanrou; mientras que, tras notar su mirada penetrante, la mujer sintió un escalofrío por todo su cuerpo.   Luego, con la mirada puesta en él, Wanrou trató de defenderse rápidamente: "Yanchuan, de verdad que yo no hice nada, Su Nan me malinterpretó. Yo no fui quien tomó esa foto; quizás alguien la tomó y se la envió para incriminarme".   Al ver que el hombre frunció ligeramente el ceño después de escucharla, Wanrou empezó a tirar cuidadosamente de la manga del hombre y, sollozando, le dijo débilmente: " Yanchuan, aunque no fui yo quien lo hizo, puedo disculparme con Nan por lo sucedido y, si lo de la donación de sangre está afectando su relación, te pido que ya no la busques más. De verdad que yo no sé nada sobre esas fotos, te lo juro por Cheng Heng".   Al escuchar el nombre de 'Cheng Heng', Yanchuan rápidamente pensó en su amigo, quien estuvo con él en las buenas y las malas y, quien le encomendó específicamente una tarea antes de su muerte; así que, tras recordar ello, el rostro frío del hombre se fue suavizando lentamente.   Luego, sin darle mayor importancia al asunto, Yanchuan dijo con rapidez: "Su Nan está un poco alterada, así que no debemos tomar ninguna decisión en este momento. Ahora, solo necesitamos enfocarnos en tu salud".   Tras escuchar esas palabras del hombre, Wanrou rápidamente siguió actuando como toda una profesional y, cubriéndose la cara en el lugar del golpe, ella negó con la cabeza y le dijo débilmente: "No te preocupes, eso no importa".   Por su parte, Yanchuan asintió ligeramente y, solo miró a Nan que estaba de pie a su lado; sin embargo, al ver una expresión indescriptible en el rostro de la mujer, él sintió como un sentimiento extraño brotó desde el fondo de su corazón.   "Enserio, ¿te vas a divorciar por esto? Entonces, primero deberás donarle la sangre a Wanrou", dijo el hombre cuidadosamente y, aunque tenía la intención de dejar en claro toda la situación, él sabía perfectamente que, ese no era el momento ni el lugar adecuado.   De hecho, en ese momento, para el hombre lo más importante era la salud de Wanrou; después de todo, pensó que esa foto era insignificante y que podría explicárselo más tarde a la mujer, pues tampoco quería que apareciera más fotos en secreto.   No obstante, tras escuchar ello, Wanrou finalmente respiró aliviada, ya que no solo había escapado de un gran desastre; sino que también Yanchuan la había elegido nuevamente a ella, haciendo a un lado a Nan.   Al darse cuenta que la actuación de la mujer fue tan buena que ella perdió nuevamente, Nan no quiso involucrarse más con ellos; así que, mirando al médico a su lado, ella le preguntó con total tranquilidad: "¿Está seguro de que necesita una transfusión de sangre?".   Al principio, el médico se quedó un poco aturdido por su pregunta y, solo después de ver la secreta mirada del rostro de Wanrou, él asintió lleno de pánico.   Luego, con la mirada de Yanchuan muy fija en él, el hombre respondió lentamente: "Sí, la señorita Qiao acaba de caerse y su pierna perdió mucha sangre; por ello necesita urgentemente una transfusión".   "Entonces, ¿qué estamos esperando?", ordenó Yanchuan con total frialdad, sin importarle siquiera la decisión de Nan; mientras que, un poco atemorizado y avergonzado por todo lo que estaba haciendo, el médico respondió: "Sí, enseguida arreglo todo".   Tras escuchar las órdenes de Yanchuan, Wanrou miró ligeramente a Nan y sonrió orgullosamente por todo lo que estaba logrando; sin embargo, después de ello, la mujer también pidió firmemente: "Esperen un minuto".   A decir verdad, esta vez, Nan no obedeció diligentemente como de costumbre; por el contrario, dio un paso adelante y, con un movimiento realmente dominante, levantó inmediatamente la colcha de Wanrou.
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