CAPITULO 31

1312 Palabras

CAPÍTULO 31. ―No necesito decírtelo ―ella no iba a mentirle, pero tampoco le confirmaría su sospecha. Máximo dejó de jugar con su teléfono móvil, como si hubiera esperado esta respuesta. Cuando Thalia lo miro, sus labios se tiñeron de repente en una sonrisa indiferente y sarcástica, que le hizo sentir escalofríos. Instintivamente, sintió que él todavía tenía algo que decir, pero en ese momento sonó el teléfono. ―Soy Máximo ―su voz era plana y tranquila, sin ninguna emoción. Thalia se quedó allí sin moverse. Él sostuvo el teléfono y no hablo, solo escucho, sin ningún cambio en la expresión de su rostro. Luego lo vio hacer una llamada telefónica, el ama de llaves entro en la cocina y no salió, mientras que Piero y Rebeca y otro se hicieron a un lado y nadie hablo. La enorme sala de

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