Me levanto muy temprano para ir a correr por un rato ya que en los últimos dos días no lo he hecho. Tomo mi celular y veo más de quince mensajes de Ana, ruedo los ojos y decido no contestar.
Salgo de mi habitación y bajo las escaleras trotando, camino hacia la cocina y me encuentro con mi madre.
- ¿Vas a desayunar? - pregunta mi madre y yo niego con la cabeza.
- Solo quiero un jugo de naranja Tere. - digo mientras miro a Tere, nuestra cocinera.
- ¿Ya hablaste con Harry? ¿Que harán hoy? - cuestiona mi madre mientras revisa su celular.
- Ni si quiera tengo su número de teléfono.
- Ah, no te preocupes, él tiene el tuyo. - dice mientras sonríe y sale de la cocina.
Ruedo los ojos y Tere me entrega el jugo, me lo tomo muy rápido y salgo de ahí.
Ya estando en la calle comienzo a correr en dirección opuesta al sol mientras Dua Lipa deleita mis oídos.
Corro por una media hora hasta que de repente sale un tipo en una esquina, no alcanzo a frenar y él ni si quiera se percata de mi presencia.
Ambos caemos de espaldas y yo suelto un pequeño grito.
- ¡Idiota! ¿A caso no tienes ojos? - él me mira y comienza a reírse.
- Eres tu la que no tiene ojos, yo venía de espaldas y según lo que yo se, ahí no tenemos ojos. - lo miro con enojo y frunciendo el ceño.
- ¿Y qué persona en su sano juicio camina de espaldas? - él se ríe y se levanta.
- ¿Nececitas ayuda? - extiende su mano para ayudarme pero yo no la tomo y me levanto tan rápido como puedo.
- No necesito la ayuda del tipo que me tiró.
- Jaja las niñas ricas siempre son muy especiales ¿No? - dice entre risas y vuelve a extender la mano. - Soy Imanol y no soy rico como tú pero si educado. - entre cierro los ojos y paso a un lado de él trotando.
- ¡Fue un gusto conocerte, bonita! - grita y yo no puedo evitar reír, tengo que admitir que es un tipo muy guapo.
Una hora después regreso a mi casa y me meto a bañar, bajo a desayunar y el timbre comienza a sonar.
- Señorita Ana. - escucho decir a Morgana, la ama de llaves.
- Hola Morgana, ¿Dónde está Allison? - cuestiona Ana con su voz chillona.
- Ana banana, estoy en el desayunador. - digo y enseguida escucho sus pasos apresurados.
- Tienes que contarmelo todo bebé. - tiene una gran sonrisa y los ojos abiertos como platos.
- Sientate bebé. - digo y de inmediato comienzo a contarle.
Después de media hora termino de contarle todo a mi mejor amiga y ella parece estar confundida.
- Entonces, ¿Quien es más guapo? - cuestiona moviendo la cabeza.
- No lo sé, los dos, no se. De todas formas los dos son insoportables y con uno me voy a casar y al otro no lo volveré a ver.
- A ver, si, o sea, pero a Harry no lo amas e Imanol trabaja por aquí cerca, así que podrías tener una aventura salvaje antes de ser la señora McBride. - la miro asqueada y niego con la cabeza.
- Estás loca Ana, será mejor que vayamos a la piscina para que se te refresque el cerebro.
- Como quieras, pero yo que tu... - no logra terminar ya que el sonido de mi celular la interrumpe y yo lo tomo de inmediato.
Es un número desconocido, miro a Ana tratando de buscar un consejo y ella me indica con señas que conteste, así que lo hago y pongo el altavoz.
- ¿Hola?
- Allison. - escucho la voz de un hombre que se me hace un poco familiar. - Soy Harry, esta noche tengo una cena de negocios, prometí que me acompañaría mi novia, así que paso por ti a las ocho. - miro a Ana y frunzo el ceño.
- Harry, gracias por la invitación pero... - no termino la oración ya que un suspiro me interrumpe.
- Allison, no es una invitación, es un compromiso, a las ocho estoy en tu casa. Por cierto, no me gusta esperar. - dice y antes de que pueda articular palabra, me cuelga.
Ruedo los ojos y lanzo el celular contra uno de los muebles.
- ¿Crees que será posible vivir con este ogro? Es insoportable. - Ana me mira y sonríe.
- A mi me parece sexi. - dice Ana mientras suspira.
- Agg, que asco Ana. - la miro con asco y camino hacia el patio trasero.
Estuvimos casi todo el medio día en la piscina y después de comer nos fuimos a mi habitación a ver películas.
-Ali, son las seis y media, ¿No piensas prepararte para la cena? - veo a mi mejor amiga y abro los ojos a su máxima capacidad.
- ¡Diablos! Se me olvidó por completo.
Me levanto de un salto y comienzo a buscar vestidos, Ana me dice que ella lo busca por mi y que yo me meta a bañar y le hago caso.
Diez minutos después salgo y ella ya tiene un hermoso vestido color rojo en la cama. Termino de vestirme, Ana me ayuda con el maquillaje y el cabello. De repente comienzan a tocar la puerta de mi habitación y corro a abrir.
- Señorita Brown, el joven McBride está aquí.
- Gracias Louis, dile que enseguida bajo. - Louis asiente con la cabeza y se va.
- Ana, ¿Te vas a quedar a dormir?
- No puedo amiga, hay una fiesta hoy y no me la puedo perder. - la miro con decepción.
- ¡Anaaa! Está bien, está bien, solo cierra la puerta cuando te vayas.
- Si, no te preocupes, ahora vete, ¡Rápido!
Le hago caso y bajo las escaleras casi corriendo pero los tacones no me dejan ir más rápido.
Al llegar a la puerta comienzo a sentir los nervios de nuevo, pero me armo de valor y abro la puerta.
- Es tarde. - dice Harry recargado en su auto y mirándome fijamente. Miro mi celular y son las ocho con cero.
- Son las ocho con cero. - lo miro y él rueda los ojos.
- Sube. - abre la puerta y hace un ademán con la mano indicando que suba.
Hago lo que me dice y después sube él. Arranca el auto y salimos a toda velocidad de ahí.
El ambiente estuvo tenso durante todo el trayecto, hubo un silencio eternamente incómodo y de vez en cuando lo miraba y notaba que para él era cómo si yo no estuviera ahí.
Harry se baja del auto y camina hacia mi puerta, la abre y yo salgo. Al salir Harry toma mi mano izquierda, donde está el anillo de compromiso y la besa.
Lo miro extrañada pero él actúa normal, cierra la puerta del auto y entrelaza su mano izquierda con mi mano derecha.
Me siento incómoda, él sigue siendo un completo desconocido para mi y que actue así delante de las personas, como si me quisiera, como si de verdad fuéramos una pareja, eso me incomoda.
Caminamos hacia el restaurante y el le da nuestros nombres a la mujer de la entrada, que por cierto le coquetea y enfrente de mis narices, es una bandida.
Entramos al restaurante y caminamos hasta una mesa donde se encuentran varios hombres de la edad de mi padre, sus esposas y una mujer joven, como de la edad de Harry.
- Harry, que bueno que ya están aquí. - habla uno de los señores mientras se levanta y lo saluda.
- Señor Fisher, es un gusto volverlo a ver. Mire, le presento a mi prometida, Allison Brown. - Harry toma mi mano y me acerca a él, yo saludo al tal señor Fisher y él me regala una sonrisa.
- Brown, ¿Cómo los Brown de tecnología Brown? - cuestiona otro señor de los que están en la mesa.
- Así es. - respondo con una sonrisa.
Harry saluda a todas las personas de aquella mesa y me presenta con cada una de ellas. Al llegar con el último hombre, el que se encuentra con una joven a su lado, noto como me mira y después a la mujer.
- Harry, te hemos extrañado. ¿Verdad Camila? - mira a Harry y después a la tal Camila, ella sonríe y asiente con la cabeza.
- Yo también los extrañé señor Smith. Mire, le presento a mi prometida ella es... - aquel hombre no deja terminar a Harry y lo interrumpe.
- Si, ya se, es la señorita Brown. Harry, creí que tu futura esposa sería mi hija. - mira a Camila y después a mi. - Sin ofender señorita. - se disculpa y yo le sonrío.
- Harry, no le hagas caso a mi padre, sabes que desde pequeños ha tenido esa idea de que seríamos muy buena pareja, ya que éramos inseparables. - dice Camila y me mira desafiante.
- Si, lo sé, pero las cosas cambian. - Harry sonríe y aprieta mi mano, se nota tenso y yo lo estoy al doble.
Después de ese incómodo momento tomamos asiento justo enfrente de Camila y su padre. Ellos comienzan a hablar de negocios, después nos preguntan algunas cosas sobre la boda, el padre de Camila habla de lo buena pareja que hacen Harry y su hija y bueno, Camila se la pasa toda la cena coqueteando con Harry.
Decido ir al baño o a cualquier lugar donde no se encuentren ellos para poder relajarme, siento que no pertenezco aquí, toda esa gente habla de cosas que yo ni si quiera entiendo y lo que si entiendo me hace sentir mal.
- Necesito ir al baño. - le susurro a Harry en el oído, el asiente con la cabeza y yo me levanto. - Disculpen, enseguida regreso. - Digo para todos y el padre de Camila me frena.
- ¿A donde va señorita?
- Al tocador señor Smith. - le sonrió y él asiente.
- ¿Quieres que te acompañe, querida? - pregunta Camila con demasiada amabilidad.
- No, gracias, así estoy bien. - sonrío y camino rápidamente al baño.
Entro al baño y abro la llave mojando un poco mis manos, después las seco y me miro al espejo. Me quedo así por un largo rato.
Al salir del baño, veo una pequeña terraza y salgo para tomar un poco de aire fresco.
Me siento en una pequeña banca y el aire roza mis mejillas, cierro los ojos y comienzo a escuchar el aire silbando suavemente.
De repente una mano se posa en mi hombro haciendo que me sobresalte y abra los ojos de inmediato.
- ¡Harry! - digo mirando su rostro frente al mío.
- ¿Qué haces aquí? Te estamos esperando. - veo sus ojos cafés y bajo el rostro.
- No pertenezco aquí Harry.
- Mírame. - me ordena y de inmediato lo hago. - Debes tener una cosa bien clara. Donde yo esté, ahí perteneces.