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825 Palabras
Kairon entró en la tienda donde tres caballeros lo esperaban junto a un escritorio lleno de documentos en la tienda acondicionada como despacho a fin de poder revisar la documentación del palacio que ya había comenzado a ser enviada a él para ser aprobada. - Esperen afuera - ordenó deteniéndose junto al mueble. - Sus órdenes, alteza - dijeron caminando hacia la salida. - ¿Qué está pasando? - le preguntó a Arak cuando estuvieron solos. - No ha pasado nada, alteza - le dijo el caballero de manera formal. - La princesa tomó su baño y regresamos en cuanto terminó. - Sus emociones fueron intensas...- le dijo Kairon inquieto - No me gusta. Siento su ansiedad. - Es normal estar algo ansiosa por la situación, alteza. - le dijo con calma - Se está mudando al imperio y será la nueva emperatriz. Sabe lo perfeccionista que es, lo más probable es que esté más alerta para que usted se sienta orgulloso al no cometer errores. - Puede ser...- coincidió Kairon sin estar convencido del todo de sus argumentos - Necesito que me avises cualquier cosa que pase. No quiero que se sienta incómoda o intimidada por nadie. - Eso haré, alteza - dijo inclinándose. - Quédate conmigo hasta que termine con estos papeles. - pidió - Don ha estado encerrada toda la tarde. Necesita aire fresco y espacio abierto. - Es una maga...- contestó Arak divertido. - Siéntate, primo. Hazme compañía y así terminaré más rápido. Arak obedeció. Estaban solos por lo que podía conceder eso. - Llegaremos al atardecer de mañana a la mansión de descanso - le informó el caballero - El resto de la escolta se reunirá con nosotros ahí para entrar a la capital. - Qué preparen todo para nuestra llegada...- ordenó revisando un documento - El mayordomo ha preparado la habitación que usaremos en el palacio del León hasta la coronación. Necesito que preparen los turnos de los guardias imperiales para mantener alejados a los nobles de mi esposa antes de la ceremonia. Tengo reuniones con el consejo a partir del tercer día de nuestra llegada...Un fastidio. - Pfff - se rio el caballero - Vas a tener que ser paciente. - le pidió - Será al inicio hasta que la gestión se haga según tus deseos. Su majestad tenía su estilo y tú tendrás el tuyo. - Cuento con eso o terminaré gritando en el templo - se rio Kairon. - Lo harás bien - le dijo Arak levantándose - Termina tu trabajo. Iré a ver a los caballeros. Si seguimos hablando, te atrasarás más. - De acuerdo - le dijo Kairon bajando la cabeza para leer el documento en el que trabajaba en tanto Arak salía de la tienda y le hacía una seña a los caballeros para que regresarán junto al príncipe. El caballero se abrió paso entre los hombres que conversaban en tanto caminaba en dirección a la tienda donde se estaba preparando la cena y se detuvo al escuchar a un grupo de caballeros parados fuera de ella. - ¿La has visto? - dijo uno - Es una niña mimada. Sólo sale del carruaje para bañarse. - Su alteza va con las cortinas cerradas todo el viaje. Parece que el león disfruta mucho de su cuerpo. - Solo puede entregarle eso. - dijo otro - De seguro es una princesa que sólo sabe verse bonita y sonreír. Escuchaste lo que dicen de ella en Odea. - Sólo será un adorno para el león. Por lo menos hará que la corte sea ruidosa. Arak se puso tenso, molesto por los comentarios, pero trató de calmarse. No quería hacer un problema más grande antes de que la princesa pudiese entrar al palacio. Conocía a sus caballeros y harían su trabajo con eficiencia, pero estos rumores sólo perjudicarían a Yaina. Suspiró desalentado al recordar sus propios prejuicios cuando la conoció en su viaje a Odea para la fiesta de té de la reina. El mismo había creído en toda la basura que decían de ella, pero ahora que la conocía, podía dar fe en cuan equivocados estaban. El caballero se acercó al grupo con una mirada severa aclarando su garganta para hacerse notar. - ¡Comandante! - exclamaron al verlo saludándolo respetuosos. - Espero que antes de seguir hablando tan a la ligera de nuestra futura emperatriz, se den el tiempo de conocerla - les dijo serio - Son caballeros imperiales y ella es su maestra. No quiero volver a escucharlos decir toda esa basura sin antes verificarla ¿Está claro? - ¡Si, comandante! - gritaron a su orden. - Vayan a sentarse con los demás - les dijo - No los quiero ver perder el tiempo. - Si, señor - gritaron alejándose del lugar como si se quemaran antes de que Arak entrara a la tienda. De verdad esperaba que el palacio fuese más tranquilo o la princesa se vería envuelta en situaciones desagradables.
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