La Compañera del León Volumen 2

Camino al Imperio El gran León estaba acostado sobre la hierba junto a la orilla del rio que atravesaba el bosque, observando atentamente a la joven que se bañaba en el agua. Estaba envuelta en un gran paño y afirmaba su cabello en lo alto de la cabeza en un moño desordenado. Junto a él, se encontraba la doncella exclusiva de la joven, sentada en una roca, preparada para ayudarla a vestirse para dormir en cuanto saliera del agua y, a unos quince metros, de espaldas a ella, su caballero escolta que estaba de pie junto a un árbol que marcaba el sendero por el que habían llegado. Habían viajado en carruaje por cinco días por rutas secundarias debido a que el nuevo emperador no quería entorpecer, con la presencia de la pareja imperial y la comitiva, el proceso de reconstrucción que estaba desarrollándose en el reino de Odea debido a la muerte del anterior Rey. La lucha contra la tiranía del Rey Sarlack había sido un proceso difícil para la familia ducal Corelia, cuyos padres habían muerto a manos del rey. Por cinco años, se prepararon para el momento de poder revelar los delitos de su gobernante, un hombre impulsivo y arrogante y de todos los nobles y vasallos que aprovecharon su carácter orgulloso para manipularlo y hacerse del poder y riquezas que venían asociados por tenerlo contento y satisfecho. Yaina Derk, la joven que se bañaba en el riachuelo era la segunda princesa del ducado Corelia la que había sido el objetivo principal de los deseos del rey. Junto a sus hermanos, quienes la protegieron y sus compañeros, pudo enfrentar las amenazas en su contra. Su familia descendía del primer Guardián, quien junto a los otros tres caballeros que, junto al rey Ulrich, fundaron Odea y fueron bendecidos por el dios Bóreas. En cada generación de sus descendientes, uno de los hijos heredaba la habilidad de manejar atributos. En el caso del ducado Corelia, el poder de hielo y viento era fuerte en la familia y tanto su hermano como ella habían expresado esa magia. Eso no había sucedido en los niños nacidos de sus antecesores. Solo uno por generación y solo de la linea directa del primer guardián de hielo y viento, el duque Creos Derk, poniendo aún más en riesgo a la joven princesa frente a la obsesión del rey. A fin de mantenerla protegida de las intenciones del rey Sarlack, su magia se mantuvo en secreto, pero no impidió que, al morir su padre, el anterior maestro de magia, ella asumiera el liderazgo de la Torre de Magia y de los magos de todo el continente a la edad de catorce años. Después de ser rechazada en la fiesta de madurez de la princesa imperial Maya Peck por el hermano de ésta, el príncipe imperial Kairon Peck, la joven tuvo que ocultar sus habilidades y comenzar, junto a su familia, la misión para vengar la muerte de sus padres creando una imagen de noble superficial e inocente. Para proteger a su familia y mantener la misión encubierta Yaina se casó con el hombre que la había rechazado años antes y que, había vuelto a su vida de manera inesperada. Ambos se unieron en un acuerdo de mutuo beneficio sin saber que estaban unidos por un vínculo desde niños debido a la imprimación del espíritu que yacía en el joven príncipe. Mientras cumplían sus papeles, sus sentimientos por el joven resurgieron y se le hizo difícil luchar contra sus encantos y los del Espíritu que lo acompañaba. A pesar de toda su resistencia, el vínculo que compartían desde la infancia los unió como compañeros y amantes. El príncipe, que alguna vez fue inmaduro e inestable se asentó a su lado, permitiendo que el Emperador le cediera el trono antes de tiempo, cambiando sus vidas en un instante. Desde hace cinco días iban en camino al imperio para que su esposo, el león de Yamain, se convirtiera en el siguiente Emperador, dejando atrás a su familia y el hogar que conocía. - Sir Arak - llamó en voz alta al caballero escolta - ¿Cuánto falta para salir de Odea? - Saliendo de este bosque está la frontera con Yamain. Tardaremos un día y medio en llegar a la capital del Imperio. - ¿Iremos directo al palacio? - No. En las afueras de la capital hay una mansión que se usa como parada de descanso de la familia imperial cuando hace viajes por tierra. Podrá descansar y asearse antes de entrar al palacio. - Ya veo - le dijo caminando hacia la orilla donde la esperaba Lucy, su doncella. La joven extendió una sábana para que Yaina se vistiera con un camisón largo y luego se pusiera la bata y el chal sobre los hombros. La doncella le cepilló el cabello y lo ató en una cinta haciéndole ver más joven. Yaina disfrutó de la brisa del atardecer observando el agua fluir mientras Lucy recogía las cosas para regresar al campamento. - Su alteza está lista, Sir Arak - le dijo la joven doncella para que el caballero girara en su dirección. La joven caminó hacia él con una sonrisa acompañada del león, el que caminaba a su lado. - ¿Sabe que no es necesario que me acompañe cada vez que me baño, verdad, Sir Arak? Cal está conmigo. - Lo sé, alteza, pero soy su escolta y el príncipe no está cerca. Es mi trabajo. - No me gusta que mi gente trabaje de más - le dijo Yaina avanzando por el sendero - Estar parado mirando los árboles cuando podría estar haciendo otra cosa... - Don está escoltando al príncipe y los caballeros tienen sus tareas asignadas para pasar la noche. Mi misión es asegurar su protección. - Hemos luchado juntos, Arak. Sabes que puedo defenderme. Soy el Maestro de Magia. - Lo es, pero debe recordar que ahora es la compañera del León y nuestra futura Emperatriz. De su bienestar depende todo el imperio. Si algo le pasa, el león caerá y con él, el imperio. - ¿No crees que eso es ser un poco exagerado? - No lo creo, alteza - dijo con seriedad - Se dice que cuando la primera emperatriz murió, el emperador enloqueció de dolor...El perder a su compañera lo destruyó. Tomó la forma del león y vagó por el palacio de la emperatriz por meses...Cuando el Imperio iba a caer en el caos, le entregó el trono a su hijo con la promesa de que regresaría para apoyarlo y desapareció. Yaina observó a Ducalyon en su forma de león y se estremeció. Ella no recordaba su vida como Esthla, solo tenía sensaciones e imágenes dispersas, pero sí podía asegurar que el emperador la amaba con todas sus fuerzas. Extendió la mano para acariciar la cabeza del león y éste la miró con intensidad. - Cuando su nieto, el príncipe heredero cumplió doce años, manifestó la energía del espíritu de su abuelo y es así como en cada generación, uno de sus descendientes se convierte en su contratista. Cada uno de ellos establece el vínculo con su compañera y se produce la misma reacción cuando ésta muere antes que él. - Es una hermosa historia de amor - dijo Lucy emocionada - Si el maestro Cal regresó es porque necesitaba hacer algo... - Se dice que permanece con la familia imperial por la promesa realizada a su esposa... - ¿Promesa? - dijo Yaina con curiosidad. - Creo que es más una leyenda que algo real. No hay registros históricos de tal compromiso. - meditó Arak - Pero por lo que sé, si el león promete algo, lo cumplirá. Era una característica del Emperador Ducalyon y todos los emperadores que lo han seguido cumplen con esa misma regla. Se desconoce la promesa que hizo. - Ya veo. - dijo Yaina pensativa y el león la observó de reojo. Había estado escuchando lo que el caballero decía. Al rodear un árbol, un espacio abierto los recibió. Un campamento provisional, estaba armado. Unas cuantas tiendas para los caballeros, un par de fogatas con calderos humeantes y cajas con comida estaban organizadas para preparar la cena de esa noche al tiempo de que los caballeros charlaban y reían entre sí. Cuando la joven se acercó, las risas y charlas cesaron de manera brusca, haciendo que la joven aferrara el chal con fuerza y apoyara más firme su mano sobre la melena del león. - ¿Por qué hacen eso cada vez que nos ven? - preguntó Lucy molesta. - Todo está bien - le dijo Yaina sonriéndole para tranquilizarla - Aún no nos conocen. Por supuesto que dudarán en cómo deben comportarse. - Pero ni siquiera le hablan, mi señora. - No vamos a preocupar a su alteza por algo tan doméstico. - le dijo la joven seria - Ya ha estado muy atareado por el viaje. - Alteza... - Suficiente - dijo Yaina cortante caminando hacia el carruaje cuando Kairon asomó la cabeza desde la tienda de trabajo y la llamó - ¡Princesa! - le dijo alegre caminando hacia ella seguido por Don para rodearla en un apretado abrazo. Vestía un traje n***o a la usanza de Yamain - Te ves muy hermosa - le dijo acariciando su cabello que colgaba a un lado sobre su pecho formando una coleta - ¿Todo bien con el baño? - preguntó mirándola inquisitivo - Siento lo inquieta que estás. Kairon miró a Arak, a Lucy y luego al León buscando una respuesta, pero ninguno habló. - Sir Arak me venía contando algo de la historia del Imperio. - le dijo desviando el tema - Tal vez me emocioné mucho. - He pedido que nos lleven de comer al carruaje. Hoy es nuestra última noche en el camino. Mañana llegaremos a la mansión y disfrutarás de una cama y un baño caliente. - Me he divertido mucho. - dijo en voz alta consciente de que la estaban escuchando - Es una aventura... - Viajaremos más entonces. Podrás jugar todo lo que quieras - le dijo Kairon atento al cambio de su voz y comportamiento cuando estaban en público tal como lo habían acordado antes del viaje. - Eso me gustaría - le dijo parándose de puntillas para besar sus labios y sonreír antes de subir al carruaje que Arak le abría - ¿Puedes quedarte conmigo, Cal? - le pidió al león quien la siguió al interior. - Terminaré de ver algunos documentos y te acompañaré a cenar - le dijo Kairon haciendo un gesto a Arak para que lo siguiera - Don, Lucy, acompañen a la princesa. Vendré pronto. - Sus órdenes, su alteza - le dijeron respetuosas al verlo marchar.