—¿Estás bien?
Emily se arrastró hasta el lado en dónde Bridget estaba acostada. Se empezó a sentir inquieta, ya que aunque al principio se lo había tomado con gracia, esto era algo a lo que su amiga no estaba acostumbrada.
—Solo necesito descansar. Estaré bien.
—Lo siento, Brid. No quería que la noche terminara de esa forma. Solo buscaba que te divirtieras y te olvidarás de lo que sea que haya pasado con Andrew.
Emily se acostó al lado de su amiga.
Bridget y Emily estaban mirando hacía el techo en silencio. Un aire de tristeza se había plasmado alrededor de la habitación haciendo que las emociones de ambas se vieran afectadas.
—Me divorcié de Andrew.—dijo la rubia luego de lo que pareció una eternidad. Había estado buscando un millón de maneras para conversar con su amiga, sin romperse. Pero era imposible.—Luego de nuestro aniversario de boda…
Emily apretó sus manos contra la superficie de la cama, continuando en silencio, al escuchar como su amiga finalmente decidía sacar todo lo que la tenía en ese estado de depresión.
—¿Por qué esperó tanto tiempo? ¿Por qué me dejó tener sentimientos por el, si nunca los iba a corresponder?—la voz de Bridget estaba llena de quejas. Hablar en voz alta de sus sentimientos era peor que solo pensarlo.—A pesar de todas las bajas que tuvimos, pensé que nuestro matrimonio saldría a flote. ¿Quieres saber por qué nos divorciamos?
Emily quien había estado solamente escuchando a su amiga, giró la cara hacia ella, encontrándose con la mirada rota de su amiga. Sus ojos estaban cristalizados por las lágrimas que se deslizaban lentamente por sus párpados.
—¿Por qué?—Emily empezó a sentir un nudo en la garganta. Era injusto lo que su amiga estaba pasando.
Bridget se había vuelto un sol empeñado por nubes de tormentas. Su brillo se estaba agotando y su esplendor se veía obstruido por las heridas que había ido acumulando desde hace tres años.
—Porque no le pude dar...un hijo. Para lo único que Andrew me necesitaba...era para engendrar a su heredero y no pude.
—Brid…
—Nunca había deseado ser madre, tanto como ahora, Emily, y todo por querer complacer a un hombre que no se lo merece.
Emily al ver como su amiga se iba alterando cada vez más, se incorporó con suavidad y envolvió sus brazos alrededor de esta, atrayéndola hacía si. Apretándola con fuerza.
—No le interesó mi amor. Nunca lo hizo. Andrew…él, solo me quería para…¡Me siento tan sucia Emily!
—No digas eso, no lo estás.—trato de consolar Emily, sintiendo como su amiga temblaba entre sus brazos.—He visto como tratabas de hacer que ese matrimonio funcionará. Hiciste todo lo que estuvo en tus manos, hiciste lo que dos personas debían hacer, Brid en un matrimonio.
Emily tragó en seco, sin saber cómo calmar a su amiga, la cual había empezado a llorar sin consuelo. La mujer pestañó, alejando las lágrimas que el sufrimiento de su amiga le generaba.
—Vas a estar bien, Brid. Puedes llorar todo lo que desees ahora, pero tienes que avanzar. Tienes que demostrarle al mundo que aún puedes luchar y salir adelante.
Emily acarició la espalda de su amiga por tiempo indefinido, hasta que sintió como está se iba calmando. Se quedaron abrazadas hasta que sintió como la respiración de su amiga se volvía pausada y sin sobresaltos.
Bridget se durmió en los brazos de su amiga debido al agotamiento.
***
Bridget pasó el resto del día envuelta en una sensación de agotamiento físico y emocional. Después de la conversación con Emily y la revelación de lo que había sucedido la noche anterior, no tenía fuerzas para hacer nada más que descansar.
Se acurrucó en su cama, con la mente dándole vueltas a los eventos recientes. Intentó recordar el rostro del hombre con el que se había acostado, pero cada vez que lo intentaba, solo podía ver su espalda y la sensación de confusión que la envolvía.
Sentía que se estaba perdiendo una parte importante de lo que había sucedido esa noche, por lo que su sentimiento se perdida era cada vez más grande.
No le importaba si se había acostado con el desconocido, ya que era algo que no se podía deshacer, pero necesitaba saber bajo que circunstancias lo había hecho.
De solo pensar que tal vez esa persona su hubiera aprovechado de ella, le hacía sentir sucia. Además, sospechaba que la bebida que su acompañante de baile le había ofrecido estaba alterada.
Su cabeza estaba tan confusa, que no sabía si al pasar la noche con ese desconocido se había librado de algo peor.
"¿Cómo llegué a esto?" pensaba una y otra vez. "¿Cómo he dejado que todo se desmorone tan rápido?"
Pero cada vez que intentaba atar los fragmentos de la noche, su mente se topaba con un muro. Recordaba estar en el club, bailar con Alex, y luego todo se volvía borroso. Las imágenes saltaban, desorganizadas, haciéndola sentir aún más frustrada. Sentía una mezcla de vergüenza y arrepentimiento que no sabía cómo manejar.
Pasó gran parte del día acostada, mirando el techo o cerrando los ojos para intentar evitar los pensamientos que le taladraban la mente. Emily se había quedado en la casa con ella, cuidándola sin presionar demasiado. Pero incluso en la compañía de su mejor amiga, Bridget no podía escapar del peso de lo que había hecho. No solo estaba lidiando con el dolor del divorcio, sino ahora también con la sensación de haber perdido el control de su vida.
Al final del día, Bridget decidió que necesitaba alejarse de todo aquello que le recordara a Andrew. La casa en la que vivía —la que Andrew le había dejado tras el divorcio— se había convertido en una especie de prisión emocional. Cada rincón le recordaba su fracaso matrimonial, su dolor y la pesadilla en la que se había convertido su vida.
Una semana después de la noche con el desconocido, Bridget tomó una decisión. No podía sanar en ese lugar. Necesitaba un cambio de ambiente, un lugar nuevo donde pudiera empezar de cero.
Esa mañana, después de dar vueltas en la cama sin poder dormir bien, bajó a la sala donde Emily estaba tomando café y hojeando una revista. Bridget se sentó a su lado, con una expresión seria, que hizo que Emily levantara la mirada de inmediato.
—¿Cómo te sientes? —preguntó Emily con un tono suave, sabiendo que los últimos días habían sido difíciles.
Bridget suspiró y tomó una profunda respiración antes de hablar.
—He estado pensando mucho, Emily. No puedo seguir aquí —dijo, su voz era firme, aunque aún había un rastro de agotamiento en ella—. Esta casa... todo me recuerda a Andrew. Y ahora, después de lo que pasó la semana pasada, me siento más atrapada que nunca.
Emily dejó la revista a un lado y la miró con atención.
—Bridget, entiendo lo difícil que es estar aquí, rodeada de recuerdos. Pero ¿adónde irías? Esta casa es tuya ahora.
Bridget negó con la cabeza, sintiendo la determinación crecer dentro de ella.
—No me importa que sea mía. No quiero nada que me recuerde a Andrew. Necesito alejarme de todo esto, empezar de nuevo en un lugar que no esté lleno de fantasmas del pasado.
Emily asintió lentamente, entendiendo el peso de las palabras de su amiga.
—Entonces, ¿qué es lo que piensas hacer? —preguntó, con un tono más práctico.
Bridget la miró con una mezcla de cansancio y decisión.
—Voy a vender la casa. Quiero deshacerme de todo lo que esté relacionado con mi vida anterior. Necesito algo nuevo, algo que sea mío y solo mío.
Emily la observó en silencio por unos segundos, antes de responder.
—Si estás segura de esto, te ayudaré. Podemos buscar a un agente inmobiliario y poner la casa en venta. Pero quiero que estés segura, Bridget. No quiero que te arrepientas después.
Bridget negó con la cabeza de nuevo, esta vez con más convicción.
—No voy a arrepentirme. Lo que pasó con Andrew, lo que pasó esa noche… Todo esto me ha hecho darme cuenta de que no puedo seguir atada al pasado. Tengo que seguir adelante, Emily. Y no puedo hacerlo si sigo viviendo aquí.
Emily le dio una sonrisa cálida, admirando la fortaleza que veía en su amiga.
—Está bien, Bridget. Te apoyaré en lo que necesites. Podemos empezar hoy mismo si quieres. Llamaré a algunos contactos para encontrar un buen agente inmobiliario. Sé que esto no será fácil, pero también sé que es lo mejor para ti.
Bridget dejó escapar un suspiro de alivio, como si el simple hecho de expresar sus pensamientos ya la hubiera liberado de una parte del peso que llevaba encima.
—Gracias, Emily. No sé qué haría sin ti.
Emily se inclinó y le dio un abrazo rápido y fuerte.
—No tienes que agradecérmelo. Estoy aquí para ti, siempre. Ahora, ¿quieres que empecemos a ver opciones de lugares para mudarte? Podemos hacer de esto algo emocionante. ¡Una nueva Bridget, en un nuevo lugar!
Bridget sonrió débilmente, aunque aún se sentía agotada emocionalmente.
—Sí… eso me gustaría. Pero primero, quiero concentrarme en deshacerme de esta casa. Siento que hasta que no lo haga, no podré avanzar realmente.
Emily asintió con comprensión.
—Está bien. Te ayudaré con todo el proceso. Será rápido, lo prometo. Y después, empezaremos a buscar un nuevo lugar que puedas llamar hogar. Uno que no esté lleno de recuerdos que no necesitas.
Bridget asintió, sintiendo que, aunque el camino por delante sería difícil, estaba tomando el control de su vida nuevamente.
—Gracias —dijo en voz baja, como si hablara tanto para sí misma como para Emily.— Necesito este nuevo comienzo.