Capítulo 6

1620 Palabras
Bridget se despertó con el sonido de su propia respiración pesada. El aire de la habitación era denso, y su cabeza latía con un dolor punzante. Apenas podía abrir los ojos por la luz tenue que entraba a través de las cortinas entrecerradas. Se sentía mareada y desorientada, pero lo peor de todo era la sensación de vacío en su estómago y el fuerte dolor que sentía en su cuerpo. "¿Dónde estoy?" pensó, incapaz de recordar cómo había llegado hasta allí. Miró a su alrededor y notó el entorno desconocido. Una habitación, sencilla pero elegante. Al principio, todo parecía una escena normal, pero entonces sintió el peso de otra presencia a su lado. Lentamente, giró la cabeza y vio a un hombre durmiendo de espaldas a ella. Su nuca y espalda eran lo único que podía distinguir desde su posición en la cama. El pánico comenzó a instalarse en su pecho. "¿Quién es?" pensó, mientras intentaba ordenar los fragmentos dispersos de sus recuerdos de la noche anterior. No podía recordar mucho. Solo imágenes borrosas de bailar, beber, y… "Oh Dios, no…" El malestar en su cuerpo y la ropa desordenada a su alrededor confirmaban lo que ya sabía. "Me acosté con él," pensó Bridget, sintiendo cómo el pánico se convertía en vergüenza y repulsión. Se incorporó lentamente, tratando de no hacer ruido. "No puedo enfrentar esto ahora," decidió. Sentía que todo en su vida estaba fuera de control, y no podía manejar una conversación incómoda con un hombre que ni siquiera reconocía. Lo único que quería era salir de allí antes de que él se despertara. Mientras iba caminando de puntillas, y completamente desnuda, escucho como las sabanas se movían. Este se abajo, y miró sobre su espalda, aliviada de ver que el hombre solamente se había acomodado sobre la casa y seguía durmiendo. Con el corazón acelerado, tragó en seco. Está situación era demasiado embarazosa. Mirando con cuidado a su alrededor, buscó su ropa dispersa por el suelo. Encontró su vestido arrugado al pie de la cama, y sus zapatos debajo de la misma. Cada movimiento era un recordatorio de lo poco que recordaba de la noche anterior, lo que solo empeoraba su dolor de cabeza y su sensación de arrepentimiento. "¿Cómo pude hacer esto?" se preguntaba mientras trataba de vestirse con el mínimo ruido posible. “¿Dónde estaba su amiga?” Bridget finalizó de vestirse con un suspiro de alivio y caminó en puntillas hacia la puerta. El hombre no se movió ni hizo ningún sonido, y por un momento, pensó que estaba a salvo. Pero justo cuando su mano tocó el pomo de la puerta, escuchó un suave murmullo detrás de ella. Contuvo la respiración, rezando para que él no se despertara. Sabia que todo esto se convertiría en una situación poco agradable, si tenía que enfrentar al desconocido. Finalmente, abrió la puerta, se deslizó fuera de la habitación y cerró suavemente. Al salir al pasillo, dejó escapar un suspiro largo y profundo. "Lo logré," pensó, aunque no se sentía victoriosa en absoluto. El mareo seguía, y su mente era un lío de emociones contradictorias. Aún no conseguía recordar absolutamente nada con exactitud , de lo que había pasado la noche anterior luego de haber accedido a bailar con el desconocido. Por lo que no entendía como había terminado compartiendo la misma cama con este. —¿Estás bien? —preguntó una voz detrás de ella. Bridget se sobresaltó y giró bruscamente para ver a una chica que parecía tan desarreglada como ella. Llevaba su vestido arrugado, y su maquillaje estaba completamente corrido, pero tenía una sonrisa amigable en el rostro, como si ambas estuvieran en la misma situación. —Oh, sí… estoy bien, gracias —dijo Bridget, tratando de sonar tranquila, aunque su tono era evidentemente inseguro. La chica le dio una mirada de complicidad, como si entendiera perfectamente lo que Bridget estaba pasando —¿Noche difícil? —preguntó la chica, levantando una ceja. Bridget soltó una risa seca y amarga. —Algo así —respondió, frotándose las sienes mientras el dolor de cabeza la golpeaba con fuerza. La chica la observó durante unos segundos, luego le dio una palmada suave en el hombro. —No eres la única —dijo con una risa apagada—. Vamos, el ascensor está por aquí. Te acompañaré. Bridget asintió, agradecida de no estar sola en ese momento, aunque fuera con una extraña. Juntas caminaron por el pasillo en silencio, cada una lidiando con sus propios pensamientos y arrepentimientos. Cuando llegaron al ascensor, la chica presionó el botón y ambas esperaron en silencio. Bridget no podía evitar sentir cómo su mente se iba llenando de preguntas y dudas. "¿Por qué hice esto?" "¿Qué demonios me está pasando?" Pero sabía que las respuestas no llegarían ahora, no mientras el alcohol aún estaba en su sistema y el dolor de cabeza la atormentaba. El ascensor llegó con un "ding", y ambas entraron en él. —Gracias por mostrarme la salida —dijo Bridget con un suspiro, sintiéndose agotada y emocionalmente drenada. La chica le sonrió y asintió. —No te preocupes. A veces necesitamos a alguien, aunque solo sea para asegurarnos de que lleguemos a casa. Bridget sonrió débilmente, apreciando la compañía y el apoyo silencioso. "Sí, necesito llegar a casa," pensó. "Emily estará allí… ella entenderá." Cuando el ascensor llegó al vestíbulo, ambas salieron y caminaron hacia la salida principal. El aire fresco de la mañana la golpeó de lleno, haciéndola estremecer. La chica levantó la mano para llamar a un taxi y miró a Bridget una vez más. —Espero que te sientas mejor —dijo la chica, con una leve sonrisa—. Esto también pasará, ya lo verás. Bridget asintió, agradecida por sus palabras, aunque aún se sentía atrapada en una nube de confusión y vergüenza. —Gracias… de verdad —dijo Bridget, mientras el taxi se detenía frente a ellas. —De nada, cuídate —respondió la chica, subiendo al taxi con un gesto de despedida. Bridget esperó a que llegara el siguiente taxi, deseando que el viaje a casa fuera rápido. Cuando uno finalmente se detuvo, ella entró rápidamente y le dio la dirección de su casa al conductor. Sabía que Emily la estaría esperando en su hogar, preocupada. Durante el trayecto, apoyó la cabeza contra la ventana, dejando que las imágenes de la noche anterior comenzarán a aparecer como un bombardeo en su mente. O al menos los fragmentos que lograba ensamblar. "¿Qué estoy haciendo con mi vida?" pensó, sintiéndose perdida. La realidad del divorcio, el vacío de su matrimonio fallido, y ahora esta noche de locura, todo la golpeaba sin piedad. No podía seguir así, no podía dejar que su vida se desmoronara más. Cuando el taxi finalmente llegó a la casa, Bridget bajó rápidamente y entró sin llamar, sabiendo que su amiga estaría allí para recibirla. Al cruzar la puerta, una sensación de alivio la envolvió. Está subió rápidamente a su habitación a buscar dinero para pagarle al taxi, ya que la noche anterior todas sus pertenencias se habían quedado con su amiga. Al entrar a su habitación, se encontró con Emily. Esta se dio la vuelta y le dio una mirada llena de cansancio. —¿Dónde estabas? *** Bridget y Emily se sentaron en la cama una frente a la otra, ambas aseadas y con un mejor aspecto. —Entonces, ¿Qué sucedió anoche? ¿A dónde te fuiste? —No lo sé, estaba bailando con ese tipo, me brindo una bebida y ya no recuerdo mucho realmente. Emily pestanó sorprendida. —¿Acaso no sabes que no puedes beber nada que un extraño te brinde?— la amiga de Bridget la observó como si le hubiera salido un cuerno en la cabeza.—Solo me descuide por un minuto y te desapareciste. ¿A dónde fuiste? Bridget se encorvó, sintiéndose como una adolescente a la que su madre había atrapado llegando tarde a la casa con su novio. —Creo que el club tenía habitaciones para pasar la noche, o eso vi está mañana.—susurró Bridget sintiéndose culpable. —¿Habitaciones? Dios mío…Brid, no me digas que es lo que estoy pensando. —Si. Me acosté con un extraño, Emily y no recuerdo absolutamente nada.— anuncio con tono culpable. —Sino hubiese sido por la evidencia en mi cuerpo y el hombre de espalda musculosa que estaba dormido a mi lado, creería que fue un sueño. —¡Ay santo! Realmente te tomaste a pecho lo de tomar mala decisiones, Brid.—Emily curvo sus labios en una sonrisa, mientras observaba el rostro contraído de su amiga. —No es divertido.—se quejó Bridget dejándose caer en la cama sin fuerza.—Me acosté con ese tipo, Alex, creo que se llamaba. —Espera. —¿Qué? Emily miró el rostro interrogante de su amiga con mirada de consternación. —El tipo con el que estabas bailando, lo vi irse con otra chica. Luego de ver que no aparecías, lo busqué y le pregunté por tu paradero. No me supo decir. —No me jodas. —No jodas, Bridget. ¡Te acostaste con otro! Bridget se cubrió la cara con las manos, sin querer aceptar como las cosas se iban poniendo peor. Aunque se sentía mal por haberse acostado con alguien a quien no conocía, tenía el consuelo de que por lo menos habían intercambiado palabras, sin embargo, ahora que su amiga le había dicho que Alex, el desconocido, no era con quién había pasado la noche, un sentimiento de gravedad le comprimió el pecho. —No vuelvo a hacerte caso, Emily.
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