Capítulo 10

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  Gina Hsiao sintió que esta era la comida en la que más vergüenza había pasado en la vida. No se atrevía a levantar la cabeza y seguía metiendo comida en la boca.   Ella terminó de comer rapidísimo, lo miró y descubrió que el bistec que él tenía en su plato estaba prácticamente entero. ¿Qué debería hacer? ¿Debería esperar a que él terminara de comer o seguir hablando?   Gina Hsiao no sabía qué hacer. No sabía cómo lidiar con este hombre. Antes no era tan duro.   —Sr. Lu, ¿le gustaría comer mientras yo sigo hablando?   Gina Hsiao pensó que este método era bastante razonable. Sacó los resultados de las pruebas y comenzó a analizarlos.   —Acabo de mencionar la enfermedad crónica que tiene en el estómago. El gastroscopio mostró que no tiene suficiente mucosa gástrica, y hay algunas anomalías en el análisis de sangre, pero no es importante. Tiene un problema grave…   —Seis años —Eason la interrumpió de repente con estas dos palabras.   El corazón de Gina Hsiao se encogió y ella lo miró consternada. Podía ver cómo la calma en sus ojos se iba convirtiendo lentamente en una ola de odio. ¿Por qué había dicho eso de repente?   —¿Cuánto puede cambiar una persona en seis años? —preguntó Eason Lu.   Gina Hsiao estaba completamente aturdida, como si él le estuviera torturando la conciencia y cuestionando el alma.   Después de preguntar, Eason Lu sonrió fríamente, con un toque de burla y desdén. —Esa cobarde que solía tenerle miedo a la oscuridad, a los fantasmas y a la sangre podría ser cirujana. ¿No es gracioso? ¿Es porque has cambiado demasiado o porque nunca llegué a conocerte?   Cuando le preguntó eso, los ojos de Gina Hsiao se humedecieron. Ella apretó las manos con fuerza. Sí, cuando estaban juntos, ella era una cobarde.   Ella no cambió porque fuera fuerte, sino porque no le quedó otra después de dejarlo.   Gina Hsiao se mordió los labios con fuerza como si fuera a sangrar. Después de eso, el móvil de Eason volvió a sonar, y lo cogió. La persona que estaba al otro lado del teléfono estaba ansiosa, por lo que su voz era un poco fuerte.   —Jefe, el canalla de Shawn Xing interceptó nuestros bienes en secreto.   El corazón de Gina Hsiao dio un vuelco cuando lo escuchó decir eso. Por alguna razón, estaba en un estado de caos. ¿Qué le pasaba a su negocio?   Ella miró su rostro con discreción, y vio cómo se oscurecía. Era como si sus alrededores estuvieran cubiertos con una capa de hielo, y sus ojos estaban llenos de intención asesina.   Para ser honesta, tenía miedo, porque nunca antes lo había visto así.   —Encuéntralo. Ahora voy.   Eason Lu colgó el teléfono y Gina Hsiao lo siguió rápidamente y se incorporó. Eran asuntos suyos, y a ella no le incumbía.   —Tengo cosas que hacer, así que ya hemos acabado —dijo Eason Lu.   —De acuerdo.   Al ver que estaba a punto de irse, Gina Hsiao se lanzó a decir:   —El número desde el que llamé esta mañana es mi móvil de ahora. Llámeme si tiene tiempo.   Eason Lu pareció dudar durante un segundo, y luego respondió con indiferencia. Pagó la cuenta y salió a toda prisa. Gina Hsiao tuvo que guardar los resultados de las pruebas de nuevo, y justo después sonó su móvil.   —Hola, doctora Hsiao, ¿dónde está? Hay otra emergencia, una persona que saltó de un edificio. Está gravemente herido.   —De acuerdo, estaré allí en diez minutos.   Gina salió corriendo de la cafetería. Dio la casualidad de que Eason acababa de subirse a su coche. Gina miró a su alrededor y se dio cuenta que no era fácil encontrar un taxi al mediodía, así que corrió hacia el coche de Eason.   —Sr. Lu, tengo un paciente en urgencias, tengo que volver ahora mismo. ¿Me puede llevar?   Después de que Gina terminara de hablar, le pareció que era demasiado pedir. Él también tenía cosas urgentes que solucionar. Antes de que Eason respondiera, se arrepintió rápidamente.   —Olvídalo, mejor cojo un taxi.   Gina estaba a punto de huir, pero su voz fría ya había resonado en su oído.   —¡Entra en el coche!   ¿De verdad le parecía bien?   Gina abrió la puerta rápidamente y se subió al coche. Eason arrancó el coche, pisó el acelerador hasta el fondo y salió a toda pastilla.   Aunque Gina Hsiao tenía prisa, también estaba preocupada por su forma de conducir, sobre todo después de pasar un semáforo en rojo.   —Pasaste el semáforo en rojo —no pudo evitar decir Gina Hsiao.   —¿No tienes prisa? —preguntó Eason Lu.   Eh…   —Pero la seguridad sigue siendo prioritario.   Sobre todo después de haber tenido un accidente automovilístico grave, ¿cómo podía olvidar el dolor después de haberse recuperado?   —Además, creo que es mejor que te lleven.   —No parece ser responsabilidad de una médica.   —Ay, por favor.   —Ya hemos llegado.   Antes de que Gina Hsiao pudiera darse cuenta, ya había llegado.   —Gracias.   Gina Hsiao recogió rápidamente los informes. Antes de bajarse del coche, sacó del bolso el plan de recuperación que había escrito.   —Sr. Lu, este es el plan de recuperación que escribí. Es útil para su recuperación. Puede quedarse con él y echarle un vistazo.   Gina Hsiao se lo entregó, pero Eason Lu ni se acercó para cogerlo.   —Si lo necesito, mi médico personal puede escribirme una docena de esos —dijo con frialdad.   Gina Hsiao extendió la mano en el aire y no supo qué hacer.   —Si sigue perdiendo el tiempo aquí, a su paciente no le quedará mucho tiempo de vida —dijo Eason Lu.   Gina Hsiao recuperó el sentido, puso todo en la carpeta a toda prisa y luego se fue corriendo hacia el hospital.   Un joven de menos de 30 años había saltado de un edificio. Después de observarlo, Gina Hsiao dijo con firmeza:   —Tiene el hígado dañado, preparad el quirófano ahora mismo.   Gina se preparó lo más rápido que pudo y entró en quirófano. Estuvo seis horas operándolo. Aunque el hombre vaya a quedarse en una silla de ruedas toda la vida, lo salvó.   Gina salió del quirófano y se sentó en el suelo sin fuerzas. Estaba muy cansada.   Sacó su móvil y llamó a Yvette.   —No puedo volver esta noche; necesito molestarte una noche más.   Yvette colgó el teléfono y se encogió de hombros hacia la pequeña Rainy.   —Tu mamá no volverá esta noche. Si hubiera sabido esto, no habría dejado que tu madre se presentara a este trabajo tan pronto.   La pequeña Rainy también se sintió impotente.   —Creo que estas vacaciones de verano son muy aburridas.   —Yo también.   Después de que Yvette terminara de hablar, dijo:   —¿Por qué no me acompañas a buscar trabajo mañana?   —Genial, y yo también voy a buscar un trabajo —dijo la pequeña Rainy con inocencia—. Así puedo ahorrar dinero para comprar una casa grande con mamá.   Al escuchar sus palabras, Yvette Lian no pudo evitar reírse.   —Pequeñina, eres un bebé. ¿Qué harás?   —No me subestimes. Puedo hacer muchas cosas —dijo la pequeña Rainy—. Puedo ser modelo de revista o cantante.   Jajaja…   Al escuchar las palabras de la pequeña Rainy, a Yvette le hizo gracia.   —No te rías, madrina, hablo muy en serio. Mañana podré encontrar un trabajo para compartir la carga de mamá —dijo Rainy seriamente.   —Eres tan adorable…   Yvette la miró con ojos llenos de envidia.   —Envidio mucho a tu madre por tener una hija como tú. Mañana iremos a buscar trabajo juntas y sin mamá.
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