| Oveja Rebelde |

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Unas semanas antes… Bajo la vista a la pantalla de mi celular, luego de recibir el café del chico de cabello castaño que me guiña un ojo, dejándome su número anotado en el vaso. Le doy una sonrisa, caminando a las afueras de la tienda. Deteniendo mis pies al leer el mensaje de…Noah, el sujeto más candente que se ha cruzado en mi camino, y que conocí en el viaje que fue patrocinado por el prometido de mi mejor amiga, Virginia.   Noah (Futuro esposo): “Hola, pelirroja. Estoy de paso en la ciudad ¿tienes ganas de verme? Estaré hoy en el Hotel Deluxe, habitación presidencial. Dejaré tu nombre en la recepción.” Leo el mensaje, parpadeando, para recordar las noches fortuitas que tuvimos en Italia. Dejo salir un suspiro. Mordiendo mi labio para responderle. Raquel: “Ahí estaré, tengo muchas ganas de verte…te extrañaba.” Lo envío, pensando que he sido muy sosa «Pensará que ya me enamoré y lo espantaré…aunque, ya he pensado en dónde nos casaremos» pienso, negando con la cabeza, para cruzar la calle, y subirme al auto. Estaciono al frente de la casa de Virginia, con el café en la mano. ─Por fin, llegaste…Satán, digo, Magnus está reunido con su abuela y su padre…pero necesito terminar de estudiar para la prueba de postulación ─dice rápidamente, halándome del brazo para adentrarme. De repente, me detiene al frente del hermoso bebé que me observa con rareza─. Distráela un momento, gracias por el café, lo necesitaba ─agrega, ofuscada, arrancándome el vaso de café de la mano. Arrugo mi entrecejo, mirándole. ─No vine a ser niñera, ¿no íbamos a ir de compras, como los viejos tiempos? ─Inquiero, ella resopla, terminándose el café de un largo sorbo para mirar el número en el vaso. ─¿De quién es este número? ─Cuestiona, alzando una ceja. Para ignorar olímpicamente mí pregunta. ─El chico de la tienda, al parecer le he gustado también ─digo, en un resoplo, para dejar que Destiny me sostenga el dedo. ─Todos se enamoran de ti, pero tú, estás embelesada de un sujeto que conociste en Italia ¿Estás segura de que no es un criminal o algo así? ─Dice, dejando el vaso en la mesa para abrir su portátil y comenzar a hacer apuntes. Coloco mis ojos en la pequeña de menos de un año que se babea. Suspiro, para encoger mis hombros. ─Creo que estoy enamorada de Noah ─expreso, llamando su atención. Sus ojos verdes se abren. ─Esto si es nuevo…no quiero que te rompa el corazón ─menciona, mirándome con cariño. ─No lo hará, ya verás, pronto me pedirá matrimonio y podremos planificar nuestras bodas juntas ─digo, mientras muevo la sonaja de Destiny─. Este bebé es precioso, sacó tus ojos y el color de piel de su padre ─agrego, admirándola. ─¿Y piensas tener un bebé? ─Cuestiona de repente, Gini. Abro mis ojos, mirándole para encontrar una sonrisa en sus comisuras. ─Es muy pronto para pensar en eso, además, mi graduación está a la vuelta de la esquina y quiero ser la mejor diseñadora de modas del país…un bebé no está en mis planes, me arruinaría la vida ─expreso, sintiendo cierto recelo por la idea─. Además, quisiera disfrutar bien de mi vida con mi futuro esposo y follar en todos los lugares habidos y por haber...claro, no estoy diciendo que Destiny… ─Lo sé, Raquel, sabes que ella siempre estuvo en mis planes, no me arrepiento de nada y, volvería a estar embarazada de nuevo…si se pudiera ─interrumpe Gini, con nostalgia al pronunciar las últimas palabras. Resoplo, colocándome erguida ante la petiza de ojos verdes. ─Tú, estudia, me encargo de esta preciosa de mejillas regordetas. De todas maneras, me despidieron también del museo ─suelto, vislumbrando el semblante asombrado de Gini. Tomo las azas de la carriola, para empujarla lejos del entorno de su madre. ─¡Raquel! ─Exclama, a mi espalda, provocándome una sonrisa. «Creo que no debí de llegar tarde y con el uniforme modificado» pienso, sacando al jardín a la pequeña, quien se distrae con su juguete. Suspiro, leyendo el mensaje de mi madre, que me lleva a rodar los ojos. Madre: “Supe que perdiste también este empleo, no eres consistente en nada…no entiendo cómo piensas sobrevivir sola en el mundo. Abandona esa estúpida idea de mudarte de casa, y vivir con las personas de clase baja…eres una Peralta. Debes de conseguir un buen prospecto y casarte. Mientras no cumplas con eso, puedes graduarte de lo que quieras, pero no te vayas de casa, eres mi hija. Deja de ser tan rebelde” Ruedo los ojos, apretando el celular en mi mano. «Quiero mudarme lejos, de toda esa vida de apariencias y dinero que no me hará feliz» pienso, escuchando unos pasos acercarse al jardín. Levanto la vista, encontrándome con la chaqueta de cuero de Logan Vallejo y una sonrisa; mi mejor amigo «Hoy se ve más ardiente» Tomo una bocanada de aire y él termina acercándose a mí. Tiende una bolsa marrón grasosa, que llama mi atención. ─Cruasanes, Gini también me pidió que cuidara a Destiny, creo que pensó que no vendrías por tu trabajo ─menciono, sostengo la bolsa en mi mano y mi corazón late de emoción. Admirando sus nuevos tatuajes y ojos oscuros. ─Ella no me dijo nada, estoy aquí de emboscada y…me despidieron ─murmuro, él se sienta a mi lado, al frente de la carriola para jugar con Destiny. Él suelta una carcajada, burlándose de mí. ─Pensé que durarías más en este último, ya ríndete, Zanahoria. Eres heredera de tu familia, no tienes que trabajarle a nadie ─expresa, ruedo los ojos, admirando su perfil. ─Mira quién lo dice, estudiaste para ser chef y abriste tu restaurante, sin pensar en los magníficos Vallejos…no puedes aconsejarme no seguir mis sueños, cuando tú lo hiciste sin pensarlo dos veces. Lo único que envidio es que tu familia no te odia ─murmuro, cruzándome de brazos. Él entorna sus ojos en mí. ─No me odian, tienes razón, pero no han dejado de insistirme que forme una familia. Deberíamos de casarnos tú y yo, callarles la boca ─espeta, abro mis ojos con sobresalto por su insinuación, pero suelta una carcajada burlona─. Es broma, no te vayas a ilusionar, no me gustan las pelirrojas ─agrega, esbozo una sonrisa sardónica. ─Claro, es que la única chica de la que te has enamorado, está a punto de casarse con el amor de su vida y le tuvo una bebé…pobre Logan Vallejo ─gruño, ofendida. ─Eso fue muy…cruel, Raquel ─murmura, aclarando su garganta. Me siento un poco mal, por mi comentario y sostengo su mano. Llamando su atención. ─Pronto encontrarás a la chica de tus sueños, además, creo que ya conseguí al mío. Tarde o temprano lo conseguimos y dejaremos de ser los solteros más codiciados de la familia ─anuncio, su entrecejo se aprieta, mirándome. ─¿Quién? ─Cuestiona sin tapujos. ─Luego lo conocerás, hablando de eso…tendré una cita con él, ya que estás aquí, aprovecharé para prepararme porque hoy será una noche muy… ─Raquel, sin mucha información, Dios, eres hasta peor que yo ─interrumpe, provocándome una sonrisa. Me levanto, acariciando su cabello oscuro y poco largo arriba. ─Por eso es que somos mejores amigos ─expreso, guiñándole el ojo, para caminar hacia el interior de la casa. Paso por la sala, donde se encuentra estudiando la petiza de Gini. Sus ojos se levantan, para colocarse en mí. ─¿A dónde huyes? ─Tengo una cita, luego te cuento, deséame suerte ─digo, sosteniendo mi cartera para colocarla en mi hombro. ─¿Te amo, hasta que muera? ─Inquiere a mi espalda. ─Creo que tenemos que cambiar los tres, esa manera rara en que hicimos la promesa…pero, te amo, hasta que muera ─menciono, lanzándole un beso para salir de la casa y encontrarme la moto de Logan, ruedo los ojos sacando de mi bolso una pegatina de las que robé del museo. Pegándosela, esbozo una sonrisa, al ver la estatua de David, con su m*****o pequeño al descubierto. Termino de adentrarme en el auto, para manejar a la casa de mis padres. Cruzo la puerta, caminando sigilosamente en interior de la gran mansión de los Peralta. ─Señorita Raquel, ¿regresó temprano a casa? ─Inquiere Melinda, mi Nana y mayordoma. Aprieto los ojos, deteniendo mis pasos para girarme hacia ella. ─Melinda…¿podrías decir que no me has visto? Por favor ─digo, esperando que mis padres no se encuentren en la casa aún, ya que hoy les tocó en el club de golf. ─No se preocupe, señorita Raquel ¿deseas que te entregue la comida por el ascensor? ─Propone con una sonrisa de complicidad. ─Gracias, te amo tanto, Melinda ¿Lo sabías? ─Insinúo, subiendo los escalones con rapidez. Ella ríe, negando con la cabeza. Empujo la puerta de mi habitación, donde tengo mi vieja máquina de coser y mi primer maniquí de costura. Suspiro, observando mi vestido de graduación, para acercarme y suspirar. ─Falta poco para mi independencia ─murmuro, anhelando que llegue ese día. Saco del bolso el dinero de la liquidación, colocándolo en mi alcancía, donde he estado reuniendo para el alquiler de mi pequeño departamento en la ciudad. La oculto entre mi ropa, para comenzar en la búsqueda de un buen atuendo para hoy. Admiro mi reflejo en el espejo con el vestido n***o de escote pronunciado en “V”, que es mi última creación. Suelto un suspiro, retocando mis labios rojos, muevo mi cabello largo y cobrizo a un costado en ondas para sonreír ante mi aspecto «si no me pide matrimonio, luciendo así, está loco» pienso, tomo mi pequeño bolso a juego, para salir de la habitación. Bajo con sumo cuidado los escalones. ─Raquel Charlotte Peralta ─llama mi madre, detengo mis pasos «maldición» poso mis ojos miel en los de ella. Quien se ve elegante como siempre, con su cabello castaño y vestimenta de golf. Esbozo una sonrisa, orgullosa de ser el calvario de mis padres, por no seguir sus pasos luego de que supe cuáles eran mis sueños «Soy la oveja rebelde de la familia y seguiré así»
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