Alfredo cae a su lado, mis lágrimas se desbordan sin control y mi respiración es desnivelada. Nuestros familiares y amigos comienzan a gritar para llamar a una ambulancia. Mi cuerpo termina de llegar hacia ella, observando con terror cómo un charco de sangre va en crecimiento debajo de ella. Veo que afirmativamente, es de ella, espesa y doliente.
─¡Mierda, llamen a una maldita ambulancia, mi hermana se muere! ─Grito con un dolor fuerte en el pecho, mi voz sale desde lo más profundo, mientras mis ojos se inundan de lágrimas, que arden al salir.
Mis manos se empapan de su sangre y mi vestido está totalmente lleno, cuando coloco mis rodillas en el piso, observo las manos temblorosas y toco ese hermoso rostro que yace en el piso. Mis lágrimas ya no quieren dejar de salir y mi pecho duele.
A
