Catherine Spellman
Salimos del club con nuestras manos entrelazadas, mi corazón arde incesante en mi interior, quisiera gritar y brincar por cómo me siento. Al salir, vislumbro el auto de Leti, ella se baja preocupada, pero detiene sus pasos al vernos.
Mira a Hades con cierto recelo o como si no lo creyera aún.
─Leti, él es…
─El demonio ─suelta ella.
─Bueno, soy algo más como un Dios o un semidiós, pero, está bien ─menciona Hades aclarando su garganta─. O solo; futuro rey del inframundo ─añade con gracia.
Leti se cruza de brazos, entornando sus ojos.
─Muy egocéntrico ─espeta.
─Es inevitable, mírame ─declara y sonrío por verlos conociéndose.
─A ver, demuéstrame que de verdad eres de allá abajo ─demanda Leti.
─Mis poderes son un poco nulos en el reino mortal ─comenta Hades.
─Saca chispas de tus dedos o algo así, no tiene que ser tan alegórico ─insiste mi mejor amiga.
─Leti…
─No saco chispas por mis dedos ¿Por quién me crees, una puta hada? ─Él resopla y suelta mi mano para acercarse a Leti y hace ademán de tomar su mano─. Tengo un poder, y para demostrártelo, tengo que tocarte ─añade tomando mi atención.
Ella me mira y le doy un asentimiento para que le de la mano.
─Si llegas a hacer algo raro, te daré un golpe para enviarte al infierno ─amenaza Leti entregándole la mano. Él sonríe mirándome.
─Se nota que es tu amiga.
─Soy su mejor amiga ─reitera orgullosa.
─Sí que lo es ─afirmo. Tomo una bocanada de aire y él oscurece su mirada, termina apartando la mano de ella.
─No te sientas mal por gustarte el Bondage y no, no irás al infierno por pecar con lujuria, no recibo ese tipo de mortales, solo quiénes han hecho realmente daño ─manifiesta Hades y abro los ojos mirando el rostro asombrado de Leti.
─¡¿Qué mierda?! ─Espeta ella cubriéndose la boca─. ¿Eso lo…supiste solo tomando mi mano? ─Pregunta impresionada.
─Sí, realmente solo puedo ver la “maldad” y la lujuria en las personas, como piensas que eso es malo, cuando no lo es; lo pude ver ─explica sorprendiéndome.
─¿Y qué viste en mí? ─Inquiero curiosa.
─Una lujuria infernal ─manifiesta sosteniendo mi mano─. Muy parecida a la mía ─acota besando mi frente, mi corazón late con fuerza.
─¿Ya le crees? ─Pregunto hacia Leti.
─Sí, bueno, te creo a ti ─responde.
─Gracias ─susurro hacia ella abrazándole. Leti suspira.
─¿Se irá a vivir con nosotras? ─Inquiere y giro para mirar a Hades, viéndose tan hermoso.
─Adoptaremos un demonio ─anuncio efusiva y emocionada. Nunca antes me había sentido así de bien con alguien, no con un mortal, puesto que no sabía que el amor lo encontraría en el inframundo…
**
Nos subimos al auto de Leti y comienzo a atosigarle de preguntas sobre el Bondage, ella con las mejillas avergonzadas me insulta y solo me rio.
─Puedo enseñarte ─propone Hades ante mí interés. Su mirada exuda lujuria, tanta que eriza mi piel.
─¡No estén de fornicadores al frente de mi soltería! ─Exclama Leti. Abro los ojos para carcajearme.
Él me sujeta la mano y mira por la ventanilla dejando salir un suspiro, observando el mundo que está sobre el suyo.
─¿Te parece extraño? ─Inquiero llamando su atención. Sus ojos miel se posan en los míos.
─Es diferente, aquí es de donde proviene el mal mientras que mi reino es la depuración y el castigo de lo que sucede en el reino mortal ─manifiesta con seriedad.
─No existiría uno sin el otro ─digo y sus ojos se entornan mirándome con intensidad. Asiente con su cabeza para alzar nuestras manos entrelazadas y besar mis nudillos.
─Me pregunto cuánto tiempo podré estar aquí contigo y no desintegrarme en el intento con las Moiras tensando mi hilo de vida ─dice con una sonrisa.
─Mejor no pensemos en eso, vivamos al máximo tu estancia en el reino mortal ─propongo sin querer pensar en las despedidas porque no sé si pueda volver al inframundo luego de que me expulsaran y no volver, significaría no poder verle más…
Él me da un asentimiento.
─¿Quieren hacer una parada para comer? ─Propone Leti─. Oh, no sé si él come, lo lamento ─añade mirando a través del retrovisor.
─Comida estaría bien ─acepto.
─¿Podrías hacer una parada en mi empresa? Tengo que buscar dinero del reino mortal ─indaga Hades.
─Espera ¿Tienes una empresa, tienes dinero? ─Inquiere sorprendida deteniendo el auto en el semáforo.
─Sí…
─De hecho, trabajo para él ─acoto encogiendo mis hombros.
─No puede ser ─suelta ella riéndose ante lo alocado que suena, pero, decide no preguntar más por más curiosidad que se pase por su mente.
**
Horas después…
Llegamos a la casa, luego de hacer una parada corta en la empresa, él regresó con una bolsa llena de efectivo. Desconcertándome y solo esbozó una sonrisa con orgullo. Pasamos por comida y llegamos al apartamento.
Le muestro el apartamento como si ya no hubiera estado aquí antes, pero, esta vez no se manifestó desnudo en mi habitación.
─Este es el sillón de las películas románticas, todos los viernes vemos una, o repetimos una que nos guste ─indico haciéndole un recorrido, él escucha atento─. Este es el refrigerador, normalmente cocina Leti y sé cocinar, solo que…
─¿Sabes cocinar? ─Pregunta mi amiga burlándose de mí.
─Sí.
─No recuerdo que alguna vez me hayas cocinado ─Suelta lanzándose en el sillón con una sonrisa.
─Es porque no has tenido el placer de degustar mis platillos ─digo, cuando realmente no sé cocinar. Pero, no puedo quedar mal delante de Hades.
─Me gustaría probar algo que prepares ─menciona Hades y Leti se carcajea. Mis mejillas arden.
─Claro, algún día ─murmuro rápidamente─. Te enseño mi habitación ─acoto sosteniendo su mano para raptarlo. Abro la puerta y él pasa mirándola, se acerca a su vela sobre el buró.
─La sigues teniendo ─menciona casi impresionado. Arrugo mi cejo.
─¿Por qué no la tendría? Eso te hace mi esclavo y no todos los días se tiene de esclavo a Asael Morningstar ─digo con una sonrisa.
─¿Por qué eres tan buena conmigo? Prácticamente te obligué a fingir que eras mi prometida, te puse en riesgo y yo…no soy bueno, no para ti ─menciona llamando mi atención, le miro con desconcierto.
─No entiendo por qué no lo sería, me has hecho vivir estos días más de lo que he vivido estos años, me hiciste olvidar el dolor en mi corazón, estaba en un punto de declive en el cual pensé no salir y llegaste tú ─digo y él abre sus ojos─. Eres bueno, Hades ─añado sosteniendo sus manos─. Soy quien parece ser una destrucción eminente para tu mundo, yo debería de estarme preguntando ¿Por qué yo? Y no otra chica, no soy a quien todos eligen, aman y aprecian, aun así, tu vela llegó a mis manos con algún propósito que desconozco ─digo dándole una sonrisa mientras aguanto el nudo en mi garganta.
─Eres la indicada, sin importar que destruyas mi mundo, eres mi Perséfone ─manifiesta colocando a mis latidos alterados. No sé cómo tomar sus palabras intensas. Paso saliva y él rompe la distancia atrayéndome a él. Su torso caliente choca con mis pechos y su mano se entierra en los vellos de mi nuca con posesión para guiar su boca a la mía─. Creemos nuestro propio mundo y no salgamos de allí ─propone y mis mejillas arden.
─Hades… ─jadeo sobre sus labios.
─Soy tuyo, Perséfone.
─¿No te da miedo que te use para mi beneficio? ─Pregunto con gracia.
─Te doy mi consentimiento, puedes usarme cuanto quieras ─declara ronco para presionar sus labios contra los míos en un beso salvaje y vehemente. Me alza de repente y mis piernas rodean su cadera para escuchar cómo cierra la puerta detrás de mí provocándome una risita que le da paso a un gemido cuando su palma se estrella contra mi trasero nalgueándome.
**
Pasamos de largo obviando la comida y creo que esto se nos está haciendo costumbre. Recostada completamente desnuda sobre la cama, de costado él está en mi espalda embistiéndome con su enorme polla, sujeta mi pierna abriéndome más y sus dientes se entierran en mi hombro magreando mis pechos.
Mis gemidos inundan la habitación en la que nunca pensé que tendría sexo con el hijo de Lucifer. Quien me penetra con fuerza haciéndome sentir cada centímetro de su v***a, es un Dios muy dotado y sabe cómo usarla para proporcionarme tanta lujuria que me siento desfallecer. Me corro una y otra vez, siendo invadida por los orgasmos avasallantes que me dejan privada y temblando por los espasmos mientras que él, estalla en mi interior con su caliente semen uniéndose con mis fluidos.
Creamos un lujurioso infierno en cada rincón de mi habitación; el balcón, el suelo, las paredes y el baño.
─¿Lo sientes, lo sientes todo? ─Gime ronco contra mi cuello mientras me embiste por detrás empujándome contra la mampara de la ducha, mis pezones sensibles y endurecidos se aplastan en el cristal empañado y él tortura a mi clítoris entrando y saliendo de mi coño con su polla.
─¡Sí, todo! ─Respondo enloquecida y tiro mi cabeza hacia atrás. No sé cómo sigo de pie con mis piernas temblorosas ni cómo puedo seguir un round tras otro. Hades no tiene saciedad y era de imaginarse, no necesita hacer pausas ni descansar para retomar la maravillosa erección, es como un vibrador, pero…muchísimo mejor.
Empuja sus caderas contra mi trasero y con fuerza para estrellar sus pelotas en mi coño. Entierro mis uñas cuando sale de repente, jadeo con mi pecho subiendo y bajando e inesperadamente, siento su glande rozando mi culo apretado. Trago con dificultad puesto que él no deja de estimularme con sus dedos sobre mi clítoris.
─Hades…nunca lo he hecho ─Le aviso para que no me deje invalida con su m*****o prominente.
─Relájate y confía en mí, me encargaré de que te corras con mi polla en tu pequeño culo ─suelta con ronquez sosteniendo mi cabello empapado de sudor y del agua de la ducha para besarme el cuello. Cierro los ojos por las sensaciones que me provoca, puesto hace que me concentre en lo que sucede con su mano en mi perla sensible. Súbitamente, siento cómo comienza a entrar en mi culo, abro la boca impresionada y me quedo sin aliento cuando me expande de a poco hasta que entra por completo─. Maldición, que bien te sientes en todos tus hoyos ─añade en un gruñido de excitación que logra encenderme más.
Me embiste primero suave y luego aumenta la velocidad cuando me relajo y me corro en su mano sin más, gimiendo su nombre una y otra vez.
**
Me remuevo en la cama, con mi cuerpo abatido y calambres en las piernas por todas las posiciones y espasmos que invadieron mi sistema. Pestañeo mirándole parado viendo hacia el balcón completamente desnudo. Muerdo mi labio levantándome y envuelvo mi cuerpo de mi albornoz de satín anudándolo en mi cintura para llegar a él.
Le abrazo por la espalda y él se tensa por mi afecto repentino.
─¿Estás bien? ─Pregunto.
─Eso debería de preguntártelo ─espeta pareciendo molesto y arrugo el cejo. Se da la vuelta encarándome─. Fui muy rudo y no…no estás acostumbrada a esto, eres una mortal, debo de cuidarte ─dice y esbozo una sonrisa.
─No me quites créditos, creo que lo hice bien, prometo mejorar. Es que…no he tenido muchas experiencias ─digo avergonzada, Hades sujeta mi rostro negando con la cabeza.
─Tienes todos los malditos créditos, el que lo hicieras tan bien, me hizo perder los estribos y enloquecí. Eres perfecta, Perséfone y haces que se me olvide que tú no eres una ninfa que puede aguantar tanto salvajismo ─menciona y dejo salir un suspiro.
─Soy tu ninfa ─declaro y él resopla.
─Lo eres, ninfa de la primavera ─afirma.
─Si me haces daño; te lo diré ¿Entendido? Mientras, sigue haciéndome lo que haces, se siente tan bien ─digo colocándome de puntillas para alcanzar sus labios y besarme con vehemencia mientras la luz de la luna entra por el pequeño balcón de mi habitación.
Nos quedamos un rato más así, abrazados y besándonos hasta que mis tripas suenan anunciando que debo de comer y que realmente no soy un ser inmortal.
Salimos de la habitación encontrando una nota de Leti con la comida.
─”Espero que los gritos que escuché no fueran de un asesinato sino de placer, a la próxima, avisen porque antojan a uno y acepté una cita con alguien de Tinder, volveré luego de que se me quite la frustración y Cat, no leas esto en voz alta, te quiero” ─Leo en voz alta y miro a Hades quien se ríe. Niego con la cabeza y tendré que decirle a mi mejor amiga que coloque su petición al principio y no al final.
Nos disponemos a comer, parece que el mundo mortal le abrió el apetito porque devoró como si fuera la primera vez que comiera y me pareció lo más tierno. Le propuse ver películas, que quizás no había visto antes. Mientras me siento a su lado le miro y no puedo creer que él sea real y esté a mi lado, esbozo una sonrisa sintiendo cómo mi corazón late con fuerza gritando su nombre y alertándome el que me estoy enamorando de Hades.
Solo por esta noche no pienso en que hay la posibilidad de nunca más verle, quiero mentirme, ilusionarme y ser una idiota que se ha enamorado de alguien que no debería de estar en este mundo ni a mí lado viendo: “el diario de una pasión” y que es hijo de a quiénes los mortales tememos, viene del inframundo, donde las almas gritan desesperadas y a mí me hace gritar de placer.
Dejo salir un suspiro y sus ojos se posan en mí alterando mis pulsaciones, porque no sé qué sucederá con nuestros mundos ni con nosotros, solo sé, que mi corazón se está obsesionado con él.
**
Narrador Omnisciente
**Reino del inframundo**
La mujer de la capa roja era perseguida por sus cadavéricos demonios que graznaban, se arrastraban y rechinaban sus cadenas. Son sus hijos, aunque ella no los engendró, solo los denomina como suyos para llamarse “madre” nunca podrá ser realmente una progenitora, es su precio por permanecer a un lado de Lucifer como su mano derecha, la nunca reinante. Porque está bajo el yugo de que ninguna mujer es tan poderosa como para derrotar al mismísimo Lucifer y tomar el trono.
Ella, aún comiendo la bellota del tártaro sigue siendo inferior a Lucifer. Caminó decida hasta la puerta del palacio del rey del inframundo y el infierno, las empujó con su paso obviando a las gárgolas guardias.
─¡Lucifer! ─Exclamó con una sonrisa, su corazón latía fuerte por la emoción de pronto demostrarle a Lucifer que fue un imbécil en confiar en Asael, quien trajo el caos al inframundo con una pequeña ayudita. Lilith gritó el nombre del supremo una y otra vez.
─¡¿Quién se atreve a arruinar mi orgía?! ─Gruñó Lucifer apareciendo totalmente desnudo con su polla erecta y enorme. Se posó imponente con sus ojos rojos mirando a Lilith─. Tú… ─espetó despectivo─. ¿Qué mierda quieres ahora? ─Inquirió sentándose en el trono y cruzó sus piernas.
Ella esbozó una maquiavélica sonrisa.
─Asael se enamoró de una mortal y nos mintió a todos ─soltó sin más, sin poder esperar. Lucifer le fulminó con la mirada y tomó una respiración profunda, no se esperaba escuchar eso, que el rey quede como imbécil, es lo peor que le puede suceder y solo reverbera su furia interna─. Lo puedes confirmar tú mismo, esa “Perséfone” realmente no es una ninfa, es una simple humana que te mintió en la cara junto a tu hijo ¡Te vieron la cara! ─Declaró echándole más leña al fuego, mismo que crecía en el interior de Lucifer.
Varias grietas aparecieron en su rostro, como lava hirviente mientras que sus ojos se oscurecieron cual carbón, se levantó de un salto alzando sus alas imponentes y soltó un gruñido de enfurecimiento.
─Tráemelos aquí ─ordenó con una voz gutural.
Ella sonrío haciendo una reverencia.
─Por supuesto, rey.
─Recibirás tu recompensa, Lilith ─añadió emocionando a la mujer a quien se le iluminaron los ojos. Su plan estaba yendo conforme lo planeó o…eso creía, quizá todo estaba por salirse de control.
*Tártaro*
El enorme árbol que nació desde los pies de la ninfa mortal domó con sus raíces el tártaro, la magia del caos latía en las raíces, las hojas y el tronco, para acercarse más y más a la bestia oculta en aquel lugar. Era a quien Lucifer temía y ocultó por medio de hechizos en donde nadie pudiera acercarse, solo que, allí también estaban las bellotas, brillando para ser engullidas por el próximo sucesor poderoso del inframundo.
Cronos, estaba en un sueño eterno, padre de Lucifer y antiguo titán, primer rey de mundos, este, comenzaba a despertar por la cercanía de la magia del caos, las raíces cada vez estaban por tocar su figura enorme y despertarle…de hacerlo, no había nada que lo detenga, que destruya ambos mundos por la rabia desmedida que yace en su interior. La magia del caos nunca debió de llegar al inframundo, hasta que una mortal algo mágica, pisó la tierra muerta e hizo crecer un árbol gigante enamorando al futuro rey del inframundo…