| Poderes infernales de la ninfa |

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Los ojos feroces de Lucifer me observan a detalle, intentando entender lo que está ocurriendo en su inframundo y porqué esta “ninfa” de la primavera lo está alterando de esta manera. Hades toma mi mano alejándome de su padre quien no se nota muy animado o feliz. ─Creo que es hora de que mi prometida y yo sigamos fornicando ─anuncia Hades como excusa para irnos. ─Llegaré al fondo de esto y si me están ocultando algo, se atenderán a las consecuencias ─advierte Lucifer y sus ojos se colocan rojos. Hades me alza en sus brazos y libera sus alas para llevarnos lejos de él. Sujetándome con fuerza del cuello de Asael, miro el enorme árbol que ha crecido de la nada. ─¿Qué significa? ─Murmuro hacia él encontrándome con sus luceros miel mientras que mis latidos golpean incesantes. ─No lo sé, esto es muy extraño. Sospecho que tiene que ver con que seas mortal, los mortales no suelen pasar mucho tiempo aquí, de hecho, no entran al inframundo a menos que hayan muerto y sean sus almas en vez de sus cuerpos ─menciona preocupado. ─¿Qué nos hará si nos descubre? ─Inquiero asustada. «Esto me pasa por meterme con el hijo de Lucifer» ─Tú reclamaste mi vela de nacimiento, te pertenezco y es algo que él no puede cambiar ni entrometerse o alterará a la magia del caos, que fue la misma que me atrajo a ti ─dice con intensidad en sus palabras. Pestañeo asintiendo y ruego que no pueda hacernos nada, temo por Hades, este es su hogar y no pretendo joderlo todo porque a mí se me ocurrió encender una vela en medio del despecho. ─¿Cuándo volveré a la tierra? ─Indago llamando su atención, una sonrisa aparece en sus comisuras, una muy lasciva que remueve cosas en mi interior. ─¿Quieres volver tan pronto? ─Pregunta con un tono de voz muy suave que me provoca un suspiro. Muerdo mi labio y niego con la cabeza. ─La verdad es que…no ─digo y él inclina su rostro hacia mí para besar mis labios con intensidad. Entierro mis dedos en su cabello para sentir cómo mi corazón late con más fuerza a medida que el beso se vuelve más intenso con su lengua encontrándose con la mía en una danza lujuriosa. Me provoca un jadeo en medio del beso cuando muerde mi labio inferior y sonríe con picardía. ─No tienes que regresar ─gruñe con ronquez y abro mis ojos. ─Si tengo, allí está mi familia y amigos, no sabemos si el quedarme aquí seguirá alterando al inframundo de alguna manera, y Lucifer hará de todo para saber la verdad. No es como si quisiera tener al diablo detrás de mí ─digo en un tono de diversión. ─Eso es un halago en el inframundo ─comenta. ─En la tierra, para nada ─Me rio─. Además, tenemos un trato ─acoto llamando su atención. ─¿Sí? ─Sí, estaré aquí el tiempo que me necesites para convencer a tu padre, luego, me iré ─respondo con simpleza sin saber lo que abarca todo eso. ─¿Y si quiero que te quedes más tiempo? ─Indaga con seriedad. ─Hades… ─Lo digo en serio, Perséfone ─insiste y tomo una bocanada de aire. ─No puedo prometerte nada de eso. Tengo que volver a tierra firme en algún momento, es allí donde pertenezco ─menciono, pero sus ojos se colocan de forma extraña, más profundos y melancólicos. Acaricio su mejilla invitándole a que me mire. ─Disfrutemos el tiempo que nos queda aquí ─propongo, antes de volver a mi realidad. ─Haré que la disfrutes y no quieras irte nunca de aquí. ─¿Me vas a vender el inframundo? ─Inquiero divertida. ─Te lo voy a dar, Perséfone ─manifiesta y vuela más alto provocando que le abrace con más fuerza─. Sujétate bien, monita ─Se burla y me carcajeo nerviosa. ** Llegamos de vuelta a su palacio, que literalmente es lo más grande del inframundo y hay una vista de aquí hacia el árbol n***o a la distancia. Entramos y mi estómago truena del hambre. La vergüenza se me instala en el rostro porque Hades lo escucha. ─¿Eso qué fue? ─Pregunta sorprendido. ─Nada. ─murmuro. ─¿Tienes un reptiliano allí o qué? ─Insiste y le doy la espalda. ─¡No es un reptiliano! ─Chillo─. ¡Tengo hambre! ─Sollozo porque me duele. No he comido nada en todo el día y desde anoche. De repente, salen flores a los costados de nosotros, brotan del suelo de la habitación. «¿Qué carajos?» ─Esto ya es muy extraño, trata de calmarte ─Me pide y asiento respirando de forma profunda. Algo me está ocurriendo y no sé qué es─. ¿Por qué no me pediste comida? ─Pregunta y le encaro. ─¡Porque la comida de aquí tiene gusanos y está podrida! ─Replico frustrada. Él se rasca la nuca mirándome con desconcierto. Más flores brotan y todas oscuras, de color azabache. ─Puedo conseguirte comida normal, de la que como ─propone. ─¿Sí? ─Murmuro. ─Solo, no te alteres o inundarás el palacio de flores ─menciona y toma mi rostro para obligarme a mirarle─. Eres tan tierna y sexy cuando te enojas ─murmura besándome la frente para dejarme perpleja y camina hacia la salida de la habitación ─. Luego de que comas tendremos una sesión de lujuria, me he puesto muy cachondo y…hay que practicar lo de la transportación ─acota sonriendo de forma pecaminosa para irse y dejarme atónita rodeada de flores. ─¿Y ustedes por qué salen de repente? ─Le hablo a las flores reconociendo que son unos narcisos azabaches. Decido darme un baño relajante. Me sumerjo en la tina y abro los ojos al ver unos pétalos negros flotar. «¿Qué está ocurriendo?» Acaricio mi cabello y de allí salen más pétalos, los miro en mis palmas y son iguales; todos oscuros. Tomo una bocanada de aire saliendo de la tina, creo que ha sido suficiente. Salgo del baño y detengo mis pies al encontrarme a la ninfa rubia de mi primer día…aquí. Ella está completamente desnuda y se da la vuelta. ─¿Qué haces aquí? ─Espeta furiosa. ─Eso debería de preguntarte, es la habitación de mi… ─¡No! No es tu prometido ─replica sin dejar que termine de hablar. ─Sí, lo es. Si deseas esperar por él, te sugiero que te coloques algo de ropa ─digo encarándole. Ella suelta una carcajada mientras que sus ojos arden. ─Soy su ninfa favorita e iba a proponerme, tú no eres nadie, dudo que seas una ninfa real… porque puedo olerte y no eres de aquí, mira lo que estás provocando ¿Qué son todas estas flores y ese árbol del que todos hablan? ─Suelta enfurecida. Tomo una bocanada de aire sujetando el albornoz, aprieto mis labios en una línea recta mientras que ella, se acerca más a mí─. Fui yo quien rechazó al rey de la lujuria e hijo de Lucifer, le dije que no estaba preparada, pero…ya lo estoy y es hora de que vuelvas por donde viniste, florecita ─suelta empujándome contra la puerta del baño, hago un mohín de dolor cuando mi espalda choca con la dureza. ─No estoy para tu escena de celos y de mujer ardida, no he comido y estoy muy enojada ─advierto en un murmuro a lo que ella se ríe. ─¿Y? ¿Qué piensas hacer? ¿Convertirme en planta? ─Se burla carcajeándose mientras que mis latidos reverberan en mi interior─. Llegará Hades y me lo follaré como nunca, le recordaré quién es su ninfa s****l y tú quedarás en la historia…es un hombre insaciable puesto que es el rey de la lujuria, necesita a alguien igual que él ─añade afincando su índice en mi clavícula con fuerza. ─No me toques ─gruño. ─¿O qué? ─Reta y mi pecho sube y baja. ─Te lo estoy advirtiendo, no sé qué está ocurriendo conmigo, es mejor que no me provoques ─espeto fulminándole con la mirada. ─No me hagas reír, florecita ─dice mostrándome sus uñas afiladas como cuchillos y abro mis ojos─. Puedo cortarte el rostro angelical que tienes y desfigurarlo a mi antojo ¿Crees que a Hades le sigas gustando? No lo creo ─añade amenazándome y acerca la punta de una de sus uñas que afinca la punta en mi cuello. Hago un gesto de dolor y le empujo con todas mis fuerzas apartándola de mí. De repente, algo estalla, dándole paso a una nube densa y oscura. Toso manoteando en el aire para apartar el humo y aclarar mi vista. ─¿Ninfa? ─Pregunto al no verla. De forma inesperada, cuando la nube se disipa me muestra una plantita negra con un jarrón, me inclino para tomarlo en mis manos y leo que dice “Minte Leuce” ─…No, no puede ser ─murmuro para mí. Vuelvo a dejarlo en el suelo y me aparto asustada ¿Qué fue lo que hice? ─¡He vuelto con mucha comida! ─Anuncia Hades cruzando la puerta y alza dos bolsas grandes. Coloco mis ojos en él─. ¿Más plantas? ─Inquiere arrugando el cejo. ─Hades, he hecho algo muy malo ─murmuro y él me observa dejando las bolsas en el suelo─. Creo que…tengo que volver a la tierra, yo… ─Mis manos tiemblan y el nudo en mi garganta se aflora, él rompe la distancia para llegar a mí y envolverme en sus brazos para sollozar. ─¿Qué sucedió? No puede ser tan malo, estamos en el inframundo, aquí pasan cosas muy fantásticas, digo, muy malas ─dice sosteniendo mi rostro. Admiro sus ojos miel sujetándome de sus muñecas─. Respira, Perséfone, nos vas a inundar de flores ─murmura manteniendo la calma por mí, por más enterado de que algo malo ocurre conmigo en este lugar. Asiento y suelto una bocanada profunda de aire. ─Ahora dime, ¿qué ocurrió? ─¿No te enojarás? ─Inquiero. ─¿Contigo? Solo si intentas seducir a un demonio ─menciona haciéndome reír─. O vuelves con el patán de tu ex prometido, aunque, le mataría y a ti, te ataría de la cama para provocarte tantos orgasmos como sean posibles para que le olvides ─añade con una lascivia exquisita. ─¿Tengo que molestarte para que eso ocurra? ─Indago curiosa. ─No, pero, es la única manera en la que me vengaría de ti ─Asiento suspirando, muerdo mi labio pensando en cómo decirle. ─Una Ninfa te estuvo buscando, estaba completamente desnuda y…me amenazó con sus uñas, habló de que volverías con ella, me enfurecí ─explico tomando su atención y él arruga el entrecejo. ─¿Cómo era? ─Rubia, es la que nos interrumpió aquella vez… ─Menti ─dice él sabiendo de quién hablo. Siento celos de que sepa quién es. «¿Podría sentir celos de una planta?» ─¿Y dónde está? Se atrevió a lastimarte ─menciona acariciando mi cuello y suelto un gruñido de incomodidad─. Tú eres mortal, no te curas de inmediato ─añade preocupado. ─Estoy bien, en cambio ella…no tanto ─Señalo la planta en medio de la habitación, él se gira para verla. ─Eso es una planta. ─Es ella ─Cubro mi rostro con vergüenza. Hades aclara su garganta y se coloca erguido analizando la situación. ─Me molestó tanto que algo pasó, solo la toque e hizo “Puff” para volverse una planta ─digo. ─Creo que debemos de ir con unos especialistas en el tema ─menciona llamando mi atención─. Mientras, busquémosle un buen lugar a Menti, mi padre no puede saber de esto ─añade y asiento. ─¿No estás molesto? Ella dijo que tú y… ─Ella es parte de mi pasado ─interviene─. Tú, mi Perséfone, eres todo lo que me importa en este instante, y créeme…Menti está a salvo en ese hechizo porque de lo contrario, le hubiera cortado la cabeza por hacerte daño ─manifiesta imponente y me eriza la piel. Alzo mis brazos para guindarme de su cuello y él me alza para acercar sus labios a los míos. ─Eres todo un misterio, Perséfone y tan poderoso ─declara con ronquez para tomar mis labios con vehemencia─. ¿No quieres alimentarte primero? ─Inquiere sobre mis labios y esbozo una sonrisa. ─Quiero el postre ─espeto besándole de regreso. No sé lo que nos depare de ahora en adelante, pero, todo es mejor que mi realidad en el reino mortal. Hades es todo lo que necesitaba y no pienso apartarme tan pronto de su lado. ** **Reino Mortal** La cabellera rubia de Leticia Vonpart se ondeó en el viento mientras salía de la cafetería que se encontraba debajo de su edificio. Su mente aún maquinaba lo que había ocurrido con aquel cuervo extraño que explotó de repente y la nota que recibió de su mejor amiga. Pensó mil posibilidades y decidió quedarse con la idea de que solo había conseguido una aventura de folleteo muy buena. Esbozó una sonrisa pensando en eso y detuvo sus pasos de golpe cuando una figura masculina se interpuso en su camino, alzó su rostro para reconocer el de Kevin Villin; el ex prometido de Cat y quien le rompió el corazón robándole dinero. ─¡Eres un maldito! ─Gruñó golpeándole con su bolso Prada─. ¡Llamaré a la policía! ─Advirtió buscando su celular, Kevin la sujetó deteniéndole. ─Necesito que me escuches, Cat no lo quiso hacer ─insistió y ella abrió los ojos con asombro. ─Eres un degenerado descarado, le robaste, la traicionaste ¡Le dejaste en el altar! ¡Creímos en ti! ─Chilló decepcionada y llena de furia. ─Me arrepiento de todo eso, y no fue mi intención, pero necesito que me escuches porque Cat está con un sujeto malévolo ─soltó y ella arrugó el cejo. ─¿Más malévolo que tú? ─Se burló la rubia cruzándose de brazos. ─El tipo me miró como la muerte, y me amenazó de una manera horrible llevándosela a la fuerza. Ella podría estar en peligro ─soltó mentiras unas tras otras. Leti tomó una bocanada de aire y sabía en el fondo que no se puede confiar en alguien como Kevin, pero, necesitaba saber más sobre ese “sujeto” que está con su mejor amiga. ─Solo te escucharé y espero una buena excusa o llamaré a la policía y mis abogados, Kevin ─advirtió tajante caminando de regreso al interior de la cafetería junto con él. Porque ¿En qué más podría estar metida su querida Catherine Spellman?
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