Capítulo 07 | Deséame |

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Él se está riendo… hijo de… ─Muy bonito tú─ manifiesto, negando con la cabeza. Él encoje los hombros mientras su sonrisa se suaviza. ─Esto te pasa por enamorarte de esta bestia. ─ Asegura. Dejándome en claro, que ha sido lo mejor. ─Oye… tú esposa y tú bebé quieren comer algunas cosas…─ acoto de repente, sonriendo mientras con mi dedo índice jugueteo en círculos con los rulos de su cabello. Sus manos bajan a mi trasero, él se termina de sentar en el suelo, colocando encima de él. ─¿Qué quiere mi esposita y mi bebecito?─ Pregunta, haciendo que mi interior se estruje de ternura. Queriendo llorar. ¡Contrólense, hormonas! ─¡Gomitas, Pizza, chocolate, macarrones, empanadas, arepas, tequeños…!─ Exclamo entusiasmada, todo lo que mis papilas gustativas ansían  saborear. ─Oh. Calma, amor. Creo que mejor, le decimos a Sebastián que traiga todo eso. Que haga algo, tal vez lo adoptemos como sirvienta ¿Qué piensas?─ Propone, mirándome con ternura. Sus ojos azules brillan nuevamente cuando me miran. Se ve ardiente. Tuerzo los ojos.  ─No será nuestro sirviente, aunque, él no se negaría─ pienso. Kilian aprieta mi trasero con picardía. Provocándome un leve gemido. ─Kilian, Kilian─ canturreo, domando sus labios suaves que insistían en ser besados. Contemplo el rostro de Kilian, quien se encuentra dormido plácidamente a mi lado. Es tan hermoso de observar y tan doloroso. ¿Cómo ha podido soportar tanto? Me pregunto con melancolía. Paso mis dedos por el relieve de su semblante, recorriendo su piel. Mis dedos disfrutan del tacto que le proporciona Kilian, es como tocar algo que anhelaban. Inesperadamente, se mueve, estirando el brazo que mantenía sosteniendo su rostro, para colocarlo encima de mí y abrazarme a él. Me quedo inmóvil, sorprendida por su la reacción de mi piel desnuda con la suya, cuando mi pecho choca con su pectoral. Su perfume invade mis sentidos, dejándome absorta. ─Noto que te gusta observarme mientras duermo─ murmura adormilado. Abro los ojos sorprendida. ─Ya quisieras tú─ digo, tratando de mantener mi orgullo. Tengo sus comisuras pegadas a mis ojos, dejándome percibir su sonrisa de lado. Creando líneas bailarinas a los lados de su boca. Tan atractivo y apasionante. ─Me amas─ afirma canturreando. Para abrazarme más a él, y soltando un suspiro. Siento, cómo mi piel reacciona erizándose. Mis mejillas arden y es como si todo se intensificara, cada vez que pasan los días… él me enloquece. ─¿Te dormiste?─ Pregunto, quedándome quieta. Él no responde. Afirmándomelo. ** Al despertarme, Kilian se levanta antes. Cosa que me causa extrañeza. Luego de ir al baño, bajo las escaleras al oír un ruido proveniente del garaje. Cuando llego al lugar, me encuentro con Kilian, montando en una escalera, tratando de alcanzar algo. ─¿Qué haces ahí arriba, idiota?─ Pregunto, cruzándome de brazos en la entrada. Él se tambalea al escuchar mi voz. ─¿Nunca te dijeron que no sorprendieras a nadie cuando están haciendo malabares? ¡Podrían morir! ─Exclama causándome una carcajada sarcástica. ─No te veo en el suelo, retorciéndote─ observo. Su rostro me detalla, sorprendido. ─¡Cuánta maldad yace en ti!─ Expresa, haciéndome reír. ─Baja de ahí, podrías en serio caerte y no tengo ganas de manejar a un hospital─ pido, viendo cómo él toma un balde de pintura, y termina de bajar en un salto. ─Me encanta tu preocupación, solo porque no tienes ganas… qué bella, Lauren─ dice sarcástico, acercándose a mí. Sus labios chocan con los míos, besándolos con una lujuria encapsulada. ─Mierda, me excitas─ gruñe en mis labios. ─A ti todo te excita, Kilian─ manifiesto con gracia, torciendo los ojos. Él se separa de mí, ofendido. ─¡Eh, claro que no!─ Expone con un gesto adorable. Muerdo mis labios al observar la camiseta gris que le marca al torso a causa del sudor. ─¿Qué andabas haciendo y por qué la pintura?─ Indago ante la curiosidad. Sus ojos azules, me miran con deseo. Me ha pillado mirándolo de más. ¡Es que está ardiente mi esposo! ─Pensaba en pintar la habitación de invitados, para el bebé. Estuve limpiándola y armando el corral que llegó, pero la única pintura que tenemos es color moco... dudo que le guste─ explica, levantando su brazo para mostrarme sus bíceps bien marcados mientras rasca su nuca, alborotando todas mis ganas de besarlo.  ─Me encanta… digo, le va a encantar─ carraspeo ante el vómito verbal. Él me mira con picardía, lo hace a propósito. ─Hace como calor aquí ¿no?─ Suelta, dejando el envase de pintura en el suelo, para proceder a hacer un ademán de  quitarse la camisa. Deshaciendo de ella, dejándome admirar su cuerpo. Mis muslos se contraen al ver su torso bronceado y sudado. La Lauren consciente y calculadora se fue con el demonio. Saboreo mis labios mientras no dejo de vislumbrar al mismísimo Dios del olimpo. ─Mierda, Lauren. Deja de mirarme así, me dan ganas de follarte duro y sin compasión─ sus palabras golpean mi interior, haciendo que mis ansias de él toquen el punto máximo de control. Doy unas largas zancadas hacía él, impactando su cuerpo con el mío, colgándome de su cuerpo mientras mis labios se encargan de comerse los suyos. Sus manos se posan en mi trasero para sostenerme, llevándome a sentir su viril erección golpear mi pelvis. Mis manos se inquietan enredándose en sus rulos oscuros, cuanto amo su cabello. Sus manos levantan la tela de la camiseta que cubría mi piel ya erizada y excitada, siento sus dedos enterrarse en mi piel, lujuriosos. Mi respiración se exalta, queriendo sentirlo tan saciado dentro de mí. Mis labios enloquecen con los suyos, devorándose y saboreándose como si no existiera un mañana; solo existe este momento. Siento cómo me lleva hacia el capó del Lamborghini, me coloca encima de él, haciéndome retorcer cuando mi piel toca el frío material, él separa mis piernas, para colocarse entre ellas. Su cuerpo caliente me cubre, me arropa su delicioso aroma. Mis manos bajan hasta el bordillo de sus pantalones de chándal, bajándolos junto con su bóxer, dejando salir su sexo palpitante que choca con mi pelvis. Al sentirlo, mi cuerpo reacciona, la humedad se hace vigente. La excitación va en aumento, en un aumento incontrolable… lo quiero todo. ─Kilian… por favor─ suplico en sus labios, tomando una bocanada de aire mientras saboreo mis labios hinchados con su sabor. Él esboza una sonrisa de infarto. Termina de sacar la tela que me cubría, por encima de mi cabeza. Hasta dejarme con los brazos alzados  sobre mi cabeza, y la tela reteniendo mis muñecas, impidiéndome bajar los brazos. Su seducción me enloquece en desmedida, me encanta cómo él me posee. Levanto mis senos descubiertos, al sentir la brisa palpar mi piel. Un gemido reprimido se me escapa, cuando su m*****o roza la hendidura de mi sexo cubierto por la braga. Él suelta un jadeo cuando me observa sumisa debajo de él. Puedo sentir su excitación, en su mirada se desbordan las ganas de tomarme con rudeza. ─Hazlo─ ordeno con la voz ronca, llena de exaltación. Dándole mi confianza, captando su temor de hacerme daño. Él deja una de sus manos, sosteniendo mis brazos encima de mi cabello, mientras que la otra baja desde mi cuello, acariciando mi piel desnuda. Haciendo que mis piernas se aprieten con él. Sus dedos marcan un recorrido en mi piel, hasta llegar a mi vientre y al bordillo de mis bragas. Cuando lo hace, de un jalón, las revienta. Reprimo un gruñido por el ardor placentero que me ha dejado. Muerdo mis labios al ver su boca entre cerrada jadeando de excitación. Sus ojos se encuentran oscuros llenos de fogosidad. ─Eres tan hermosa… Dios, me tienes embobado─ expresa, su voz me agita como una desquiciada. De repente, siento su sexo, entrar en mí. Mi espalda se encorva al sentir su grosor y calentura. ─Deséame…─ jadea, provocándome un gemido al embestirme de golpe. Llenándome por completa. Su pelvis choca conmigo, cuando me penetra nuevamente. Mis gemidos se descontrolan y el no poder tocarlo, me frustra, impacientándome más. Sus labios, vuelven a devorar los míos, callando mis gemidos cuando sus embestidas se intensifican, mis muslos se contraen al sentir el placer llenarme. Mis pies se retuercen sintiendo todo en cada esquina de mi cuerpo.  Puedo estallar de placer en cualquier momento, y Kilian, es el dueño y él es el que acciona eso. Súbitamente, suelta mis muñecas, dejando mis manos libres. Se separa de mis labios, besando mi cuello. ─Ahora te daré la vuelta, amor─ susurra a mi oído. De repente, sale de mí. Sus manos me levantan y colocándome con una delicadeza impresionante, me da la vuelta, haciendo que le dé la espalda. Suelto un jadeo por el movimiento, y siento su sexo rozar la entrada de mi centro. Su torso reposa en mi espalda, y sus brazos pasan por debajo de mí, tomando mis senos en sus manos, acunándolos. Me retuerzo por la sensación, queriendo que me tome de una vez. Inesperadamente, me embiste, con rudeza, tal y como nos gusta. Nuestros gemidos y jadeos se mezclan en una melodía impura, como dos animales a punto de estallar. Su respiración en mi cuello me lleva al borde de la locura. Él se siente tan satisfactorio y apretado dentro de mí, mis manos se plasman en el auto, sudadas,  a más no poder. Nuestros cuerpos se mueven en sintonía llevados por la lujuria. Nos dejamos envolver por nuestro placer, como dos locos en busca de un abismo para lanzarse y no volver. Somos una fatalidad física, nos rendimos por nuestro calor. 
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