Suelta una carcajada, él sabe los efectos que causa en mí y disfruta de ello. No me quejo, me encanta. Súbitamente, mi celular vibra, en medio de la calle, a la salida del restaurante. Despedimos a mi padre, que se introduce en su auto. Decido leer la notificación, y el número que registra mi celular, es el de Estefan. Siento el cuerpo de Kilian pegarse al mío, haciendo que bloquee el celular con velocidad, para ocultarlo en mi bolso de mano. Ese mensaje me hizo sentir nerviosa, acelerándome el corazón. ─¿Qué sucede?─ Inquiere preocupado. Descifrándome en unos milisegundos. A veces odio que me conozca tanto. ─Nada que te importe, chismoso─ respondo, imitando la ironía. Él sonríe despampanante. ─¿Acaso una sorpresa de aniversario?─ Cuestiona emocionado. Causándome ternura y dolor.