"No estés así, hijo. Todo está bien, todo ha terminado.", dijo Eavan Don, mientras abrazaba a su hijo y le daba suavemente unas palmaditas, como lo hacía cuando él era un niño. “Sí, todo ha terminado y esta mujer nunca volverá a aparecer en nuestras vidas.”, pensó la mujer. Quizás fue porque el abrazo de su madre fue demasiado cálido, o de alguna manera porque sintió que pudo desahogar su tristeza; pero, ni bien estuvo en los brazos de su madre, sus ojos se oscurecieron y su cuerpo se sintió tan débil que se desmayó. "¡Avisa una ambulancia, ahora mismo!", gritó Eavan Don muy preocupada. …. Cuando Auster Mu por fin se despertó, era la tarde del día siguiente; parecía como si nada hubiera pasado, era un nuevo día y el cielo estaba tan azul, que el sol brillaba radiante. A