Después de salir del lugar Julio llevó a Bella a hasta su casa. Eran las tres de la mañana y ambos ya comenzaban a sentir cierto cansancio. No obstante, esa noche de primavera era encantadora y ameritó que avanzaran con el techo del coche plegado.
Mientras Bella entrecerraba sus ojos al sentir la brisa cálida, se veía feliz y relajada. No había esperado mucho de esa salida, pero había pasado un muy buen momento. Cuando el vehículo se detuvo en la puerta de su casa acarició la mano de Julio con verdadero afecto.
— Hoy me divertí mucho. La pasé muy bien. — afirmó tras lo cual le dio un beso en la mejilla.
Él sonrió con cierto aire tímido. Saber que ella había estado a gusto lo hizo sentir satisfecho.
— Yo también me divertí, Bella. ¡Gracias por acompañarme!
Ella se quedó mirándolo duran
