Dos semanas después.
—Creo que ya no tengo más nada que enseñarte, Miriam — le dice Alicia, en una visita a la oficina de recepción—, conoces todos los procedimientos, y lo estás haciendo muy bien
—Gracias, Alicia; por haber sido paciente conmigo —le responde Miriam—; pero igual, me gusta que vengas a visitarme todos los días, me encanta charlar contigo.
—Ahora que tu estas aquí, tengo más tiempo para eso —le dice Alicia—. ¿Cómo te han tratado los médicos, en el tiempo que tienes aquí?
—Me la llevo muy bien con todos los médicos, son muy amables conmigo —le dice Miriam—, excepto, la Doctora Rebeca; no me cae muy bien, ni yo la agrado mucho a ella; últimamente se ha vuelto muy intensa conmigo.
—Ya te dije al principio, que ella es algo amargada —le dice Alicia sonriendo—; yo creo tambi
