12-1

2177 Words

12 —Por simple cuestión de honradez, debo escribirle para hacerlo saber que ya le he planteado a usted la cuestión —le dijo a su anfitriona aquella noche—. ¿Qué respuesta desea usted que le comunique? —Comunícale que tienes que verlo de nuevo —dijo la señora Gereth. Fleda pareció quedarse sumamente perpleja: —¿Para qué diantres tengo que verlo? —¡Para lo que te apetezca! A la muchacha la habría sorprendido la frivolidad de estas palabras de no ser porque ya, al cabo de unos pocos segundos, había comprendido la dimensión del cambio súbitamente obrado en su propia relación con su amiga: cambio obrado preponderantemente, a juicio de dicha amiga, en lo tocante a la implicación de la muchacha en el gran problema. El efecto de todo lo que había seguido a la visita de Owen había sido conver

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