– ¿Por qué? Es una pregunta sin respuesta y todavía soy capaz de hacerla, tal vez porque no puedo resistirlo. – Llegaste tarde, sí fuera tú trataría de llegar a tiempo en lugar de hacer que las criadas pasen un mal rato. – No, ¿por qué me está haciendo esto?, llegar en una carreta, dejarme afuera en la lluvia, negarme la comida, decirles a los sirvientes que mientan, ¿por qué lo está haciendo? La señora Sigfred toma un poco más de agua y gira la cabeza para mirarme – ¿me estás amenazando? ¿Qué?, no. – Escuche que le contaste a mi hijo todas esas tonterías para que corriera a las criadas que te cayeron mal, ¿qué fue lo que pensaste?, que Lucía era muy hermosa e iba a quitarte a tu marido, ten un poco de decoro, es vergonzoso tenerte en la familia. – ¿De qué está hablando? – me levant