Luego de terminada la clase, Lex estaba por irse, Asia pidió que esperara, Berti salió con ella, y caminaron acercándose a Lex
—¡De ninguna manera, Asia! —exclamó su madre saliendo de casa, tras ellos, Lex frunció el ceño, intentó saludar a la mujer, pero la vio tan furiosa que tuvo algo de temor—. Berti no tiene que llevar a esté… señor, a su casa, él me sirve a mí.
—¡No te metas, madre! —exclamó Asia
—Ah, perdonen que me meta, pero, pos no necesito que me lleven, yo puedo irme en el camión, no se meta en líos, güerita
—Ya ves, esté hombre se iré como vino, ¿Acaso ya se cree nacido en cuna de oro? Nunca olvide como caminar, señor Dalmau, porque usted, siempre volverá a las calles —espetó llena de rencor, Asia la miró con ojos enormes.
—¡Madre, cállate! —gritó Asia
—¡No, güerita! No
