—En realidad… yo quiero a Lex… quiero decir, quiero lo mejor para él, es un hombre con un talento impresionante para la música —Lex la miraba con ojos enormes y brillantes —¡Neta que sí! Al fin, alguien me hace caso, pos yo de chamaquito siempre quise llevármelo a las cantadas de la tele, pero pos mi jefito jamás nos dejó, decía que esos eran sueños guajiros, pero estoy segurita de que con ese vocerrón que él tiene, ¡Uy, no! llegaría a ser el mejor de los mejores. —¡Ay, ya, Morita! Me estás poniendo nervioso. —¡Nada de nervioso! Mira ahí viene mi apá, con el mariachi, vengase pa´ca, venga a cantar con el mariachi. ¡Apá, pónganos a cantar al niño! —exclamó Su padre sonrió y le dio un gran abrazó, Lex necesitaba ese abrazo, luego de que su padre lo hubiese repudiado delante de su madra