Después de aquel insistente, nos tomó unos minutos salir de aquella casa, el rostro de Camilo mostraba inconformidad con los hechos acontecidos. Mientras íbamos camino a mi hogar, el silencio era notorio pero aún más el enojo de Camilo.
—Anastasia, lamento mucho lo sucedido esta noche, de pronto no pensé que Óscar le haría daño y menos en presencia de nosotros, me aterra pensar que le pudo haber hecho algo, y más en mis narices— Expresó Camilo su frustración mientras me ayudaba a bajar del vehículo.
—No se preocupe señor, ni siquiera yo misma pensaba que ese hombre tomaría esa actitud, pero en realidad así hay muchos hombres, que son unos aprovechados— Respondí con resignación.
—Lo bueno de todo esto es que no se salió con la suya, y que le di su merecido por ser tan bruto.
—No se preo
