Mientras iba de regreso a casa, no podía parar de llorar, quizás de los nervios o frustración, habían robado mi bolso, los delincuentes necesitan tomar el trabajo del otro. Tan solo veinte minutos después llegamos a casa, honestamente fue un momento embarazoso para mi, no esperaba que mi jefe me viera llorar por un bolso. —Muchas gracias por traerme señor, no se hubiera molestado, aunque no tenía dinero para tomar el taxi después de que se llevaron mi bolso— Mientras bajaba del vehículo pronuncié estas palabras, sequé mis lágrimas para no parecer una niña boba ante Camilo. —No se preocupe, de todos modos no la iba a dejar sola, debe de poner la denuncia, así que puede entrar a trabajar al medio día— Respondía Camilo mientras bajaba de su auto. —Le agradezco mucho señor, es Justo lo que