Cristopher Reynolds Pov's
En mi cabeza daba vuelta lo sucedido está mañana.
Sus ojos me habían atrapado por completo eran como un imán que no podía dejar de ver.
Admito que me hizo enojar un poco el haber chocado con ella, pero cuando la vi su belleza me dejó paralizado, pero aún más su manera de responderme.
Sonrió negando al acordarme de mirada la cual me inspeccionaba descaradamente pero todavía más su rostro al verme en la sala de juntas.
Me levanto de su silla, acomodo mi saco y salgo de su oficina de la cual me dejó solo y rechazándome la invitación a comer.
"Vaya Mujer"
Cuando salgo todo mi buen ánimo de esfuma al ver a Lorena parada a un lado del ascensor tecleando en su teléfono.
Sujeto el puente de mi nariz y suspiro con pesadez tratando de comportarme lo más sereno con ella.
Levanta su mirada un momento se su teléfono, me observa y por cómo lo hace sé que está molesta, pero a estas alturas me importa un rábano.
— Cristopher – camina hasta quedar frente a mí.
— Lorena – digo cortante.
— ¿Qué fue todo eso allá dentro? – se cruza de brazos – primero la escena está mañana y ahora esto ¿A caso te interesa?
— Ese no es tu asunto Lorena recuerda que solo eres la jefa de recursos humanos, no te tomes atribuciones que no te corresponden.
Camino hacia el elevador, escucho sus tacones resonar en el suelo detrás de mí.
— Te recuerdo que desde hace un año no soy solo la jefa de recursos humanos – entra al elevador conmigo – tenemos una relación así que si me incumbe Cristopher.
— Lorena – introduzco la mano en mis bolsillos – fui muy claro cuando te dije que todo terminaba solo fueron a costones ocasionales, no te confundas, ahora te pido que mantengas tu lugar y yo el mío.
Cuando el elevador abre sus puertas en recepción bajo sin esperar respuesta de ella, camino a la salida donde saludo a Martín él seguridad a cargo de la empresa.
Al salir me encuentro a Lucas quien me abre la puerta trasera de la camioneta, subo la cierra y sube a la camioneta poniéndola en marcha.
— ¿A dónde vamos jefe?
— Restaurante Pier, a dos manzanas.
— Entendido.
(...)
Al llegar al restaurante me encuentro con Kevin en la entrada quien al verme sonríe ampliamente.
— Hasta que sacas tiempo para tu mejor amigo – me extiende la mano saludándome y palmea mi hombro – me extraño tu llamada.
— Necesito desahogarme o voy a explotar.
Caminamos entrando al restaurante, la chica de recepción nos da la bienvenida con una sonrisa y nos lleva a una mesa.
— Por la cara que traes veo que es grave amigo – masculla mientras toma asiento frente a mi – explícame? ¿Qué está sucediendo?
— Sucede que prácticamente estoy obligado a casarme.
— ¿De qué hablas? – ríe y al ver que no lo hago su sonrisa se desmorona – ¿hablas enserio?
— Muy enserio – levantó la mano llamando al mesero – dos whiskies por favor.
— Me puedes hacer el favor de explicarme – me mira exasperado – no estoy entendiendo nada.
— La condición de mi abuelo se agrava los médicos sólo le dan un año de vida y la condición de mi abuelo para dejarme heredero de todo es que me case en los próximos meses o dará todo a organizaciones benéficas que lo necesiten.
— No me jodas hombre – masculla asombrado – tu abuelo sí que está loco.
— Se trata de muchos millones y empresas Kevin no puedo dejar que mi abuelo se deshaga de ellas así por sí solo por un capricho.
Amo mucho a mi abuelo, pero esto que ha decidido es una completa locura, ni siquiera puedo pensar en verme casándome con alguien.
"El matrimonio no es para mí"
— Bueno amigo aquí lo importante es de donde sacaras una prometida – me mira asombrado.
— Ni me lo digas no se en que carajos me metí.
me froto la cara con ambas manos en forma de frustración y es que siento que la cabeza me va a estallar de tanto pensar.
— Puedes decirle a Lorena – me mira burlón – ella más que encantada de ser tu prometida y esposa.
— ¿Te has vuelto loco? – lo miro serio – a la hora de divorciarme no querrá hacerlo además ella quiere involucrar sentimientos por eso preferí dejarlo.
—¿Terminaste con ella?
— No termine con ella porque no éramos novios – niega – simplemente le di fin a lo ocasional que teníamos.
— ¿Entonces que piensas hacer hermano? porque no le veo solución a tu gran problema. – se hecha así atrás y se pasa la mano por la cara.
— Yo si – digo pensativo y me mira confundido – pienso conseguir a una mujer que se convierta en mi esposa y acepté un contrato de matrimonio por un tiempo premeditado.
—¿Que vas hacer qué? – levanta la voz – ¿Estás loco amigo? nadie se prestaría a gran locura.
— No estés tan seguro – me inclino hacia adelante – además ya tengo en mente que hacer.
Observó pensativo todo el lugar hasta que un instante mi mirada se detiene en una de las mesas apartadas, en ella se encuentra la señorita Amaya almorzando entre risas con mi asistente y la de recursos humanos pero lo que más llama mi atención es el coqueteo de brazos que tiene con Brad su asistente.
Ninguno se ha dado cuenta de mi presencia y agradezco por ello, la observó sonreír por algo que Jacky dice y sonrió inconscientemente.
Una sensación de enojo me invade y aprieto mis puños tratando de controlarme ¿Por qué me enoja tanto verla con él?
Esa mujer tiene algo que me hace perder el control cuando la tengo cerca, es como si fuera otra persona.
¿Le gustará el? tendré que averiguarlo yo mismo.
—! Hey amigo! ¿Me estás escuchando? – Kevin agita sus manos frente a mi – hermano ¿En qué piensas?
—En nada – me acomodo en mi asiento y sonrío – ya tengo a la persona que me va ayudar – sonrío de lado.
—¿Quién amigo? – me pregunta confundido.
— Ya lo sabrás pronto...
(...)
Mientras almuerzo, Kevin me cuenta sobre sus negocios, mientras observó hacía la mesa dónde está la señorita Amaya en un momento la veo levantarse con su bolso y caminar hacía el baño.
Antes de pensar razonablemente, mi cuerpo ha tomado ventaja y me levanto de mi puesto.
— ¿Qué haces? – me pregunta Kevin – ¿Qué sucede?
— Necesito ir al baño – me mira extrañado – no me tardó.
Camino observó hacia su mesa y me alivio al saber que no se han dado cuenta de mi presencia al pasar casi la frente de ellos.
Me detengo en el pasillo del baño, observó unos segundos la puerta del baño de mujeres.
Sale una señora ya un poco mayor y la detengo.
— Disculpe bella dama – le sonrió amablemente – estoy buscando a mi novia ¿sabe si hay una rubia ahí dentro?
— No he visto ninguna rubia hay dentro cariño – me sonríe – la única muchacha que he visto es una castaña.
— Entonces ya debió salir – sonrió levemente – gracias.
La señora asiente y se retira, sonrió observó a mi alrededor y al no ver a nadie proceso hacer la mayor locura de mi vida.
Abro la puerta rápidamente entrando y observó como su cuerpo se estremece al entrar tan bruscamente.
— ¿Qué diablos? –me mira asombrada – señor Reynolds ¿Qué hace aquí?
Su cara derrocha nerviosismo, observó cómo me mira nuevamente, justo como lo hizo esta mañana.
Como si me devorara con la mirada, introduzco la mano en mis bolsillos y sonrió acercándome.
— Veo que la está pasando muy bien señorita Amaya – observó un mechón de su cabello caer frente a su rostro y lo tomó acomodándoselo detrás de la oreja – ¿Son ideas mías o le gusta su asistente?
Parpadea mirándome completamente asombrada para luego arrugar las hermosas facciones de su rostro.
—¿A qué viene esa pregunta? – retrocede –¿Está usted vigilándome?.
— La estuve viendo mientras almorzaba y no pude evitar darme cuenta de sus toqueteos.
— Señor Reynolds usted se encuentra... – se valla abrupta mente y luego achina sus ojos – ¿Desde cuándo es eso de su incumbencia?
Se cruza de brazos frente a mí y sonrió al ver la actitud tan retadora que ha tomado.
"Definitivamente esta mujer me hace divertir"
— Es una simple curiosidad señorita Amaya –me acerco y vuelve a retroceder – ¿Puede responder mi pregunta?
— ¿Hay alguna regla que prohíba las relaciones entre compañeros en la empresa? – niego y sonríe – entonces no responderé su pregunta, no me lo tome a mal pero no es de su incumbencia señor.
Sonrió negando por su actitud tan retadora, es como si me provocará a propósito.
Doy un paso adelante y vuelve a retroceder, camino hasta acorralarla contra la pared fría, observó su respiración agitada y sus ojos asustadizos me observan fijamente.
— Señor Reynolds ¿Qué hace? – dice con dificultad – alguien puede entrar y verlo aquí.
— No se preocupe le coloque seguro a la puerta – acercó mi rostro más a ella y veo su labio temblar – dígame ¿Que siente al tenerme tan cerca?
Se queda callada unos segundos, cierra los ojos y muerde la comisura de sus labios al abrir nuevamente los ojos.
— Señor Reynolds – coloca sus manos sobre mis hombros – ¿Quiere que le diga que siento?
— Por favor – susurro.
— Pues verá...
—! ¡Maldición! –susurro y me inclino al sentir como su pierna golpea mis testículos haciéndome doblarme de dolor.
— Yo no soy una de esas mujeres que caen tan rápidamente en sus encantos – se aleja de mi – no se vuelva acercar a mí de esa manera señor Reynolds no quiero tener problemas con su novia o perder mi trabajo por su culpa.
—¿De qué novia habla? – digo con dolor sobando el lugar afectado.
— La señorita White, habló de la señorita White señor Reynolds – toma su bolso – no soy tonta es mucho lo que se habla de usted y ella en la empresa y no quiero problemas así que por favor no se acerque a mí al menos que sea estrictamente laboral.
Sale del baño rápidamente dejándome aún con mis partes nobles adoloridas, golpeó la pared totalmente frustrada.
Me levanto y salgo del baño rápidamente, observó el pasillo y veo su mesa vacía, al mirar a la salida los veo marcharse y ella mirar hacia atrás hasta encontrarme.
Me sonríe, se despide tirándome un beso y quiñándome un ojo coquetamente.
"¿Qué diablos?"
Niego caminando de regreso a mi mesa, al llegar ya Kevin a pagado la cuenta y se encuentra terminando una llamada.
— Te demoraste amigo y me adelante pidiendo la cuenta – se levanta de su silla – debo regresar a la oficina me necesitan con urgencia.
— No te preocupes yo también debo regresar a la oficina – mascullo entre dientes – necesito solucionar un asunto.
— Tenemos que reunirnos una de estas noches a tomarnos unos tragos – palmea mi hombro – necesito que me digas que diablos piensas hacer.
— Luego de llamo amigo.
Sale del restaurante rápidamente, niego lo sigo hasta la salida. Lo veo subir a su auto y sale en cuestión de segundos.
Frente a mí se estaciona Lucas, se baja de la camioneta y me abre la puerta ayudándome a subir.
— ¿Disfruto su almuerzo señor?
— Más de lo que esperaba Lucas – me mira por el retrovisor y sonrió – pero tengo prisa de que lleguemos a la empresa.
(...)
Al salir del elevador observó a Jacky en su escritorio con papeles en manos y el teléfono pegado a su oreja, Brad se encuentra en la computadora y Mia esta por caminar a la oficina de Lorena.
— Mía – mascullo – puedes venir un momento.
— Dígame Señor Reynolds – se paga frente a mí – ¿En qué le puedo servir?.
— Necesito que vengas a mi oficina redactes un documento y también llama a Megan dile que también la necesito en mi oficina y que nadie más sepa de esto.
— Entendido señor, en un momento estoy en su oficina.
— Bien.
Regresa de nuevo a su puesto y toca la puerta de Megan.
Camino hacia mi oficina antes de entrar me detengo en la entrada y observó la oficina de Amaya.
Me debato entre ir o no y decido hacerlo luego. Necesito descombrarme la que me ha hecho en el baño del restaurante.
— Señor ¿Necesita algo? – me pregunta Jacky extrañada.
— No Jacky, no pasa nada.
Entró a mi oficina y sonrió triunfante al pensar en su reacción por lo que pienso hacer...