Su cuerpo cubre el mío, no sé cómo he acabado recostada en la alfombra, pero el hecho es que estoy siendo avasallada por toda su fuerza.
Con dedos ágiles ha desabrochado mi vestido y ahora reposa en mis caderas. Estoy muy cerca de estar desnuda y por lo visto Joe está trabajando en ello con ímpetu, mientras yo me dejo hacer.
No deja de besarme, de tocarme. Sus manos están por doquier y antes de darme cuenta, mi sujetador ya no me aprisiona los senos, si no que están libres, esperando ser tocados, acariciados por él.
Parece que me lee el pensamiento y se encarga de ello sin titubear. Me besa con una mezcla de dulzura y de frenesí, cosa que me excita aún más si fuera posible.
Por su parte, se ha quitado la camisa y su pantalón está a punto va, junto a mi vestido, siendo empujado del
