Capitulo3yCAPITULO4

4927 Words
La claridad me molesto me muevo y me tapo con una sabana sin abrir ni siquiera los ojos, estoy tan frustrada, estas sabanas no huelen a mí, sino a un aroma masculino, abro un ojo, y luego el otro, no estoy en mi cama, veo los lados y me encuentro sola en un enorme cama de hombre, me observo y estoy vestida, trato de chillar pero no puedo, hay dios mío, ayúdame. La puerta se abre y segundos después aparece Amir, tiene cara de mala leche y al verme se ve aun más furioso. - ¿Qué hago en tu cama?- le pregunto y el ríe con ironía. - Deberías de agradecer que estas en ella- me dice y antes de que pueda cachetearlo, la noche anterior vuelve a mí, y la mano que antes iba a utilizar contra él, va a mi boca para tapar mi angustia. - Hay dios mío- el niega y cierra la puerta. - ¿Acaso estas malditamente loca?- me dice y no soporto que me hable en ese tono, tengo hambre y un dolor horrible de cabeza. - Cállate. - No me voy a callar esta demente. - Maldición no eres mi padre. Y lo que iba hacer una conversación desagradable se convirtió en una pelea desagradable, en donde habían gritos y chillidos, me tenia harta, no lo entendía y eso de que era suya, ¿a qué venía?, cuando le iba a lanzar uno de mis tacones la puerta del cuarto se abrió y revelo al padre de Amir, el cual se quedo sorprendido por el escándalo y lo alterados que estábamos. - ¿Qué está pasando aquí?- pregunta el padre de Amir, y su hijo niega. - Nada padre, solo charlábamos. - ¿A gritos?- cuestiona el y luego pasa la vista hacia mi- ¿se puede saber que haces aquí Taylor? ¿Y con ese aspecto? - Señor, yo… bueno, solo… - Nos encontramos anoche en una fiesta padre, y tay no tenia llaves de su casa, no quise molestar a sus padres hacia que como un caballero la traje aquí- su padre no se come del todo la repuesta de Amir, y me vuelve a ver a mí. - ¿Tú crees que esa es la manera correcta de hablarle a un hombre señorita?- malditos árabes. - Bueno señor, Amir me… - Espero que empieces a enseñarle a tu mujercita modales Amir- y con eso sale del cuarto dejándome sola con el chico. - ¿Qué es eso de tu mujercita? - Creo que te deberías de ir a tu casa. Cuando Amir me deja en mi casa mi madre empieza a pelear conmigo, ya que la madre de Amir le ah contado nuestra discusión, mi padre solo nos observa sin prestar mucha atención mientras lee el periódico, estoy frustrada, y al final me siento junto a mi padre a tomar jugo. - Ya madre basta- le digo y ella me ve sin creer que la eh parado- sabes no me frustras tanto tu, y tampoco el idiota de Amir, lo que me frustra es el comentario fuera de lugar de su padre. - ¿Qué comentario hija?- mi padre por primera vez parece remotamente interesado en la conversación. - Dijo, algo así como que ´´espero que empieces a enseñarle modales a tu mujercita´´ está loco- grito y mi padre suspira, pero mi madre parece frustrada. - Deberías de decirle la verdad de una vez a tu hija. ¿Verdad de qué? La semana termina de pasar rápido, y en un momento estoy entrando a la escuela de nuevo, todo está como antes, nada cambio en las vacaciones, estoy molesta con Rose, ella me dejo en manos del idiota de Amir, y tampoco es como si le hubiese importando mucho que yo allá fumado, o que puede que estuviera muy drogada, ella solo quería estar con Chad. Y vamos somos amigas, si hubiese sido al revés yo aun estaría encima de ella, no la dejaría tirada por ningún chico, mientras abro mi casillero y guardo los libros nuevos, siento que alguien se para a mi lado y con delicadeza me volteo encontrándome con Amir, luce perfecto como siempre, y yo solo quiero abofetearlo por verse tan bien, y también abofetear a Rose, tengo mucha furia acumulada. - Tay, nosotros debemos de hablar. - ¿De qué? - Es importante, es hora de que te enteres de la verdad, y todo eso… mis padres y tus padres han organizado una reunión hoy luego de la escuela, en mi casa- dice y puedo notar que está nervioso, siempre se cuando pasa algo y intuyo que esa conversación no me va a gustar para nada. - Entonces nos vemos ahí. - Bueno, yo te podría llevar, al final vamos al mismo sitio ¿no crees? - No te preocupes Amir, nunca lo has hecho, y no entiendo porque desde hace tiempo te comportas como si yo fuera el centro de tu mundo- murmuro y el suspira, se que algunas personas nos observan pero no me puede importar menos. - Me comporto así porque lo eres tay- me rio irónicamente y trato de escapar pero él no me deja, me toma del brazo y me retiene- ¿acaso no me crees? - Como te voy a creer cuando a un momento me besas, y a las otras sales de una habitación con una porrista, si hay una persona en la que no creo es en ti Amir. - ¿Por eso es que fuiste a los brazos de Erick?- me grita llamando la atención de varios, que estaban más que interesados en nuestra conversación. - Diablos tú no eres el centro del mundo Amir- le grito de vuelta y veo la furia en sus ojos, le fastidia que le grite. - No me vuelvas a alzar la voz Taylor- me dice conteniéndose y yo rio con amargura. - ¿Quién te crees iluso? Y con eso desaparezco por el pasillo, pobre idiota. A la hora del almuerzo, extraño a Rose, pero ella ni siquiera ah intentado ponerse en contacto conmigo, al entrar en la cafetería la veo hablando con algunas porristas como si fueran las mejores amigas, eso sí que me sorprende, pero sin querer humillarme, voy a coger una bandeja para el almuerzo, tomo una hamburguesa una coca-cola, y un pudin, lo p**o y luego voy a sentarme con algunos chicos de mi grado, que me reciben encantados de la vida, entre ellos está sentada Hannah, y le sonrió, Hannah y yo fuimos buenas amigas en el pasado, éramos inseparables, ambas rubias bonitas, mejores amigas, pero también era amiga de Rose, y me encantaba su actitud y poco a poco me fui despegando de ella, hasta que solo nos volvimos conocidas. - Oye tay- me llama Hannah cuando todos abandonan la mesa y la veo para que prosiga- no sé si sonare como una entrometida, pero no deberías de dejar que Rose te trate de esta manera. - ¿De qué hablas? - Oh dios mío ¿no lo viste?- yo niego sin entender y ella se muerde el labio nerviosa- solo ve el f*******:, y de veras lo siento. Confundida y sin importarme si entraba o no a clases, saque mi celular y entre en f*******:, el celular estaba en silencio y tenía algunas cosas, había una publicación de una de las chicas chismosas de la escuela, en donde ponían la pelea de Amir y yo en la mañana, y tenía varios comentarios. Pero ninguno era importante hasta que llegue a un que me dejo impactada. Rose K. No le veo el escándalo, solo será otro jueguecito de Amir, porque vamos él no se fijaría en alguien como Taylor. Habían muchos comentarios a su comentario, en donde ella explicaba lo poca cosa que era yo, y se burlaba de lo estúpida que fui al emborracharme en aquella fiesta, sin duda se comportaba como una zorra, no entendía que le estaba pasando, tenía ganas de llorar, pero más que nada de gritarle y abofetearla, nadie se metía conmigo. Diablos era tan estúpida. Con dolor y rabia teclee un rápido comentario. I am Taylor. Tus comentarios me huelen a pura envidia guapa, ¿acaso estas mal de la cabeza?, diablos Rose sabia que siempre me has envidiado ¿pero llegar a esto?... Si que das lastima. Luego guardo mi celular y doy por terminada toda la relación que tenia con Rose, pequeña idiota hipócrita, sé que es tarde para ir a clases, así que me paro y boto los desperdicios de mi comida y me dirijo al mostrador en donde esta un chico recogiendo algunas cosas. - ¿Me puedes dar por favor un chocolate?- el alza la cara, y vaya si es guapo, tiene unos ojazos azules, parece de unos 20 años, y tiene una incipiente barba que lo hace lucir tremendamente sexy. - Es horario de clase hasta donde tengo entendido, no se le despacha nada a los alumnos a esta hora- dice y yo pongo los ojos en blanco y me doy la vuelta frustrada- pero podría hacer una pequeña excepción. - ¿Me darás el chocolate? ¿sí o no?, decídete ojitos- el ríe y me pasa un chocolate y cuando le voy a pagar niega. - La casa invita. Entro a la última clase, y me siento con uno de los chicos nerd de la escuela, ya que es física y sé que trabajamos en parejas y no quiero estar con ningún bruto, Rose también está en esta clase y se sienta junto a una chica animadora, dos taradas juntas, a Rose no se le dan para nada los números y esas cosas, yo por el contrario, bueno a mi me salen con naturalidad. Mi compañero George es una de los más nerds de la escuela, ama los números y pocas veces se lo ve sin un libro en las manos. - Me extraña tu decisión de sentarte junto a mi Taylor- lo veo y trato de sonreír, tiene grandes gafas, y ese cabello peinado perfecto, se parece a un dibujito animado. - No debería, eres de los más inteligentes… - El más inteligente de todo el salón- es tan odioso asiento y saco mi cuaderno bajo su atenta mirada- ¿y me contaras que fue eso que paso con Amir en la entrada? - No lo creo. - ¿O porque tu enemistad con Rose?, ¿ustedes no eran las mejores amigas?- me choca tanto que pregunten, suspiro y cuento hasta diez y luego le sonrió de manera amable. - Lo siento George pero tú no eres la persona adecuada para yo contarte mis problemas. Al salir de clase camino a la salida de la escuela, pensando seriamente en si ir a la casa de Amir, la verdad es que deseaba escapar y no estar cerca de él, me caía tan mal, él y su sonrisa tan perfecta y su ego, y sus modales, y su cara, y diablos su cuerpo que me provocaba tocarlo a cada momento, iba tan distraída que no me di cuenta cuando Amir tomo mi mano y me empezó a jalar hacia el estacionamiento, fue segundos o quizás minutos después que reaccione y me solté de su agarre. El me volvió a agarra, y me dijo algo como no hagas una escena, y con decisión me metió en su coche, estaba furiosa, y el estaba que echaba chispa, decidí callarme, el condujo también en silencio, no quería estar ni un segundo más cerca de él, lo odiaba tanto. - Hemos llegado- murmuro él cuando los portones de la casa se abrieron, me quite una arruga imaginaria del pantalón y cuando pudimos por fin entrar en su casa lo deje atrás y fui directo a la biblioteca- actúas como si esta casa fuera tuya. - Y tú actúas como mi puto dueño- dije en voz baja y abrí las puertas. Mis padres ya estaban ahí, los padres de Amir parecían realmente serios, y mi madre parecía muy nerviosa, no entendía nada, de verdad, no entendía el porqué de la reunión, pero bueh, ¿que se hacía? Amir a mi lado trato de darme la mano pero me aleje de él. - Buenas tardes- mi padre me sonrió pero la sonrisa no llegaba a sus ojos. - Buenas tardes Taylor- dijo el padre de Amir y me hizo un gesto para que me sentara- sabrás porque estás aquí. - Su hijo me dijo algo de contarme la verdad sobre todo, o algo así, pero no estoy segura de ello. - Hoy te contaremos una historia que cambiara tu vida- dijo él y asentí aunque no sabía muy bien qué hacer, mi madre estaba nerviosa se comía sus uñas, algo iba mal. - Por favor no lo hagas- rogo mama y mi padre la tomo para calmarla. - Bueno Taylor, esto empezó hace ya muchos años caminaba por el hospital desesperado, las cosas nunca salían como quería, era de verdad frustrante, y entonces vi a tu padre Taylor, parecía desesperado, solo tuve que cruzar unas palabras con él para estar totalmente seguro, llame a mi esposa y le dije que trajera al niño. - No entiendo esto. - Ese día naciste, y luego llegue yo, mi hijo se maravillo contigo desde el momento en que te vio, y lo supe, Allah me lo dijo, tú eras la indicada, tu, la pequeña rubia desaliñada, sin color en la piel eras la indicada- me sentí algo mal, al oír eso de desaliñada, pero aun no entendía iba abrir la boca pero mi papa me hizo un gesto para que me callara- tu padre estaba en banca rota, y yo, diablos sí que tengo dinero, y te compre. - ¿Cómo?- Amir aprovecho mi desconcierto para tomar mi mano y apretarla, no la quite estaba realmente asustada. - Mi hijo algún día necesitaría una esposa, y Allah te puso en mi camino, te compre tus padres aceptaron Taylor, toda la vida ha sido criada para ser la esposa de mi hijo. CAPITULO 4 Aun estaba en estado de shock, había pasado una semana, y sentí que en cualquier momento me desmayaría, la clase estaba raramente aburrida, nunca me había aburrido el arte, nunca, enserio me encantaba dibujar y esas cosas, pero estaba bloqueada, aun no entendía nada, yo no podía casarme con Amir, no con él, diablos si yo lo odiaba, el era un idiota usaba a las mujeres a su antojo, yo no quería ser otra, no quería estar casada, tenia aspiraciones, metas, no simplemente casarme con un tipo rico y lucir bonita para la sociedad. - Taylor ¿qué pasa?- la nueva profesora de dibujo se llamaba Rebeca, y tenía lindo cabello, al parecer había hablado mucho con nuestra antigua profesora, y sabia muchas cosas sobre nosotros, o algo así dijo cuando se presento, según yo ella está un poco loca. - ¿Disculpe? - Te veo distraída- ella era joven y tenía ese aire bohemio, era de ese tipo de mujeres diferentes, que no les hace falta vestirse como putas para parecer sexys, algo como lo que yo quería ser, no quería usar vestidos cortos y sugerentes para ser sexy, quería ser sexy a mi manera. - Disculpe profesora, solo estaba pensando- dije en voz baja y ella sintió y con una sonrisa volvió a su puesto. Aun no podía sacar de mi cabeza ese día, unos asientos mas allá estaba Rose, ella al parecer estaba en casi todas mis clases, lo cual resultaba frustrante, vamos ya ni siquiera nos hablamos, se la pasa con las animadoras e ignora todo de mi, la puerta del salón se abrió con un sonido horrible y todos giramos a ver quién era. Amir. El estaba parado hay con un sonrisa, todas las chicas soltaban suspiritos, y vi a Rose ella se mordía el labio inferior y lo veía como si se tratara de una pieza de carne, asquerosa, ella está con Chad se supone que no debería de ver así al mejor amigo de su novio. - Profesora Rebeca que gusto verla- dijo él y ella alzo una ceja y asintió. - ¿Que desea Amir?- el busco por toda la sala hasta que sus ojos se encontraron con los míos y sonrió. - El director me mando- dijo y se puso serio y ella lo vio confundida- desea que Taylor Gordon vaya a verlo. - ¿Y dijo porque?- todo el salón parecía metido en la conversación mientras yo recogía mis cosas sin querer armar un espectáculo, se que era mentira, pero no quería ser estúpida, el director nunca me mandaría a llamar soy una chica buena, no me meto en problemas, es estúpida la mentira que se invento el idiota. - Algo sobre una inasistencia… en realidad no pregunte mucho, no es mi problema- la profesora asintió y aun dudando vio hacia donde yo estaba. - Señorita Taylor, vaya a la dirección y luego regrese- me pare y ella veía su reloj y luego hizo una mueca- mejor se retira, quedan solo 20 minutos de clase. Salí del salón, y escuche que Amir intercambiaba algunas frases con la profesora antes de salir detrás de mí, y seguirme por el pasillo, cuando estábamos lo suficientemente lejos, me voltee y lo encare. - ¿Que se supone que fue eso?- le pregunte y el tomo mi mano y sonrió. - Solo te quería ver… no te acercas a mi desde ese día. Y volví a ese momento como si nunca me hubiera ido, como si aun estuviera hay. Salí corriendo de la biblioteca, corrí afuera, y sentí que alguien me agarraba por la cintura y me giraba, mis ojos se encontraron con los de Amir, el parecía abrumado, pero me abrazo, y en sus brazos me permití llorar, estuve hay unos minutos hasta que me aleje sin querer tener ningún contacto con él, de solo pensar que me tendría que casar con el mi piel ardía y no precisamente de deseo. - Déjame en paz tu sabias esto, siempre lo supiste- le reclame y el negó y asintió al mismo tiempo,- aléjate de mí. - No puedo simplemente alejarme tay- el parecía realmente sincero, pero yo estaba que explotaba, tenía un remolino de sentimientos, ideas y mas, solo quería gritar, llorar y reír. - Oh dios mío- y en un arrebato de locura me tire a sus labios, lo bese como nunca había besado a nadie, lo bese como sabía que no lo haría de nuevo, lo bese con odio, y con algo más, cuando me separe el me veía asombrado- no me casare contigo Amir, hazte la idea de una vez, yo no soy mujer para ti. El seguía viéndome expectante, y solo negué, no quería tener esta conversación, era uno de esos temas que prefieres dejar que pasen para que se solucionen solos, el tomo mi cara y acerco sus labios, me beso la frente y luego ambas mejillas, me besaba con cierto tipo de devoción que me hizo suspirar, era como si él estuviera enamorado de mi, pero yo no podía corresponderle el sentimiento. - No me casare contigo- le dije y el rio irónicamente y luego asintió. - Diablos Taylor, no me odies, yo no provoque esto, yo no soy el culpable- me dice y me alejo de él. - Tú tienes toda la culpa solo si… - ¿Solo si qué?- medio grito- mierda, yo no fui el culpable, era un niño solo te vi mi padre vio lo que él quiso ver, pero tu padre acepto, si hay alguien que te mintió, que te engaño y que te ah estado utilizando es tu padre Taylor no yo. Se dio la vuelta y empezó a caminar, parecía furioso, sacado de sí, pero la verdad es que el siempre estaba furioso, una lagrima resbalo por mi cara, la saque rápidamente el tenia razón, mi padre era el único culpable, el me había vendido al diablo, Amir solo era el hijo del diablo, y dolía el corazón me dolía, me sentía traicionada, y lo peor era que la traición venia de la persona que creí que nunca me lastimaría, de la persona que creí que siempre me cuidaría, mi héroe, mi padre me había traicionado, y de qué manera. Llegue a mi casa, no salude a nadie, solo fui a mi cuarto, tome una mochila en donde metí ropa, y dinero, con mi celular en mano, salí, baje las escaleras de dos, y mi padre apareció en mi campo de huida, me vio alzando una ceja, su gesto me dolió, verlo a la cara me deba tanta rabia, tenía ganas de saltarle encima y pegarle, que me diera una buena razón para haberme hecho esto, el era mi padre se supone que me debería de cuidar ante todo, no hacerme esto, no venderme de esta manera, ¿pero en qué siglo estamos? - A dónde vas… - No es tu problema- respondí apartándolo a un lado pero él me siguió. - Tienes solo 15 años Taylor, eres mi problema… Pero lo deje hablando solo y hui de ahí, hui de casa, hui del lugar al que había llamado hogar por mucho tiempo, sabía que nadie me seguía, y tampoco sabía a dónde ir, no me hablaba con Rose, todos sabían que no le hablaba, ella apenas si toleraba estar en la misma habitación que yo, no tenia mas amigo, al menos no los suficientemente cercanos como para que me recibieran en su casa sin hacer preguntas, estaba perdida, nunca en mi corta vida había sentido tal sensación de abandono. Me aleje mucho de casa caminando, llegue a un parque y busque un asiento, me senté en el suspire, y como si fuera cosa del mal, una lluvia torrencial cayó sobre mí, no lo pude evitar y las lagrimas empezaron a salir de mi, grite un par de veces, y mientras oscurecía, me acosté en el banco, no podía dejar de llorar, mis ojos se cerraban poco a poco, me sentía realmente cansada de luchar, me sentía mal, quería que en este mismo momento la tierra me tragara. Pero entonces escuche una voz. - Señorita… Me pare en un segundo, hay estaba un hombre, Precia de unos 25 años, tenía un uniforme de policía, y me alumbraba con una linterna, yo no lo veía bien, solo note que era grande y que se estaba mojando igual que yo, aparto la linterna de mi cara, y se acerco con un paso desenfadado. - No puede quedarse a dormir aquí- me dijo y note sus facciones, era rubio de ojos azules con una mandíbula perfecta. - Sí, yo… solo se me fue el tiempo. - ¿Cuántos años tiene? - ¿Yo?, 18- el rio y negó, se sentó a mi lado, y pude notar que se veía divertido. - Aparentas unos 13. - Tengo 15- dije ofendida y el negó. - Nose las razones por las que estas aquí, pero no puedes pasar la noche aquí, las leyes dicen que no, y aparte es peligroso, te podría llevar a la comisaria, al servicio de menores, pero ya que soy buena persona y se ve que has tenido un problema en casa te llevare a la casa de algún amigo- estaba realmente sorprendida. - No quiero ir a ningún sitio. - Entonces vamos a la comisaria. - No, no- no sabía a dónde ir, no tenía a donde ir, y cualquiera de los chicos de la escuela harían preguntas- se a donde me puede llevar- dije sin pensar y le di la dirección aun mas rápido. - Estaré pendiente de ti, si sales en algún encabezado me sentiré mal- me rio por lo bajo y el sonríe. No sabía que hacía, pero no tenía más opciones, no me sentía con ánimo, como para ir a mi casa, no tenia ánimos de seguir peleando, solo quería que alguien me diera un abrazo, que me dijera que esto no era tan malo, que había una salida, que mi futuro no estaba del todo perdido. - Toma mi tarjeta, si tienes algún problema me puedes llamar- tome la tarjeta, mientras él se paraba fuera de la gran mansión. - Gracias, yo llamare- el asiente, y me bajo del auto de policía pero el me sigue. - Por cierto, ¿cómo te llamas? - Taylor Gordon señor- el asiente con una sonrisa como si le hubiese gustado mi repuesta. Toco el intercomunicador, y pasan como dos minutos hasta que alguien atiende, mientras el policía sigue a mi lado observando cada uno de mis movimientos, me sentía un poco intimidada. - ¿Bueno?- era la voz de una mujer, parecía cansada, y quise golpearme, era muy tarde. - Hola, ¿Teresa? es Taylor, ¿esta Amir?- la línea quedo en silencio unos minutos, hasta que el portón se abrió lentamente, me di la vuelta y me despedí con la mano del policía y entre. Aun tenia la tarjeta en mi mano, la observe era de un color blanco impoluto, con una escritura en lapicero rojo cursiva. Salía un número de teléfono personal, y ponía su nombre, oficial Adam Cox. Camine en la oscuridad hasta la puerta de la casa, cuando me iba acercando pude distinguir la figura de Amir recostado del umbral de la puerta, solo con un mono de pijama y descalzo, su cabello estaba desordenado, y se veía cansado, parecía sorprendió de verme hay, empapada, y solo con una mochila aun mas empapada, bueno la mochila no está empapada. Se veía tan bien hay parado, y por primera vez en mucho tiempo me parecía realmente atractivo, el era tan perfecto, tan elegante, tan sensual, estaba hecho para tentar, era una completa tentación visual, me sorprendí de mis pensamientos, siempre lo había visto como un ogro y se supone que los ogros son feos, pero vamos Amir no era feo. - ¿Qué haces aquí Taylor?- pregunto con cansancio, y no sabía que decir, no sabía ni siquiera porque di su dirección, no sabía que me llevo a tomar esta decisión. - Me eh ido de casa- me vio realmente sorprendido y me invito a pasar, adentro estaba tan cálido, que solo en ese momento note que temblaba. - ¿Cómo que te has ido de tu casa?- me pregunto en un susurro, parecía realmente sorprendido- ellos te han botado o… - Ellos… bueno creo que ellos aun no saben que me ido, quizás piensen que estoy en la casa de alguna amiga, yo no puedo seguir ahí. El parece realmente sorprendido, se acerca poco a poco y cuando está lo suficientemente cerca me abraza, me dejo envolver por sus brazos, y me permito devolverle el abrazo solo por algún momento, sintiendo algún tipo de paz, sus labios besan suavemente los míos por un segundo y luego se separa. - Mucho para digerir, vamos a dormir- no puedo simplemente quejarme, dejo que tome mi mano y me lleve a su cuarto. El me da una camisa de él, y paso al baño, me quito la ropa, la cual esta increíblemente mojada, abrí la ducha y espere que saliera agua caliente, me bañe en silencio, aun estaba como en una burbuja. Al salir me seque, me puse la camisa, y agradecí al cielo por haber tomado una mochila de cuero y que mis cosas no se hubieran mojado, me puse unas bragas blancas, y salí del baño, a fuera la luz estaba apagada, y pude distinguir a Amir arropado ya, me acerque con miedo de lo que pudiera pasar, y me acosté a su lado, me arrope hasta el cuello y él se rio, y me tomo por la cintura y me abrazo. - ¿Porque me tienes miedo?- me pregunta en voz baja y me volteo para encontrarme con sus ojos. - No te tengo miedo- el me besa la frente y niega- tengo miedo de lo que pueda llegar a sentir por ti, tú no eres bueno para mí, yo no soy buena para ti, no estamos destinados a estar juntos. - ¿Porque dices eso?- un suspiro se me escapa de mis labios. - Haz tenido muchas novias, tu eres como un adonis, y yo simplemente no quiero ser otra mas, yo no puedo confiar en ti, yo no me puedo casar contigo, y que mientras estés en la calle me engañes con otra, yo no podría dejar toda mi vida por ti. - Si eh tenido novias, pero soy hombre diablos, no soy un adonis, ni me acerco a ello rayos- ríe y me aprieta mas contra él, tanto que puedo sentir su piel dura y musculosa contra la mia- yo nunca te engañaría tay, y no serás otra mas, tú serás mi esposa- hace una pausa y besa mi mejilla- déjame intentarlo, déjame enamorarte. - No puedo. - Una cosa es no poder, y otra es no querer, dame solo una oportunidad, y juro que no te arrepentirás- murmura en mis labios y escuchar su voz, la falta de luz, mi remolino emocional, todo me hace dudar y termino asintiendo. - Está bien… pero solo una oportunidad, si no sirve… Pero el no me deja seguir hablando se lanza a mis labios y los besa, su beso está lleno de devoción y amor, mientras yo estoy insegura, no pasa el límite de lo prohibido, pero eso no lo hace dejar de ser sensual. Cuando se separa besa mi frente y cierra los ojos, y en ese momento, me permito yo también descansar.
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