I HAY SIN DUDA EN LA MANERA DE CONDUCIR una historia inventada ciertas normas que es preciso observar por mor de la claridad y del resultado. Un hombre dotado de imaginación, aunque sin experiencia en el arte narrativo, cuenta con la guía de su instinto en la elección de las palabras y en el desarrollo de la acción. Una pizca de talento es suficiente para disculpar muchos errores. Pero este relato no es fruto de la imaginación; y yo carezco de talento. Mi excusa para abordar esta empresa no reside en su arte, sino en su tosquedad. Consciente de mis limitaciones y firme en la sinceridad de mi propósito, jamás intentaría inventar nada, aun cuando fuese capaz. Tan lejos llevo mis escrúpulos que ni siquiera inventaría una transición. Dejando pues el relato de Razumov en el momento en que el