II-6

2667 Words

Interrumpió esta idea la voz de Haldin. —¿A qué viene angustiarse por mí? Pueden matar mi cuerpo, pero no podrán exiliar mi alma de este mundo. ¿Sabes una cosa? Es tanta mi fe en este mundo que no puedo concebir la eternidad sino como una vida muy larga. Tal vez por eso estoy tan dispuesto a morir. —Umm —musitó Razumov; y, mordiéndose el labio inferior, reanudó su ir y venir y siguió desarrollando su extraño argumento. Sí, para un hombre en semejante situación, sin duda sería un acto de bondad. La cuestión no estribaba sin embargo en ser amable, sino en cómo ser firme. Haldin era un tipo escurridizo. —También yo, Victor Victorovitch, creo en este mundo —dijo con energía—. También yo, mientras viva… Pero tú pareces determinado a acecharlo. No puedes pretender en serio… La voz del inmóv

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