No regresamos a clases. Ya que lo menos que necesitamos ahora, es perder el tiempo.
Le muestro a Aninka la salida que Esteban una vez me enseñó y nos vamos de la escuela.
No llegamos a casa. Ya que mi madre nos tiene vigilados con las vecinas comunicativas que tenemos. Así que solo podemos ir a un café, lejos de la escuela. Ya que no podemos dejarnos ver fuera de esta por alguno de los directivos o docentes.
— Aninka ¿Ya leyeron el testamento de tu padre?
Niega cabizbaja. Lo que me confunde.
— Si aún no han leído el testamento ¿Por qué ya anunciaron que Esteban es quien heredó las acciones de tu padre?
— Es lo esperado. Los padres siempre dejan como heredero al mayor de sus hijos.
— ¿Y si se equivocan?
— Es imposible que lo sea. Mi padre entrenó a mi hermano para que lo reemplazara
