No me contesta y la verdad, no espero que lo haga.
Corriendo saldo del salón en busca de Aninka.
Yo sabía que de él no se podía esperar algo bueno. Pero sin duda, Aninka tenía alguna esperanza de que Esteban actuara bien. Lastimosamente esa esperanza fue pisoteada por él.
Corro camino a la azotea, nuestra zona prohibida en la escuela.
Subo por las escaleras que me recalcan la poca condición física que ahora poseo. Sin duda esto no sería difícil para mí en el pasado. Agotada por subir tantas escaleras, llego a la azotea casi muriendo.
A lo lejos. Arrodillada en el suelo y sujetada de las barandas observo a Aninka. No necesito estar cerca para saber que está llorando. Son en estos momentos que no sé qué hacer y si lo que hago sería correcto. No soy buena en consolar a personas. Y el int
