Ónix
Me obligo a dar un paso tras otro, mientras llevo en mis brazos el cuerpo inerte de mi pequeño hermano.
Los miembros de la manada salen uno a uno de sus cabañas, observando mi procesión sin decir una palabra. Escucho los gritos de algunas lobas y los gruñidos de los lobunos.
He vuelto al pueblo de donde partí hace cinco años y al que prometí jamás regresar, a pesar de que siempre estuve a unos cuantos kilómetros de distancia.
He vuelto a la manada que rechacé, a las personas que abandoné y que decidí no proteger como el alfa que estaba destinado a ser.
Regreso con el cuerpo sangriento de mi hermano en mis brazos y solo entregaré muerte a mis padres, a los que no veo desde hace cinco años.
Continúo mi camino con la cabeza erguida y fija en la cabaña del Alfa.
Orión y Freiya salen de ella y se precipitan a mi encuentro y puedo observar las lágrimas deslizándose por las mejillas de mi madre y el intenso dolor reflejado en el rostro de mi padre, dolor que yo nunca había conocido, hasta ahora.
— ¡Drago, hijo mío! ¡No! ¡No! — El grito desgarrador de mi madre, desgarra deinmediato mi corazón. No pude proteger a mi hermano pequeño.
— Ónix ¿Qué ha pasado? — Mi padre es el alfa de la manada y a pesar de su sufrimiento, debe comportarse como tal y no dejarse llevar por los sentimientos.
— Ha matado a su propio hermano, ¡el joven heredero ha muerto! — Grita Homero, el consejero de mi padre, observándome de manera desafiante — Te fuiste dejando vergüenza y pobreza en nuestra manada y has vuelto trayendo la muerte ¡Ónix debe ser castigado! ¡Debe morir! — Su grito genera el rugido de los lobos de la manada que se han acercado a nosotros.
Mi cuerpo empieza a encenderse y no es el momento de perder la paciencia ycambiar de forma, mis padres merecen una explicación a pesar de que siento que toda la manada me ha juzgado.
— ¡Silencio! — El fuerte brazo de mi padre es elevado y el rugido de los lobos se termina.
Orión se acerca y extiende sus brazos y lleno de vergüenza y dolor, deposito en estos el cuerpo inerte de su hijo pequeño. Su cara se ve tan serena, que tengo la impresión de que solo duerme.
— Lo siento, padre — Bajo la mirada y me inclino un poco para poder observarlo, soy mucho más alto y debo demostrarle respeto.
El sonoro golpe de una palma extendida contra mi mejilla me obligan a levantar la cara yapretar la quijada.
— ¿Qué le has hecho a mi hijo? — Mi madre pregunta indignada, como si yo pudiese hacerle algo, como si yo no fuera también su hijo y él no fuera mi hermano.
— No pude protegerlo, madre — Las lágrimas continúan deslizándose por sus mejillas y observo como mi padre con un movimiento de cabeza ordena a la pareja de un beta, que aleje a mi inconsolable madre.
— ¿Quién lo ha hecho? — Pregunta en un susurro.
— Ha sido la bestia del bosque, alfa Orión — Dice Alondra, la mate de Luciano, que se acerca a nosotros con la cabeza baja — Luciano me ha llamado y me lo ha dicho — Mi padre, que todavía sostiene el cuerpo de mi hermano entre sus brazos, se acerca a ella.
— ¿Dónde está Luciano? — Siento la mirada de Alondra sobre mí y su disgusto y rechazo.
— Está buscándolo, alfa Orión — Susurra y al retirarse, se detiene un segundo a mi lado.
— No me gusta mentir y sea lo que sea que está haciendo Luciano, si algo le pasa, tú serás el único culpable — Susurra para luego alejarse.
— Como han escuchado, mi hijo Luciano es quien ha tomado el mando y busca venganza por la muerte de nuestro querido Drago — Homero vuelve al ataque, siempre ha querido ser el alfa de la manada — Y ahora, solo él podrá reemplazar al alfa de nuestra manada
— Escucho la afirmación en el público y vuelvo a apretar la quijada.
Este hombre no tiene escrúpulos, la sangre de mi hermano todavía está fresca y él ya está buscándole reemplazo.
— Homero, agradezco tu diligencia. Sin embargo, prefiero la empatía y la compasión ante lo que nuestra manada está viviendo — Mi padre habla bajo y Homero desciende la cabeza.
— Lo siento, alfa Orión — Escucho el rencor en su voz y me doy cuenta de que las cosas en la manada no estaban tan bien como yo esperaba.
— Vamos a despedir a mi amado hijo Drago con el respeto que se merece y vamos a rastrear a su asesino, hasta acabar con él — Mi padre habla fuerte y los miembros de la manada gruñen su acuerdo.
Mi padre entra a la cabaña, seguido por Homero y algunos deltas y centinelas, y yo me quedo de pie observando a los lobos de la que antaño fuera mi manada y mi mente vuelve a ella, a la humana ¡Maldita sea!
Cuando se fue con Luciano y Drago, intenté continuar con mi rutina. Cargué madera desde el almacén hasta mi taller y empecé a tallarla, buscando concentrarme en cada detalle; sin embargo, minutos después casi destruyo mi trabajo al comprobar que tallaba la carade Nala.
Su nombre le encantó a mi lobo, como todo de ella y mi frustración aumentó minuto tras minuto.
La llamada de Luciano diciéndome que el portón de la casa de Nala estaba abierto, me inquietó y pensé en ir a acompañarlos y de improviso sentí su miedo y desesperación; Nala estaba en problemas.
Durante mi recorrido hasta su casa, la escuché llamar a mi hermano e intenté sentirlo; pero Drago todavía no había tenido su primera transformación como lobo y no pude sentir nada más allá de la tristeza y angustia de Nala.
La escuché llamar a mi hermano y al llegar y observar el cuerpo de Drago extendido en el suelo, pude comprender el dolor que Nala sintió la noche anterior.
Tenía la esperanza de llegar hasta la curandera de la manada y lograr que mi hermano menor viviera, pero no logré despertarlo y detener la sangre y segundos después de salir de la casa de Nala, falleció entre mis brazos.
— Ónix, el alfa, te ha llamado — Vuelvo al presente y soy consciente de que todavía siento la tristeza de Nala.
“Estoy contigo”
Observo como la loba que me ha traído el mensaje de mi padre se aleja y no hay nadie más a mi alrededor. Estoy seguro de que era la voz de Nala, solo que no comprendo cómo pudo comunicarse conmigo, ella es solo una humana.
— Alfa Orión — Lo saludo mostrando el respeto que se merece como el jefe de la manada, me ha llamado como alfa y no como padre.
— Necesito saber si cuento contigo, si la manada cuenta contigo — Observo a los lobos, lobunos y lobas que se encuentran en el patio de la cabaña de mis padres y en el centro, sobre una mesa, el cuerpo extendido de mi hermano.
Todos me miran con desconfianza y algunos de ellos con resentimiento y odio y comprendo sus sentimientos, me aislé y abandoné a la manadaque debía liderar.
— Por supuesto, señor — Confirmo con la mandíbula apretada por el dolor y el rencor.
Saldré a buscar al asesino de mi hermano, pero antes debo informar a mi padre y a la manada sobre un aspecto muy importante que deben tener en cuenta.
— Señor, antes de partir, quisiera pedir su permiso para asistir al funeral de mi hermano e informarle que desde que empezaron los asesinatos en el bosque he venido siguiendo al asesino y ayer estuve muy cerca de él — Los miembros de la manada de inmediato prestan atención a mis palabras. — He descubierto que es un humano, pero también, que no puedo seguir su rastro, es como si no tuviese ningún olor — Mi padre deja de observar el cuerpo de mi hermano y se vuelve a mirarme.
— Eso no puede ser posible — Susurra en medio de las exclamaciones de la manada.
Homero se acerca a mí y camina a mi alrededor, olfateándome.
— ¿Y quién nos asegura que la bestia del bosque no eres tú? — Me pregunta y el lugar se queda en silencio.