Capítulo veinticuatro: Telepatía

1571 Words
Nala Estoy que me subo por las paredes de la furia y la ira que tengo; no sé quiénes se creen que son para decirme lo que tengo que hacer con mi vida y encima su madre me habla con su estúpido todo condescendiente. Como si ya no tuviese suficiente con todo lo que está sucediendo a mi alrededor, ahora quieren que me sienta responsable de todo lo malo que pasa, cuando solo quiero enterrar a mi hermana y dejar de sentir todo lo que estoy sintiendo. Me siento en la cama de Ónix y de inmediato percibo su olor y de manera inconsciente tomo su almohada y la llevo hasta mi nariz y aspiro llenando mis fosas nasales de su magnífico olor. ¿Pero qué diablos me pasa? Me levanto y empiezo a caminar por la habitación como una loba enjaulada ¡Qué irónico! Si lobos es lo que hay en este lugar y hasta para escoger. Me imagino a Ónix transformado en lobo, ¿de qué color será? ¿Lo habré visto antes? Y vuelvo a pensar que soy una idiota, él me ha controlado desde que nos conocimos y me ha mentido, tal vez, como lo pensé al principio, sea él el asesino de mi hermana. Pero no mataría a su propio hermano ¿No? Todo esto me está volviendo loca. Entro al vestier de Ónix y descubro una cantidad inusual de ropa de mujer, lo que me parece muy extraño, porque se supone que Ónix hace mucho tiempo dejó de vivir en este lugar y no tiene pareja, o eso es lo que yo creía. — ¿De quién es todo esto? Me acerco y descubro de todo tipo de vestimenta; desde hermosos vestidos de noche, hasta pantalones, camisetas y chaquetas oscuras y doradas, con correas y taches; un poco parecidas al estilo de Alondra y de algunas chicas que he visto en el pueblo. ¡Son guerreras! Me emociono y recuerdo lo sexy que Alondra se veía con vestida de esa manera. Identifico las etiquetas en toda la ropa y por el olor, me doy cuenta de que todo es nuevo ¿Lo han comprado para mí? Dudo un segundo y luego me digo que la madre de Ónix estaba inquieta porque podría enfermarme vestida con una camiseta, así que tomo un pantalón n***o y me pongo una camiseta dorada con un chaleco n***o que se cierra con correas doradas por debajo de mis senos. Me observo en el espejo y me hago una delgada trenza a cada lado de mi cabeza y le recojo con el resto de mi cabello en una coleta. — ¡Sexy! — Sonrío y me pongo algo de rubor, sobre todo delineo de n***o la parte de debajo de mis ojos y me maquillo las cejas y las pestañas e hidrato mis labios. Escucho la puerta de la habitación al abrirse y me vuelvo para observar a un taciturno Ónix. — He encontrado una cantidad indecente de ropa femenina de mi talla, así que he tomado algo prestado. Espero que no te moleste y que no sean de una novia escondida tuya — Le digo y me vuelvo a mirarme en el espejo. Estoy muy feliz con mi nuevo estilo y no quiero discutir. — Ven acá — De improviso, Ónix me gira y toma mi cara entre sus manos. Sin darme tiempo para reaccionar, posee mi boca de una forma salvaje y dominante. Me empuja contra el espejo y profundiza el beso, pegando su grande y musculoso cuerpo contra el mío. Pienso en apartarlo, pero la idea desaparece en el momento en el que mi pelvis hace contacto con la suya y en mi interior siento como si enjambre de abejas danzaran devastando con todo a su paso. ¡Oh por Dios! ¡Este hombre me está succionando el cerebro y todo mi interior! Termino por rodear su cintura y responder a su beso de la misma forma, con salvajismo y necesidad y por un instante siento como si estuviera en el mismo cielo. Ónix empieza a desabrochar mi chaleco y mis manos traviesas levantan su camisa y tocan su febril cuerpo, su textura me excita y aprieto mis dedos contra su cuerpo intentando fusionarme con él. Soy consciente de lo que sucede y de las estupideces que estoy pensando y haciendo. — ¡No me toques! — Lo empujo, pero estoy segura de que no tengo la suficiente fuerza para alejarlo. Sin embargo, Ónix se aparta de mí y deja sus manos a cada lado de mi cara y me mira a los ojos. — Y tú no vuelvas a desafiarme delante de los míos — Me habla con frialdad. —Yo puedo defenderme sola, así que gracias. Tu poder de alfa me tiene sin cuidado — Lo hablo de la misma manera, no va a intimidarme. — Nala, no me hagas perder la paciencia. Tú y yo vamos a casarnos y tendremos un hijo como lo dice la profecía, sabes quién soy, así que no tengo necesidad de ocultarte nada — Me dice y el fuego en su mirada estremecen mi cuerpo. — ¿Qué estupideces estás diciendo? ¿De qué profecía y de qué hijo hablas? — Le grito y vuelvo a empujarlo, pero a pesar de que utilizo toda la fuerza que puedo, no logro moverlo del lugar. — Hablo de Amara y del alfa Ónix — Me llevo la mano al vientre y siento de nuevo el vacío de Amara por perder a su hijo. — No entiendo lo que dices, eso nunca pasó, solo estaba en mi mente — Frunzo el ceño, porque al parecer, Ónix sabe que es lo que me está sucediendo. — Sucedió, hace siglos y al parecer, yo soy un descendiente del alfa Ónix — Me dice y la seriedad de su mirada me hacen ser consciente de que cree lo que está contándome. — Déjame respirar — Le pido y él se aleja de inmediato. Me llevo la mano a mi pecho, donde mi corazón late acelerado. Si la historia entre Amara y Ónix es verdadera, entonces lo que me pasó con el hombre sin esencia también lo es. ¡Oh por Dios! ¡Va a quemarme! Empiezo a respirar con dificultad, sabía que algo extraño estaba pasando, porque de un momento a otro escuchar a Ónix en mi mente y luego tuve una conversación con él en mi casa después de descubrir que era un hombre lobo y pensar que moría quemada. He tenido sueños, ausencias, me despierto y me encuentro en otro lugar, después de vivir los sueños más realistas del mundo. Al principio pensé que solo estaba estresada y que había proyectado mis sentimientos en Amara y el alfa Ónix, luego pensé en la telepatía y hasta en la clarividencia y ahora, que empiezo a comprobar que es algo más complejo que eso, no puedo respirar. — Nala, siéntate y respira con calma. Sé lo difícil que es aceptar que eres alguien diferente, pero no estás sola, yo estaré siempre a tu lado — Me dice Ónix y me obliga a sentarme sobre la cama. — No quiero nada de esto, no quiero casarme. Ni siquiera te gusto — Le digo intentando encontrar una salida desesperada. — Ninguna mujer me hace reaccionar como lo haces tú, Nala — Levanto la mirada ante su respuesta y me muerdo el labio inferior. Solo quiere que yo acepte su insólita propuesta, por eso me dice ese tipo de cosas. — Amara era el nombre de mi madre — Susurro y observo a Ónix, lo sabe. Su expresión lo dice todo — Ya lo sabías, por supuesto — Me pongo de pie de manera intempestiva y no le doy tiempo a reaccionar. — Luciano lo descubrió — Replica sin explicar nada más. — Hablaste de un hijo ¿A qué te referías? — No voy a dejarme enredar, si Ónix desea que al menos considere su propuesta, debe contármelo todo. — La profecía dice que un alfa y una hechicera, serán destinados y cuando se unan, sus poderes se potenciarán y tendrán un hijo que será un alfa supremo, con los poderes de los dos y será logrará volver a establecer la paz — Me dice y yo lo miro como si estuviera loco. — No soy una hechicera — Respondo de inmediato. Tal vez mi hermana lo hubiese sido, puesto que adoraba las cosas extrañas, lo sobrenatural, las historias de hombres lobos, brujos y todo tipo de seres inmortales. — Lo eres. Te lo he dicho antes y te lo repito ahora, no eres estúpida y sabes que lo eres — Me trueno los dedos y vuelvo a pensar en todo lo que ha pasado en los últimos días. — Vale, digamos que soy una hechicera, has dicho que el alfa y la hechicera deben estar destinados y por supuesto que nosotros no lo estamos, nosotros solo discutimos — Y nos besamos, tocamos y nos metemos mano cada que podemos, pienso mordiéndome el labio. “Tienes razón, a mí me encanta meterte mano cada que puedo” ¡Mierda! ¿He hablado en voz alta? “No lo has hecho, he escuchado tus pensamientos” Me vuelvo a mirarlo al darme cuenta de que Ónix no está moviendo sus labios, como sucedió hace una hora en mi casa. “¿Esto es telepatía?” “Lo es”
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